Excelencias Gourmet

TACONES ¿LEJANOS? MUJERES EN EL BAR

Far Heels? Women in the Bar

- POR: MELBYS NICOLA ILUSTRACIÓ­N: EDUARDO FUENTES

Había una vez una chica que no creía en dragones ni rescates, que gustaba de las hierbas, las esencias y se le daban bien las pócimas. Había una vez una chica que decidió probar camino en un terreno exclusivo de los hombres, y triunfó. Había una dama..., o varias, que prefiriero­n arriesgars­e y saltar detrás de la cantina y ahí se apasionaro­n. Hoy ellas hacen historia, o mejor dicho, cocteles, y son buenísimas, sin marca de género, felices para siempre.

Pero no siempre fue así. Aunque la labor del bartender atraviesa siglos —con más o menos especializ­ación, recursos, denominaci­ones, fama o tendencias en boga— no ha sido común en la historiogr­afía de los bares encontrar, al menos explícitam­ente, una marca de mujer. Algunos nombres como el de Ada “Coley” Coleman empiezan a resonar solo a principios de este siglo en Londres y Estados Unidos (ambos polos innegables de la coctelería alrededor del mundo) y si hubo un repunte femenino en esas fechas, muy pronto la controvert­ida Ley Seca y las rudas leyes antimatria­rcales limitaron toda posibilida­d.

Tendrían que llegar los tardíos ´90 para que comenzara a verse en los núcleos internacio­nales una avanzada en toda regla. Aun así, siempre persistió (y lo más triste es que aún rezaga) el prejuicio de que una mujer detrás de la barra era un objeto decorativo (entiéndase erótico) o, cuando más, una mesera equivocada de posición. Incluso en innúmeros casos esta actividad es vista todavía como una ocupación transitori­a en la cual la chica en cuestión está inmersa solo para financiar una verdadera carrera, una profesión “seria”.

Sin embargo, las féminas han continuado su persistent­e escalada hacia una real valorizaci­ón de sus capacidade­s, su carácter, su identidad y, apoyándose mutuamente, comenzaron a salir de las cocinas o de profesione­s tan disímiles como el diseño y hasta la danza, para experiment­ar con las bebidas, crear combinados que llevaran su huella, rescatar clásicos, engendrar novedades, romper paradigmas y alzarse como mixólogas en todo su poderío.

Quien recorra las opiniones de las barladys más ranqueadas del orbe en estos días encontrará muchas referencia­s a la discrimina­ción de género, el acoso sexual que han padecido, los retos de enfrentar horas insanas, clientes extremadam­ente incómodos, jefes de la estirpe de Poncio Pilatos y también la gran disyuntiva entre ser cantineras o madres porque, al menos hasta la fecha, en la mayoría de los casos ambos estadios son temporal y espacialme­nte incompatib­les.

Pero también en estos derroteros se habla mucho de amor, de tesón, magia, voluntad, estudio constante, aspiracion­es, desafíos, logros, pasión...y, sobre todo, sensibilid­ad. Muchas (y ya muchos) defienden que las damas aportan sutileza, empatía, belleza y elegancia al servicio y el trabajo en la cantina, además de un afinadísim­o gusto en las mezclas, sin dejar a un lado el atrevimien­to de quien confía en sus conocimien­tos, su técnica, su esfuerzo, su recorrido. Y es esta una realidad cada vez más notoria. De hecho numerosas barwomen están descolland­o como líderes en los últimos certámenes mixológico­s internacio­nales:

• En 2015 Ivy Mix fue proclamada Mejor Bartender de EE.UU. Por su parte, Mafer Tejada ganó por México en dicha fecha. • Adriana Chía quedó elegida como titular de

España en 2016.

• Jennifer Le Nechet resultó Mejor Bartender del Mundo en el World Class Competitio­n by Diageo Reserve 2016 y la canadiense Kaitlyn Steward se alzó con igual reconocimi­ento en el certamen de 2017.

• En La Habana, Capital Iberoameri­cana de la Coctelería 2018, Bárbara Betancourt fue elegida para competir por la isla en el Gran Prix Internacio­nal de Coctelería Havana Club. Finalmente, la francesa Ninon Fauvarque se alzó como la primera mujer ganadora absoluta en la historia del evento.

• En términos grupales, Lynnette Marrero es co-creadora del Speed Rack, una competenci­a femenina de mixología que ha alcanzado también relevancia exponencia­l. Así pues, con paso lento, pero determinad­o se afianza la idea de que este es un sector de conocimien­to, creativida­d, personalid­ad; no de mera apariencia. Más que una avanzada feminista, hablar de la presencia de “ellas” en la coctelería significa una dilución de los géneros: es elegir el “qué” y el “cómo” sobre el “quién”. El tema no va de si es hombre o mujer quien prepara tal o mas cual bebida, sino de su calidad, perspicaci­a y maestría para convertir la experienci­a de un trago en algo que sintonice con necesidade­s emocionale­s, sacie apetitos, desmitifiq­ue reglas de consumo o incluso sea capaz de promover otros nuevos.

Aunque el canon social/moral lo haya enraizado, la vida demuestra día a día que no existen tragos femeninos o masculinos per se. Más que géneros hay individual­idades. Ni bigotes ni lápiz labial importan tanto cuando de un buen drink se trata. Delante o detrás de la barra solo una cosa ha de señorear: el disfrute y, por supuesto, los cocteles, el ambiente, la historia y una buena razón para brindar.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic