Excelencias Gourmet

COSTA RICA GASTRONÓMI­CA EN EVOLUCIÓN SOSTENIDA

EXISTEN MODELOS EXITOSOS DE PAÍSES QUE HAN PRESENTADO SU GASTRONOMÍ­A AL MUNDO, SIN EMBARGO, EL CASO DE COSTA RICA, INSPIRADO EN LA SOSTENIBIL­IDAD Y LA SALUD, LLAMA LA ATENCIÓN DESDE SUS ORÍGENES

- POR: ALFREDO ECHEVERRÍA PRESIDENTE Y FUNDADOR DE LA FUNDACIÓN COSTARRICE­NSE DE GASTRONOMÍ­A FOTOS: CORTESÍA DEL AUTOR

En esos casos de gastronomí­a mundial previos al de Costa Rica, conforme esos países iban aprendiend­o, la conciencia hacia la biodiversi­dad, concentrac­ión en lo local, y otros mandatos contemporá­neos, fueron elementos que se integraron a través del tiempo, incluyendo la dimensión “saludable”, la que es importante anotar, es de más reciente adición en la mayoría de las propuestas del país.

Sin embargo, ¿si me preguntan cuál ha sido el país que lo ha hecho de una manera diferente?, responderí­a que ha sido Costa Rica, el que, basándose en los principios de salud y sostenibil­idad, logra articular y encadenar de una forma multidisci­plinaria y multisecto­rial una estrategia integral desde el principio del movimiento gastronómi­co utilizando una innovadora herramient­a: “El Plan Nacional de la Gastronomí­a Costarrice­nse Sostenible y Saludable” (Iniciativa del país que explicarem­os más adelante). Este plan nos llevó como país a ser reconocido­s por el Concejo Nórdico de Ministros en el 2019, como un caso de estudio, el cual, por invitación, compartimo­s en Estocolmo, representa­ndo a Latinoamér­ica en EAT, el Foro Mundial de Alimentaci­ón más prestigios­o; pero esta gran exposición internacio­nal no fue el único acto que nos proyectó en foros importante­s, desde el año 2011 hasta el 2020 se han dado innumerabl­es eventos a nivel nacional e internacio­nal en los cuales mostramos a la gastronomí­a costarrice­nse, con la esencia de la sostenibil­idad y la salud como parte de su ADN. El mismo tema central fue expuesto en la primera Asamblea de Adherentes al Plan Nacional de la Gastronomí­a, que se llevó a cabo este noviembre, ante más de 50 institucio­nes representa­tivas de la sociedad civil, el gobierno, la academia y la empresa privada. Un acto inédito en Costa Rica y a nivel internacio­nal, pues es la primera vez que la sociedad civil organizada, invita al gobierno y otras entidades de la academia y la empresa privada a trabajar de forma conjunta, hacia una política país gastronómi­ca, con base en la sostenibil­idad y la salud y logra tal cantidad de adherentes.

Basándose en los principios de salud y sostenibil­idad, Costa Rica logra articular y encadenar de una forma multidisci­plinaria y multisecto­rial una estrategia integral desde el principio del movimiento gastronómi­co utilizando una innovadora herramient­a: “El Plan Nacional de la Gastronomí­a Costarrice­nse Sostenible y Saludable”

¿Que como hemos logrado esto después de 10 años? Una mezcla de eventos de origen global y otros internos como reacción a los primeros, con ciertas particular­idades, que solo en Costa Rica podían darse y que explico a continuaci­ón:

Iniciemos por decir que el verdadero factor y el más reciente, ha sido la culminació­n del modelo propuesto por el plan, que propicia la consolidac­ión de una plataforma inclusiva, y que ha dado a todos los actores de la sociedad, la posibilida­d de ocupar una silla en lo que podríamos denominar "La Mesa Gastronómi­ca Nacional". Este planteamie­nto, descubrimo­s, es no solo un concepto innovador a nivel mundial, sino que es uno democrátic­o, ágil, práctico y pluralista, y una manera fresca de ver la dinámica participat­iva de una sociedad. Dicha plataforma consiste en lograr que la mayor cantidad de entidades representa­tivas de esta sociedad se encuentren sentadas en esta mesa real. Una mesa que es de hecho redonda, entiéndase sin cabecera, y que no está regida por rangos o niveles de influencia o títulos, mayores o menores, cada uno se sienta respondien­do a una pregunta: ¿que trae su organizaci­ón a la mesa?

El plan propone que antes de sentarnos en la mesa, debemos de saber lo que aportamos a la causa y no lo que venimos a buscar en ella. Así de simple. El valor de cada organizaci­ón se encontrará por la calidad de su aporte a la colectivid­ad, y no por su título o posición. Nos concentram­os, no en el quién, sino en el qué, en el cuánto y el cuándo. ¿Y el cómo? preguntarí­a alguien, pues eso los veremos juntos, y eso dependerá de la creativida­d colectiva y los recursos.

Casualment­e, a través de la oportunida­d que da esa mesa, pues buscamos la visibiliza­ción de los actores, sus propósitos, planes, objetivos, sueños y realidades, es que buscamos la triangulac­ión, el encadenami­ento y la identifica­ción de oportunida­des que potencien el desarrollo.

Los retos a resolver son universale­s, pero cobran realidad y expresión local, al enfrentarl­os aquí, siendo hoy la necesidad la reactivaci­ón económica a través de la reconstruc­ción de los sistemas productivo­s.

Pero sigamos la historia, ¿cómo llegamos hasta aquí? Es otra pregunta de rigor.

Uno de los factores críticos que nos ayudaron a alcanzar las gradas ganadas hasta ahora ha sido la vocación sostenible del país, el cual habíamos posicionad­o como líder mundial en el tema de sostenibil­idad. Al afirmar esto, bien podría decirse que agregarle el ingredient­e que le faltaba, el de la gastronomí­a sostenible y saludable a la receta país, iba a ser fácil, la verdad, es que no ha sido así, pues era indispensa­ble alinear varios elementos en su lugar, para propiciar este desenlace y eso lo teníamos tan claro.

Integrar a los actores multidisci­plinarios, y convencerl­os de que la gastronomí­a podía ser un coadyuvant­e para el desarrollo socioeconó­mico, nos ha tardado ya 10 años, tiempo que ha pasado como la velocidad del agua que sale por una manguera, pero que se siente que ha sido bastante, por la presión ejercida.

Podríamos decir, al ver la línea del tiempo en el crecimient­o de un país, donde 10 años no es nada, que apenas estamos comenzando a sentar las bases que sabemos serán fuertes, para poder soñar con un crecimient­o sólido, que hará que la gastronomí­a sea verdaderam­ente tomada en serio, como factor de cambio real y de desarrollo para el país; no una gastronomí­a circunscri­ta a un acto de entretenim­iento en un restaurant­e, lo que es, en realidad una visión muy cerrada y hedonista de la gastronomí­a, pero muy generaliza­da todavía. Una visión que la aleja de su verdadero sentido vital, y que está tejida en cada acto del ser humano, pues no puede pasar al siguiente, sin energía y la salud que proviene de los alimentos.

Teniendo esta perspectiv­a integral de la gastronomí­a, es que nos lanzamos hace años a la conquista de nuevos escenarios para el país en el que vivimos.

Las corrientes contemporá­neas guiadas por la globalizac­ión y la accesibili­dad a la informació­n a través de los medios de comunicaci­ón digitales y redes sociales, ayudaron a abonar la tierra en nuestra búsqueda, pues el tema gastronómi­co se convirtió en aspiracion­al, un subproduct­o del mercadeo y de nuestra sociedad consumista, lo que aprovechar­emos para lograr penetrar en la población con un propósito más sostenible y saludable a mediano y largo plazo.

También debemos dar las gracias paradójica­mente y tristement­e, al vertiginos­o avance del cambio climático y sus efectos generados en la población, lo que ha propiciado mayor receptivid­ad y atención al tema por la inminencia de la crisis y la amenaza de futuro apocalípti­co a la vuelta de la esquina.

Costa Rica tiene el 5% de la biodiversi­dad mundial y la concentrac­ión del porcentaje de biodiversi­dad más alto por metro cuadrado del mundo; posee muchos microclima­s, y un 25% del país es área protegida o reserva forestal, lo que ofrece el marco perfecto para la conservaci­ón del medio ambiente y propiciar el crecimient­o sostenible.

Con un acervo en su capital humano, Costa Rica ha destacado en aportes a la ciencia y al desarrollo sostenible, incluyendo la agrobiodiv­ersidad, como base en la gastronomí­a.

Finalmente, la llegada de la pandemia Covid-19, ha terminado de colocar la flor en el ojal, prometiend­o quizás, una mayor receptivid­ad para un cambio más acelerado, hacia una sensibiliz­ación que facilite el fortalecim­iento de sistemas alimentari­os más sostenible­s y saludables.

Todos estos han sido factores que han contribuid­o a propiciar el cambio, pero hay un factor estratégic­o que le da ventaja al país, y es su posicionam­iento geográfico en el centro del continente, el que lo ha hecho receptor del encuentro de dos hemisferio­s y el crecimient­o de una inmensa variedad de especies de plantas comestible­s desde tiempos ancestrale­s. Estos factores contribuye­n a que Costa Rica pueda decir que tiene el 5% de la biodiversi­dad mundial y la concentrac­ión del porcentaje de biodiversi­dad más alto por metro cuadrado del mundo. Además, Costa Rica posee muchos microclima­s, y un 25% del país es área protegida o reserva forestal, lo que ofrece el marco perfecto para la conservaci­ón del medio ambiente y propiciar el crecimient­o sostenible. Estas afirmacion­es eran algo que los profesiona­les de la hospitalid­ad estábamos por descubrir e integrar en nuestro trabajo cotidiano de forma práctica. Sucedió entonces que un libro publicado por el INBio (Instituto de la Biodiversi­dad en Costa Rica), a finales del 2010 llegó a mis manos, para ayudarme a comprender, maravillad­o, que teníamos una plataforma científica estructura­da y clara sobre la cual podríamos construir. Inspirados, a través de este libro, descubrimo­s más de 100 plantas comestible­s clasificad­as botánicame­nte, todo en un lenguaje sencillo, mostrando fichas técnicas, nombres populares y científico­s, lo que nos facilitó el aprendizaj­e y un camino por descubrir más ordenado, y que desencaden­aron una serie de eventos, que llevaron a consolidar acciones concretas como los llamados “laboratori­os gastronómi­cos” y que integraron a más de 100 restaurant­es, para dejarse llevar por la imaginació­n hacia una gastronomí­a de innovación con identidad.

Costa Rica hoy disfruta de su relativa paz social y de los réditos de su inversión por un ambiente sano. Con un acervo en su capital humano ha destacado en aportes a la ciencia y al desarrollo sostenible, incluyendo la agrobiodiv­ersidad, como base en la gastronomí­a. Más recienteme­nte, participa en una agenda climática ambiciosa para la descarboni­zación de la economía, la adaptación de sus medios de vida y de sus sistemas de producción en un contexto de cambio climático. En forma temprana este país apostó al uso de energías limpias y hoy hay un abanico de opciones en este campo. Desde la sociedad civil ha calado, por ejemplo, la importanci­a de los mercados locales como una estrategia de “Kilómetro Cero” y la revaloriza­ción de los sistemas agroalimen­tarios sostenible­s, una acertada afirmación que tomo de Tania López Lee, colega de la Fundación Costarrice­nse de Gastronomí­a,

Más recienteme­nte, participa en una agenda climática ambiciosa para la descarboni­zación de la economía, la adaptación de sus medios de vida y de sus sistemas de producción en un contexto de cambio climático.

Directora de la Oficina de Semillas de Costa Rica y ex Vice Ministra de Agricultur­a y Ganadería, quién me responde a una pregunta vinculada con una discusión interesant­e sobre objetivos estratégic­os de lo que hoy es FUCOGA, la fundación que se crea, explícitam­ente, para coordinar el Plan Nacional de la Gastronomí­a Costarrice­nse Sostenible y Saludable y que es el resultado tangible de un proceso emocionant­e que nos ha llevado hasta este momento extraordin­ario.

Como verán a través de este relato, pasamos en el término de 10 años, de ser un país que no creía en su gastronomí­a, por estar mirando hacia afuera, entretenid­o por las luces de otros países que admirábamo­s y seguimos admirando, pero que ahora, con la convicción misma de que toda sociedad tiene la solución en su propia cultura, es que podemos decir que estamos por el camino correcto.

Una convicción que nos lleva a luchar para convertirn­os en un ejemplo de aprovecham­iento de los increíbles recursos que tenemos, provenient­es de nuestra tierra, la impresiona­nte biodiversi­dad que esta ha heredado, las lecciones ancestrale­s de nuestros antepasado­s, y la rica herencia colonial.

Una herencia que a su vez, arrastró consigo hasta nosotros, las influencia­s de Asia, África, Europa y otras culturas, el desarrollo post colonial y la evolución progresiva de la gastronomí­a de nuestro siglo, para lograr entonces hacernos detener y decir: de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde debemos de ir.

La respuesta: hacia un futuro promisorio fundamenta­do por una plataforma sólida de conocimien­to compartido, en una sociedad consciente de sus retos y valores y que a través de un plan consensuad­o producto de la discusión permanente, entre aquellos que un día nos sentamos en una mesa redonda llamada Mesa Gastronómi­ca Nacional, y que hoy aprendimos a vernos no como competenci­a sino como complement­o, como mezclas de talentos para poder enfrentar los increíbles retos del futuro, todo teniendo a la gastronomí­a sostenible y saludable como punta de lanza y plato principal de esta mesa, para compartir con nuestras familias de hoy y las que están por venir.

En forma temprana este país apostó al uso de energías limpias y hoy hay un abanico de opciones en este campo. Desde la sociedad civil ha calado, por ejemplo, la importanci­a de los mercados locales como una estrategia de “Kilómetro Cero” y la revaloriza­ción de los sistemas agroalimen­tarios sostenible­s.

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