Excelencias Turísticas del caribe y las Américas
LUGAR CON ENCANTO
GRACIAS A LAS PRÁCTICAS SOSTENIBLES Y UNA GESTIÓN INTELIGENTE, ESA ETNIA MAYA HA ELEVADO LAS POTENCIALIDADES DE LA MODALIDAD DE TURISMO COMUNITARIO Y DE NATURALEZA, QUE HA TENIDO UN GRAN REPUNTE EN ESA ZONA
Lacandones en Chiapas, guardianes ecológicos
La Selva de Chiapas ha logrado detener de forma importante la devastación forestal. En esa ardua e importantísima faena ha tenido mucho que ver la etnia maya lacandona, la cual no rebasa los 500 habitantes y se encuentra principalmente asentada en las comunidades de Metzabok, Naha, Bethel y Lacanja, en Chiapas.
En 2014 se benefició a esa ancestral comunidad, mediante un decreto en el cual se legalizaba oficialmente la posesión de los bienes comunales. Se pensaron estrategias
y concibieron iniciativas que, con apoyo gubernamental, permitieron a los lacandones aprovechar su entorno ecológico y riqueza natural, con el propósito de que atendieran el segmento de ecoturismo comunitario y naturaleza.
Para ello se recurrió a la convivencia e instalación de campamentos dentro de la propia selva lacandona. De esa manera se comenzó a explorar las potencialidades de una modalidad de turismo que ha tenido un gran repunte en esa zona. ¡Quiénes mejor que los propios pobladores de esa comunidad para alcanzar el éxito en ese empeño!
Existen muchas formas de conocer la selva chiapaneca. Sin dudas, una de las más atractivas es hospedarse en un campamento lacandón, comer en familia con los anfitriones, saboreando todas sus tradiciones y, por supuesto, adentrarse en la selva con uno de los expertos guías de esa comunidad. La experiencia es insuperable.
Chiapas se caracteriza por su riqueza natural e histórica. En esa región habitan algunas de las etnias y comunidades más ancestrales de México. Un ejemplo de ello es la zona de Naha, habitada aproximadamente por 300 lacandones en un territorio de 3 847 ha.
Valga aclarar que no todos los lacandones aceptan turistas, pero muchos pobladores han optado por establecer campamentos donde se puede rentar una cabaña que, aunque no cuenta con los servicios de un hotel categoría turística, te permite disfrutar a plenitud de las bendiciones de la madre natura.
En sus comedores se puede disfrutar de un nutritivo desayuno. El menú es muy recomendable y se puede comer o cenar además –es necesario llevar efectivo porque es la única forma de pago. No piense usted que por tratarse de una etnia en plena selva va a comer cosas raras.
Los lacandones, fieles a su tradición, siguen usando su peculiar vestimenta: los hombres usan una túnica blanca por debajo de las rodillas y las mujeres huipil o vestido de colores muy brillantes.
Son atentos y amigables con el turismo. Han aprendido que el cuidado de la selva es una fuente de riqueza no solo natural, sino económica. Por eso se han convertido en expertos al mostrar los tesoros de la flora y fauna selváticas. Recorrer con ellos los senderos, mientras explican con esmero toda la maravilla que se descubre con cada paso, es una verdadera aventura.
Y es que dentro del área lacandona existen 28 tipos de árboles diferentes, que tributan significativamente a la restauración ecológica, aunque los más conocidos son el Garumbo, Colorín, Ceiba, Chicozapote y Caoba, por solo citar algunos. Existe incluso una especie muy curiosa llamada Matapalo o asesino de árboles, perteneciente a las llamadas epifitas, que es como una higuera que cubre al árbol ahogándolo y termina, como su nombre lo indica, matándolo.
Si decide sumarse a una aventura especial no vacile en considerar la tierra de los lacandones como una opción ideal para unas vacaciones distintas y memorables. Esta etnia se ha convertido en fuerte defensora de la naturaleza, tienen excelentes guías y son anfitriones turísticos inmejorables.
Los lacandones han aprendido que el cuidado de la selva es una fuente de riqueza no solo natural, sino económica. Por eso se han convertido en expertos al mostrar los tesoros de la flora y fauna selváticas.