MENOS DESPERDICIO, MÁS ALIMENTOS
EL DESAFÍO DE GESTIONAR RESPONSABLEMENTE LOS RECURSOS NATURALES Y GARANTIZAR LA MAYOR DISPONIBILIDAD DE ALIMENTOS PARA TODOS, COMIENZA EN LA NECESIDAD DE APROVECHAR AL MÁXIMO NUESTROS RECURSOS; DE CÓMO DISMINUIR EL DESPERDICIO Y PÉRDIDA DE ALIMENTOS ENTÉRESE AQUÍ
Excedentes de productos que no se aprovechan, frutas y verduras descartadas por su aspecto, alimentos olvidados en las neveras, porciones de comida mal calculadas… Las evidencias de la pérdida y el desperdicio alimentario difieren desde la cosecha hasta el momento de consumo, aunque en todos los casos apuntan a una realidad: el desafío de gestionar responsablemente los recursos naturales y garantizar la mayor disponibilidad de alimentos para todos. A escala mundial las estadísticas son alarmantes, pues cada año se pierde o desperdicia alrededor de un tercio de la producción alimentaria para el consumo humano, lo que representa más de 1 000 millones de toneladas. Con el propósito de visibilizar esta problemática y sumar esfuerzos que contribuyan al cambio, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 29 de septiembre como Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Junto a la declaración de la fecha, el interés internacional por mitigar el despilfarro de recursos se evidencia también en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones
Unidas. Específicamente la meta 12.3 de los ODS requiere, de aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores; así como disminuir la pérdida de alimentos en las cadenas de producción y suministro, y con posterioridad a la cosecha. La búsqueda de soluciones para lograr este objetivo podría generar necesarios avances respecto a otras urgencias, entre ellas el aumento de la productividad y el crecimiento económico, la mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición; y la sostenibilidad medioambiental, principalmente al aliviar la presión sobre la tierra y el agua y restringir las emisiones de gases de efecto invernadero.
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Sobre todo ahora, que la sociedad mundial vive los efectos de la crisis sanitaria causada por la COVID-19, es prioritario reducir al mínimo la pérdida y el desperdicio a lo largo de la cadena alimentaria. Tal como se percibe en el sector de la restauración, los retos derivados de la pandemia requieren de prácticas cada vez más comprometidas con una gastronomía sostenible, saludable, solidaria y satisfactoria; una nueva forma de entender nuestra relación con el planeta donde la voluntad común, al menos en las cocinas, sea que nada sobre.
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Fuente de los datos utilizados: FAO, 2019. El estado mundial de la agricultura y la alimentación. Progresos en la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos. Roma