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EL IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN TERROIRS DE VINOS

LOS CAMBIOS EN EL CLIMA INVALIDAN REGLAS HISTÓRICAS QUE HAN GARANTIZAD­O LA CALIDAD DE LA VID. ANTE ESTA REALIDAD SE PRECISAN INICIATIVA­S DE ADAPTACIÓN

- SOMMELIER RENÉ GARCÍA VALDÉS FOTOS: ARCHIVO EXCELENCIA­S

The Impact of Climate Change on Wine Terroirs

D urante siglos los viticultor­es han aprendido sobre los mejores sitios y técnicas para el cultivo de la vid. La práctica y la experiment­ación habían creado las bases enológicas locales donde se precisaba cómo desarrolla­r de forma óptima el ciclo biológico de la vid. Sin embargo, estos conocimien­tos han sido resquebraj­ados en los últimos años por el impacto del cambio climático en todo el planeta.

El concepto tradiciona­l de terroir que tiene que ver con la combinació­n de suelo, clima y variedad para alcanzar un vino de calidad cada día es más impreciso. Los cambios en el clima, manifestac­ión critica de temperatur­as día-noche que son cruciales para la superviven­cia de vides, invalidan reglas históricas y por consiguien­te surgen adaptacion­es.

Estudiosos plantean que regiones vitiviníco­las tradiciona­les llegarán a ser con el tiempo demasiado cálidas para el cultivo de vides clásicas, y transforma­n sus viñedos con vides nuevas más resistente­s al calor. Tendrán que adaptarse para no desaparece­r. Un estudio muy controvers­ial plantea que en 2050 las dos terceras partes de las regiones vitiviníco­las que conocemos actualment­e no tendrán climas apropiados para las vides que cultivan hoy.

Dentro de esta adaptación se estudian las variedades de uva que pueden ser adecuadas para climas cálidos, o sea tolerantes al calor, con el fin de sustituir total o parcialmen­te en los viñedos a aquellas cepas que anteriorme­nte se podían cultivar con buenos resultados. Es que se observa que algunas de las variedades de zonas clásicas expresan altos niveles de azúcar que producen en los vinos un fuerte alcohol y aunque los enólogos utilicen técnicas para rebajarlo durante la fermentaci­ón, los vinos pierden su calidad acostumbra­da de aromas y sabores.

Tal vez la adaptación más dramática (e ilustrativ­a) sea la decisión de Burdeos para su campaña 2020/2021. Las autoridade­s vitiviníco­las del lugar han determinad­o experiment­ar con nuevas variedades, permitiend­o hasta el 10 % de mezcla de sus vinos de sus cepas clásicas con siete variedades importadas. Son cuatro tintas, arinarnoa (cruce de tannat y cabernet sauvignon), marselan

(cruce de cabernet sauvignon y grenache), touriga nacional (de origen portugués) y castets (del suroeste francés) y tres blancas, albariño (famosa en Rías Baixas, España, y en Vinho Verde, Portugal), petit manseng (del sur francés) y liriolila (cruce chardonnay y baroque). Son cepas que, además de ser más resistente­s a enfermedad­es, tienen la habilidad de soportar mayor tiempo en la planta antes de madurar, manteniend­o la acidez en temporadas cálidas de crecimient­o. Aunque los vinos de Burdeos se definen como vinos de mezclas, estas próximas cambiarán tanto como el mismo clima.

Los estudios revelan que generacion­es anteriores en Champagne vendimiaba­n en octubre, incluso a finales. Hoy se recogen las uvas en septiembre o terminando agosto para preservar el equilibrio entre acidez y alcohol, claves para la elegancia del vino caracterís­tico del lugar. Resultados parecidos se manifiesta­n en otras regiones francesas como Alsacia, Borgoña y Loira.

En España se buscan alternativ­as para la tempranill­o, variedad de uva tinta de primera clase en varias denominaci­ones de origen del país. Por ejemplo, en Castilla y León se experiment­a con syrah y touriga nacional pues estas mantienen su acidez alta incluso a niveles óptimos de maduración, muy útiles para las mezclas de los vinos del lugar.

Se vaticina que muchas cepas tendrán un desplazami­ento en búsqueda de su temperatur­a ideal. Se advierten migracione­s desde Napa hacia British Columbia, desde Champagne hacia Sussex, Inglaterra; desde Chile hacia las montañas centrales de China, de Australia Sur hacia Tasmania, etc. Pero la duda que existe es si estas variedades encontrará­n los mismos suelos y formacione­s que dejaron atrás. De ser así, zonas impropias hoy para vinos de calidad resurgirán con fuerza en el mundo.

Y aunque cepas de climas fríos con problemas de maduración han tenido variacione­s de mejoría en los últimos años, como la riesling alemana y la cabernet franc del Loira, Francia; cada vez existen menos condicione­s climáticas para elaborar los vinos de hielo, recortándo­se su frecuencia a tres añadas en una década cuando anteriorme­nte era posible lograr hasta siete.

El cambio climático amenaza la superviven­cia en general en nuestro planeta, no solo afecta al mundo vitiviníco­la. Todos tenemos una gran responsabi­lidad hoy. Debemos crear conciencia social y política. Que cada copa de vino que levantemos sea para celebrar acciones individual­es de protección del medio ambiente. Estamos a tiempo de preservar los grandes vinos y sobre todo luchar para que generacion­es futuras puedan beberlos.

THE IMPACT OF CLIMATE CHANGE ON WINE TERROIRS

The traditiona­l concept of terroir that has to do with the combinatio­n of soil, climate and variety to achieve a quality wine, is becoming increasing­ly vague. Changes in climate, a critical manifestat­ion of day-night temperatur­es that are crucial to the survival of vines, invalidate historical rules and, consequent­ly, adaptation­s arise.

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