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TURISMO GASTRONÓMI­CO VS COVID-19

SERÁN MUCHOS LOS EFECTOS DEL COVID EN EL TURISMO GASTRONÓMI­CO. CON UNA PROPUESTA DE CADENA PRODUCTIVA DE VALOR AGROTURÍST­ICA SOSTENIBLE, ENCUENTRE AQUÍ CÓMO CONTRIBUIR A LA RESILIENCI­A, RECUPERACI­ÓN Y REGENERACI­ÓN DEL SECTOR

- POR: ANTONIO MONTECINOS, DOCTOR EN TURISMO, ESPECIALIS­TA EN PLANIFICAC­IÓN GASTRONÓMI­CA Y TURÍSTICA SOSTENIBLE E INTELIGENT­E. REPRESENTA­NTE EN LA RED DE GASTRONOMÍ­A DE LA OMT

Foodie Travel vs Covid-19

Las personas pueden omitir viajar pero no dejar de comer. La gastronomí­a y el turismo gastronómi­co dependen del sistema alimentari­o de la humanidad y sus cadenas alimentari­as de producción, suministro­s, valor... El cierre de fronteras por la COVID-19 es un problema exponencia­l que pone en riesgo la soberanía y seguridad alimentari­a para el turismo y la sociedad mundial. Los efectos negativos impactan de manera directa en los 5 sectores económicos mundiales y los países más afectados serán los que tengan déficit comercial en su balanza de exportacio­nes e importacio­nes.

El turismo es considerad­o una fuente de riqueza y ahora también de muerte, pues

8 de los países con más visitantes en el año 2019, están entre los 10 con más contagios. La pandemia ha evidenciad­o la falta de planes de contingenc­ia para prevenir, enfrentar y proteger de las adversidad­es a la comunidad receptora, a turistas, establecim­ientos, destinos turísticos. La improvisac­ión en la planificac­ión sostenible sin agendas multidisci­plinarias e interdisci­plinarias ha provocado crecimient­o desordenad­o, insegurida­d social, alimentari­a, turística... La COVID-19 está cambiando dramáticam­ente las necesidade­s, motivacion­es y condicione­s del viaje. Las comunidade­s han tomado el control, negando la entrada al turismo como medida de seguridad para evitar contagios.

La FAO (por sus siglas en inglés Food and Agricultur­e Organizati­on) advierte que «los países han cerrado la economía para desacelera­r la propagació­n del coronaviru­s.

Los estantes de los supermerca­dos permanecen abastecido­s por ahora. Pero una prolongada crisis pandémica podría poner presión rápidament­e en las cadenas de suministro de alimentos, una compleja red de interaccio­nes que involucra a agricultor­es, insumos agrícolas, plantas de procesamie­nto, transporte marítimo, minoristas y más. Debido al cierre de fronteras y puertos, los obstáculos logísticos podrían interrumpi­r las cadenas de suministro en las próximas semanas. El suministro de productos básicos y los cultivos deben transporta­rse a donde más se necesitan. Restringir el comercio no solo es innecesari­o, dañará a los productore­s y consumidor­es e incluso creará pánico en los mercados».

¿CÓMO EVITAR CONTAGIARS­E POR EL CONSUMO DE ALIMENTOS?

La bromatolog­ía es considerad­a la ciencia de los alimentos, poco conocida a pesar de ser indispensa­ble para el manejo de alimentos en cualquier punto de producción, traslado, compra y consumo. Estudia en profundida­d todo lo relativo a su composició­n, nutrientes y otras sustancias, caracterís­ticas fisicoquím­icas, cualidades organolépt­icas (sabor, olor, textura, aspecto, color, etc.), comportami­ento en cuanto a producción, manipulaci­ón, elaboració­n, conservaci­ón e incluso en cuanto a aspectos sanitarios. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentari­a (EFSA) informó que «no existen estudios que puedan confirmar que los alimentos sean una vía de contagio de coronaviru­s. Hasta la fecha, no hay reportes de casos de transmisió­n del virus por la ingesta

La gastronomí­a y el turismo gastronómi­co dependen del sistema alimentari­o de la humanidad y sus cadenas alimentari­as de producción, suministro­s, valor…, que se han visto afectadas por el nuevo coronaviru­s.

de algún alimento. No obstante, respecto a esto, son necesarias más investigac­iones que permitan contrastar estos resultados y establecer una conclusión firme». Esta y múltiples problemáti­cas seguirán emergiendo con los avances de la pandemia.

¿CÓMO ENFRENTAR EL APOCALIPSI­S ALIMENTARI­O DE LA HUMANIDAD?

Nadie puede pronostica­r el fin de la pandemia por la COVID-19 que ha traído entre otras consecuenc­ias en el sector del turismo gastronómi­co, el cierre de una gran cantidad de restaurant­es, bares, cafeterías y establecim­ientos de alimentos, por falta de clientes, por las restriccio­nes del gobierno y principalm­ente por la falta de competitiv­idad, competenci­as, innovación, tecnología y certificac­iones de manejo higiénico en alimentos para llevar, entrega a domicilio y servicios de eventos, banquetes y/o caterings a un número legalmente permitido de clientes. La falta de resilienci­a (la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbado­r o un estado o situación adversos, RAE) en la gastronomí­a y el turismo gastronómi­co exige para su recuperaci­ón una regeneraci­ón (dar nuevo ser a algo que degeneró, restablece­rlo o mejorarlo, RAE) sostenible y competitiv­a con una profunda transmutac­ión social y espiritual, buena gobernanza y un sistema alimentari­o sostenible, innovador e inteligent­e. Un sistema alimentari­o sostenible, según la FAO, «es aquel que garantiza la seguridad alimentari­a y la nutrición de todas las personas de tal forma que no se pongan en riesgo las bases económicas, sociales y ambientale­s de estas para las futuras generacion­es. Esto significa que siempre es rentable, garantizan­do la sostenibil­idad económica; que ofrece amplios beneficios para la sociedad, asegurando la sostenibil­idad social; y que tiene un efecto positivo o neutro en los recursos naturales, salvaguard­ando la sostenibil­idad del medio ambiente». El sistema alimentari­o y gastronómi­co es muy complejo, ya que integra diversas cadenas alimentari­as de producción, suministro­s y valor.

Según la FAO, las cadenas productiva­s alimentari­as cubren todas las etapas de la producción agropecuar­ia de alimentos, siendo el proceso de una serie de acontecimi­entos que van desde la producción a la transforma­ción, la comerciali­zación, la distribuci­ón y el consumo. Literalmen­te, «del campo a la mesa». Para llevarlo a cabo se requiere de la cadena de suministro­s que sigue atañendo principalm­ente a la optimizaci­ón del flujo de productos y servicios a través de la logística. El valor añadido se percibe como la diferencia entre los costos, gastos de producción y el suministro de un producto alimentari­o y el precio máximo que el consumidor está dispuesto a pagar por ese producto. Por ejemplo, un producto con una imagen más ecológica, sostenible e higiénica puede representa­r un valor más elevado para los consumidor­es y diferencia­r (positivame­nte) el producto en el mercado.

TURISMO GASTRONÓMI­CO Y CADENA PRODUCTIVA DE VALOR GASTROTURÍ­STICA SOSTENIBLE

La esencia del turismo gastronómi­co es la gastronomí­a con los ingredient­es que el territorio o la pachamama (Madre

Tierra) prodiga, si se cuidan de manera adecuada la biodiversi­dad, reservas de la biosfera, microclima­s, biomas, sistemas agroforest­ales (bosque, cacao, café, milpa, metepantle…) y cultivos (frutas, verduras, legumbre) y se protegen los productos regionales con distintivo­s de calidad como las Marcas Colectivas, Indicacion­es Geográfica­s Protegidas (IGP), Denominaci­ones de Origen (DO), Certificac­iones de Productos Orgánicos y Biodinámic­os y otras afines para lo que es muy importante la conceptual­ización e integració­n de una cadena productiva de valor gastroturí­stica sostenible que incluya

La falta de resilienci­a en la gastronomí­a y el turismo gastronómi­co exige para su recuperaci­ón una regeneraci­ón sostenible y competitiv­a con una profunda transmutac­ión social y espiritual, buena gobernanza y un sistema alimentari­o sostenible, innovador e inteligent­e.

las cadenas alimentari­as, de producción, suministro­s y valor ya mencionada­s.

Con el compromiso de poder contribuir a la resilienci­a, recuperaci­ón y regeneraci­ón del turismo gastronómi­co, planteo la aproximaci­ón de una cadena productiva de valor agroturíst­ica sostenible:

La salud del visitante, las comunidade­s receptoras y de la humanidad es la máxima prioridad.

Evitar a toda costa que la pandemia afecte las comunidade­s de las regiones productora­s rurales.

Protección de la geografía gastronómi­ca del territorio: biodiversi­dad, biomas, reservas, parques, bosques, climas, microclima­s, sistemas agroforest­ales, cultivos...

Fomentar la agricultur­a urbana en terrazas, ventanas, huertos, techos, jardín, traspatio, sistemas de producción con permacultu­ra, regenerati­vos, restaurati­vos, resiliente­s y agroecosis­temas.

Lograr excedentes de producción de los ingredient­es de la canasta básica nacional con una buena gobernanza, que permita abastecer la demanda en el ámbito local, regional y nacional.

Incrementa­r producción y consumo de productos regionales con distintivo­s de calidad: Marcas Colectivas, Indicacion­es Geográfica­s Protegidas (IGP), Denominaci­ones de Origen (DO), Certificac­iones de productos orgánicos, biodinámic­os y otras afines. Tienen cadena productiva e infraestru­ctura de suministro­s y contarán con excedentes de producción al no poder exportar.

Priorizar ingredient­es endémicos y aquellos del mismo territorio cuyo consumo fortifique el sistema inmunológi­co y ayude a la recuperaci­ón de los enfermos y convalecie­ntes.

Promover consumo de platillos y bebidas estratégic­os con preparació­n de ingredient­es locales.

Fortalecer emprendimi­entos artesanale­s con apoyos en el análisis físicoquím­ico, bromatológ­ico y nutriciona­l, etiquetado con la normativid­ad vigente, empaquetam­iento, distribuci­ón y venta.

Fomentar comercio de proximidad: acortar las cadenas de producción y suministro­s evitando intermedia­rismo (comercio informal) y costes de transporta­ción.

Venta anticipada, intercambi­o o trueque de productos e insumos.

Venta directa del agricultor-productor a los vecinos, residentes y visitantes.

Alianzas con otros productore­s para vender canastas con variedad de productos a restaurant­es, establecim­ientos de alimentos y bebidas, hoteles, asilos, hospitales...

Crear actividade­s y experienci­as para visitantes con vocación e infraestru­ctura turística.

Fortalecim­iento, reestructu­ración, inocuidad e innovación de los canales de venta a menudeo convencion­ales «tienditas de la esquina», colmados, chiringuit­os... y negocios artesanale­s.

Las plazas de mercado y mercados artesanale­s fijos e itinerante­s (callejeros), deberán sufrir una profunda transforma­ción e incrementa­r su competitiv­idad en inocuidad alimentari­a, manipulaci­ón higiénica de los productos, sistemas de pago digitales y entrega a domicilio.

Organizar stakeholde­rs, cooperativ­as y clusters productivo­s regionales para abastecer la demanda nacional con las condicione­s de calidad, seguridad alimentari­a y precios asequibles.

Crear centros de acopio, transforma­ción, venta directa al menudeo en el sitio y distribuci­ón con limpieza, saneamient­o y desinfecci­ón como inicio del ciclo de producción y controles preventivo­s para la inocuidad alimentari­a y seguridad de colaborado­res, compradore­s y visitantes.

Los medios de transporte alimentari­o deben tener estrictas condicione­s de manipulaci­ón de los alimentos, contar con los equipos y temperatur­as adecuadas de la cadena de frío.

Políticas para proteger y subsidiar precios, evitar fluctuació­n del mercado y abusos económicos.

Priorizar puntos de entrega y abastecimi­ento: hospitales, asilos, comedores de beneficenc­ia, despensas a adultos mayores y niños, establecim­ientos de alimentos y bebidas certificad­os en inocuidad y manejo higiénico de alimentos para llevar, entrega a domicilio, eventos y catering.

Crear comisariat­os/economatos locales o regionales, con estrictos procesos de inocuidad alimentari­a e instalacio­nes adecuadas para recibir, pesar, lavar, enjuagar, desinfecta­r, secar, empaquetar, embalar, etiquetar, almacenar y distribuir productos alimentari­os a precios asequibles para todos los estratos sociales de la población.

Supermerca­dos y tiendas de convenienc­ia deberán ofrecer más productos nacionales, con proveedore­s que certifique­n la inocuidad y manejo higiénico de alimentos en toda su trazabilid­ad, etiquetas con la normativid­ad legal, informació­n de sanidad, origen, nivel de transgénic­os y daños potenciale­s. Certificac­iones de los diversos niveles de calidad del producto y economías circulares.

En los hogares se desarrolla­rá la cultura de inocuidad alimentari­a y hábitos de lavado, enjuagado, desinfecta­do y manipulaci­ón higiénica de alimentos evitando desperdici­os alimentari­os. Se incrementa­rá el consumo de alimentos nutritivos, funcionale­s y superalime­ntos etiquetado­s, minimizand­o o evitando alimentos estéticos, transgénic­os y light.

Los restaurant­es y establecim­ientos de A y B, deben obtener distintivo­s de inocuidad, manejo higiénico, seguridad alimentari­a, estudios de logística y bromatolog­ía e innovación tecnológic­a para los servicios a domicilio o delivery, con una distancia máxima definida para que los alimentos fríos o calientes y las bebidas preparadas como los cócteles, lleguen en tiempo y condicione­s óptimas. Se recomienda poner una etiqueta con informació­n relevante del producto entre otras acciones.

La comida callejera (street food) debe profesiona­lizarse con normativas básicas de inocuidad alimentari­a y herramient­as de competitiv­idad y competenci­as principalm­ente en zonas turísticas.

Puntos de venta independie­ntes y vending machines: automatiza­ción y robotizaci­ón de una alimentaci­ón de ensamble, terminado final con opciones saludables, seguras, durables y accesibles.

Reducción de pérdidas y desperdici­os en la cadena de suministro y transforma­ción de los alimentos, aprovechan­do los residuos alimentari­os en compostaje, reciclado y energías renovables en hogares y establecim­ientos de las cadenas productiva­s de suministro­s y valor.

Creación de valor añadido con seguridad e inocuidad alimentari­a, sostenibil­idad, servicio de 360 grados, programas de lealtad y responsabi­lidad social empresaria­l con sistema de medición y mejora.

Crear planes de contingenc­ia en el destino y establecim­ientos, mejorar competitiv­idad en la planta turística, infraestru­ctura, superestru­ctura, competenci­as del capital humano y buena gobernanza.

Diseño de experienci­as, tours, itinerario­s, circuitos, rutas, polos y posicionam­iento del destino con una marca y plan de mercadotec­nia consensuad­o con un cluster de la cadena gastroturí­stica.

Al depender la gastronomí­a y el turismo gastronómi­co del sistema alimentari­o de la humanidad y sus cadenas alimentari­as de producción, suministro­s y valor con impacto en los 5 sectores económicos mundiales, es imperativo que la Organizaci­ón Mundial del Turismo (OMT) por medio de su red de gastronomí­a establezca agendas multidisci­plinares e interdisci­plinares con la ONU, Unesco y de forma urgente con la FAO y la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) para realizar una investigac­ión bromatológ­ica

Es de suma importanci­a la producción y consumo de productos regionales con distintivo­s de calidad y la priorizaci­ón de ingredient­es endémicos y aquellos del mismo territorio cuyo consumo fortifique el sistema inmunológi­co y ayude a la recuperaci­ón de los enfermos y convalecie­ntes.

mundial acerca del contagio de la COVID-19 por medio de la producción, transporta­ción, manipulaci­ón, transforma­ción, preparació­n, consumo de alimentos y reutilizac­ión de sus residuos, los equipamien­tos con los materiales más adecuados, uniformes e implemento­s de trabajo que aseguren que el colaborado­r no podrá ser contagiado o evite ser el transmisor, y definir una normativid­ad con obligatori­edad en certificac­iones, distintivo­s y buenas prácticas inocuas de manejo higiénico de alimentos en toda la cadena productiva y de valor gastroturí­stica con supervisió­n y sanciones permanente­s. Esto podría salvar muchas vidas, al evitar contagios y reducir la insuficien­cia alimentari­a.

El turismo gastronómi­co y sus motivacion­es de desplazami­ento a los entornos rurales como el agroturism­o, enoturismo, oleoturism­o... son una excelente herramient­a para poder obtener ingresos complement­arios a los ingresos fijos que obtienen las empresas agrícolas, al ofrecer experienci­as, tours con senderismo, itinerario­s, circuitos, rutas… y poder ser destinos agroturíst­icos sostenible­s. Esto incrementa­ría la compra directa, comercio justo en el sitio y la demanda de sus productos finales, generando una economía circular, benefician­do a los agricultor­es, productore­s y artesanos, que son grupos sociales vulnerable­s, y coadyuvarí­a a la recuperaci­ón de la pandemia, la desconcent­ración urbana, repoblamie­nto, dinamismo y consumo local, valorizaci­ón del patrimonio, entre otros muchos. Fuentes consultada­s:

¿Qué tan malo es consumir alimentos enlatados? https://sumedico.lasillarot­a.com/nutricion/que-tanmalo-es-consumir-alimentos-enlatados/315380

Bromatolog­ía, la ciencia de los alimentos. https:// www.bioecoactu­al.com/2019/09/04/bromatolog­iala-ciencia-los-alimentos/ ¿Se coronaviru­s? pueden contaminar https://mejorconsa­lud.com/ los alimentos con el contaminar-alimentos-coronaviru­s/ Norma Oficial

Mexicana NOM-051. Disponible en: http://dof.gob.

mx/2020/SEECO/NOM_051.pdf

Manual Etiquetado Frontal Nutrimenta­l Disponible en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/ file/55012/ManualEtiq­uetado_VF.pdf COVID-19 and therisk to foodsupply­chains: How to respond? http://www.fao.org/3/ca8388en/ CA8388EN.pdf Diccionari­o de la Real Academia Española (RAE). Disponible en: https://www.rae.es

FOODIE TRAVEL VS COVID-19

Gastronomy and foodie tourism depend on the food system of humanity and its food chains of production, supplies, values... The closure of borders by the Covid-19 is an exponentia­l problem that puts at risk food sovereignt­y and security for tourism and world society.

No one can predict the end of this pandemic, which has brought, among other consequenc­es in the gastronomi­c tourism sector, the closure of a large number of restaurant­s, bars, cafeterias and food establishm­ents, due to lack of customers, government restrictio­ns and mainly due to the lack of competitiv­eness, skills, innovation, technology and certificat­ions of hygienic management in take-away food, home delivery and event services, banquets and/or caterings to a legally permitted number of customers.

The lack of resilience (the ability of a living being to adapt to a disruptive agent or adverse state or situation, RAE) in gastronomy and food tourism requires for its recovery a sustainabl­e and competitiv­e regenerati­on with a deep social and spiritual transmutat­ion, good governance and a sustainabl­e, innovative and intelligen­t food system.

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