Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

CUADERNO DE VIAJE

INICIAMOS OTRA GIRA POR LA RIBERA MERIDIONAL DE CUBA. LA ETAPA INICIAL DE LA PRIMERA TEMPORADA ARRANCA EN BARACOA, CIUDAD PRIMADA, Y CONCLUYE CON EL ASCENSO AL PICO TURQUINO, LA MAYOR ALTURA DEL ARCHIPIÉLA­GO

- TEXTO: RENÉ TAMAYO FOTOS: VICENTE GONZÁLEZ / LEONEL ESCALONA / ROLANDO PUJOL / ARCHIVO EXCELENCIA­S

Desde el mar a las alturas

Regresamos al camino. Tras el relato en seis entregas de una gira de casi 3 000 km por el litoral norte de Cuba y por ciudades e hitos naturales, históricos y culturales «tierra adentro» —del Cabo de San Antonio a la Punta de Maisí—, desandamos ahora unos 1 000 km por la costa sur.

Contrario a la ribera septentrio­nal, que puede viajarse de este a oeste (o viceversa) por una única calzada con distintos apelativos que popularmen­te se conoce como el Circuito Norte, la meridional —por lo general baja y cenagosa— carece de vial parecido, pero posee

dos tramos largos y hermosos —con un desarrollo cultural y turístico excepciona­l—, que pueden transitars­e longitudin­almente.

El primer circuito está en el oriente. De unos 500 km, nace en la Punta de Maisí, Guantánamo, atraviesa el sur de esa provincia, el de Santiago de Cuba y el de Granma, y llega a Cauto Embarcader­o, desde donde «bajaremos» hacia la ciudad cabecera de esta última jurisdicci­ón: Bayamo.

La otra ruta consecutiv­a, en el centro del país y de similar longitud, avanza desde la capital de la provincia de Sancti Spíritus, pasa por la villa de Trinidad, sigue camino hacia la ciudad de Cienfuegos y Playa Girón; concluye en la Ciénaga de Zapata, Matanzas, pero allí «subiremos» hacia el norte, al balneario de Varadero, para terminar viaje en La Habana.

Las carreteras que atraviesan una y otra geografía responden a diferentes nombres, pero serán nuestro Circuito Sur. La travesía —en auto o casa rodante—, la dividimos en dos temporadas, con par de etapas cada una. Requerirem­os entre 16 y 20 jornadas para cumplirla completame­nte. La podemos hacer en períodos consecutiv­os o en diferentes etapas de la vida.

La fase inicial de la primera temporada de la expedición por el Circuito Sur nos exige cuatro o cinco días. Inicia en Baracoa, se dirige a la Punta de Maisí y continúa por parajes y pueblos de la costa surorienta­l y las ciudades de Guantánamo y de Santiago de Cuba. Finaliza con el ascenso al Pico Turquino.

DE BARACOA A GUANTÁNAMO (DÍA UNO)

Baracoa, Ciudad Primada, fue el «plato fuerte» de la etapa final de la última temporada de nuestra peregrinac­ión por el Circuito Norte, al

igual que la Punta de Maisí y su centenario Faro. Volver a esos lugares para emprender el nuevo trayecto reaviva emociones y depara nuevos descubrimi­entos.

Luego nos enrumbarem­os por el destino «Sur» desde La Máquina, cabecera del municipio de Maisí, el más oriental de Guantánamo. Es un terreno montañoso, agreste, donde predominan los cultivos de café y cacao. Adquirió el nombre en la primera mitad del siglo XX, por una máquina de pelar el grano que entonces se ubicó allí. Anteriorme­nte se le conocía como Gran Tierra. Las terrazas marinas que se avistan desde algunos puntos del lugar son un paisaje único de las islas del Caribe (solo repetible en zonas de Niquero, donde estaremos más adelante).

Se llega al poblado por la Carretera Cajobabo-La Máquina-Punta de Maisí, la que estamos desandando a la inversa. De más de 60 km, con curvas y pendientes pronunciad­as, en el vial destacan las lomas El Guárano y Limones, dos de los puntos finales en Cuba del Corredor Biológico del Caribe.

Tomando hacia la llanura costera meridional, desembocam­os en Punta Caleta y Boca de Jauco, con sus playas de blanca arena y desde donde en mañanas «limpias» pueden verse las montañas de Haití. La zona es parte del Área Protegida Maisí-Caleta, donde un sinnúmero de especies de la flora local y de la fauna endémica y migratoria han logrado «tener la paz» que necesitan.

Arribamos a Playita de Cajobabo. En la noche del 11 de abril de 1895 desembarcó por aquí, para iniciar la Guerra Necesaria, el Apóstol de Cuba, José Martí, quien moriría en combate mes más tarde. Monumento Nacional, es un sitio de veneración.

Ya en Cajobabo entramos a la Carretera Central rumbo a la ciudad de Guantánamo. Hacia el norte, el camino agarra para Baracoa, por el Viaducto de La Farola, una de las Siete Maravillas de la Ingeniería Civil Cubana que nos ha sido esquiva, pero que visitaremo­s en una futura expedición que nos permitirá conocer la Isla Grande a través de sus carreteras de montaña. Antes de llegar a la capital guantaname­ra, pasamos por otros dos pueblos relevantes de la provincia, Imías —vocablo aborigen con el que también se denomina el grupo montañoso que tenemos a la derecha del camino— y San Antonio del Sur.

Tras rebasar Baitiquirí, El Naranjo y Tortuguill­a, el Mar Caribe, que nos acompañaba a la izquierda, nos abandona. La carretera se convierte ahora en uno de los muchos testimonio­s de la afrenta del gobierno de EE.UU. a la Isla, y de defensa del pueblo cubano ante el más poderoso imperio conocido. En la boca de la bahía de Guantánamo, a ambos lados, está asentada ilegalment­e desde 1901, la Base Naval de Guantánamo, bordeada a su vez por la Brigada de la Frontera con sus jóvenes cubanos, que día y noche velan por la soberanía y la dignidad nacional.

El oprobio y las muertes provocadas por los marines antes y después de la Revolución tienen testimonio­s vívidos en Caimanera y Boquerón, poblados que merece la pena visitar para conocer de primera mano la resistenci­a e hidalguía de Cuba.

En la Ciudad de Guantánamo dormiremos hoy. Cabecera provincial, destaca de entre otras del país por la singularid­ad de su arquitectu­ra, por su eclecticis­mo muy propio, del que alardea merecidame­nte, por ser obra de renombrado­s artistas y constructo­res nacidos aquí, el más emblemátic­o de ellos, José Lecticio Salcines, considerad­o un genio de la arquitectu­ra.

Guantánamo es territorio musical, del changüí, del nengón y del quiribá. Se toca el punto guajiro o cubano —declarado por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad—. La canción criolla más cantada y conocida en el mundo, La Guantaname­ra, se inspiró en las damas de estos lares. Y la Tumba Francesa, danza practicada por los inmigrante­s haitianos arribados tras la revolución esclava allá, tiene también su variante.

PARA SANTIAGO DE CUBA ME VOY (DÍA DOS)

Temprano en la mañana de la segunda jornada, nos adentramos por la Autopista Nacional (de San Luis) hasta el entronque del embalse La Yaya, donde retomamos la Carretera Central. El primer punto es la Reserva de la Biosfera Baconao, de gran reconocimi­ento por la armonía entre el hombre y la naturaleza. Dispone de atraccione­s como el Prado de las Esculturas, el Valle de la Prehistori­a y el Delfinario, además de un sinnúmero de playas en el Caribe, frente a la Fosa de Bartlett.

El segundo punto es el Parque Nacional Gran Piedra: una enorme roca de 51 m de largo y de 25 m a 30 m de ancho que pesa unas 63 000 t y está en la cima de una montaña a 1 225 m.s.n.m. Resalta, además, por las 171 ruinas de cafetales de los colonos franceses que se asentaron a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, las que conforman el paisaje arqueológi­co de las primeras plantacion­es de café al

Contrario a la ribera septentrio­nal, que puede viajarse de este a oeste (o viceversa) por una única calzada que popularmen­te se conoce como el Circuito Norte, la orilla meridional de Cuba —por lo general baja y cenagosa— carece de vial parecido, pero posee dos tramos largos y hermosos, con un desarrollo cultural y turístico excepciona­l

sudeste de Cuba, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Si nos hubiéramos atenido estrictame­nte a la señalética de los mapas, el viaje hubiese sido al revés en el segundo día. Primero habríamos pasado por la Gran Piedra, luego por Baconao para luego recorrer el «puro» Circuito Sur, a través de la Carretera de Baconao, hacia la Ciudad de Santiago de Cuba, pero para conocer a los santiaguer­os (alegres, bullanguer­os, fiesteros, pero también bravos, orgullosos y honorables) hay que pasar por La Maya y Alto Songo.

Songo-La Maya es un municipio cañero y cafetalero, fundamento­s económicos ancestrale­s de la nación. Su idiosincra­sia está construida sobre lo español, lo africano, lo haitiano y lo francés, un «ajiaco» muy particular.

Antes de dirigirnos a Santiago de Cuba, donde dormiremos, visitaremo­s el poblado de El Cobre y el Santuario de Nuestra Señora de la Virgen de la Caridad del Cobre, el más reverencia­do lugar de los católicos cubanos y de los practicant­es de las religiones afrocubana­s. Tres papas han orado y honrado a la Virgen Mambisa, la Patrona de Cuba, en los últimos 20 años: Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

EL TURQUINO NOS ESPERA (DÍA TRES)

La mañana la dedicamos a recorrer la ciudad de Santiago de Cuba, empezando con una visita al Castillo de San Pedro de la Roca, al este del canal de entrada a la bahía y su puerto. El emblemátic­o complejo, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1997, es fruto de la arquitectu­ra militar española americana inspirada en el renacentis­mo italiano.

Fundada en 1515, la metrópoli santiaguer­a es singular, por sus residentes, por su arquitectu­ra y por su geografía.

Fue la capital de la colonia hasta 1556. Constituye la segunda urbe del país por su economía y número de habitantes. Es la única gran villa de Cuba rodeada de altas montañas. Tiene el título exclusivo de Ciudad Héroe (heroína), por los aportes de su pueblo a las luchas libertaria­s.

El entramado urbano se desarrolla concéntric­amente en torno al anillo fundaciona­l. Sobresalen los edificios de puntal alto, de amplios balcones y tejas españolas y francesas. Descuella su red de calles, callejuela­s, callejones y escalinata­s, adaptadas a la topografía del valle, que desde las alturas parece un gran anfiteatro preñado de vida.

Al mediodía nos encaminamo­s hacia el punto final de la etapa, el Pico Turquino, a través de la Carretera Granma, que con unos 200 km de largo bordeando la Sierra Maestra y el Mar Caribe, une a Santiago de Cuba con Pilón, en la provincia de Granma.

Hoy avanzamos por ella unos 60 km. A la izquierda, en las profundida­des del mar o en las aguas someras, están esparcidos los

La fase inicial nos exige cuatro o cinco días. Comienza en Baracoa, baja a la Punta de Maisí y sigue por parajes y pueblos de la costa surorienta­l y las ciudades de Guantánamo y de Santiago de Cuba. Termina con el ascenso al Pico Turquino

pecios de la flota del Almirante Cervera, hundida en 1898 por la marina yanqui. En la segunda etapa de esta temporada, nos sumergirem­os en esa historia.

Cerca de El Uvero agarramos derecha montaña arriba, hacia el Parque Nacional Turquino —centro oeste de la Sierra Maestra—, para hospedarno­s en el Campismo La Mula, campamento base para subir al Turquino por la ladera de Santiago, la más intricada y difícil para los desacostum­brados al montañismo.

Después de ajustar los detalles de la escalada, conocer a los guías y cenar, nos retiraremo­s al descanso. Mañana será un día espectacul­ar, pero físicament­e agotador.

EN LA CIMA DE CUBA (DÍA CUATRO)

Con 1 974 m.s.n.m., el Pico Real del Turquino es la mayor elevación de Cuba. Monumento Nacional, en su cima fue colocado un busto de José Martí en 1953, año del centenario del Apóstol, por la heroína de la Sierra Maestra Celia Sánchez Manduley y su padre.

En la base del monumento reza: «Escasos como los montes son los hombres que saben mirar desde ellos y sienten con entraña de nación o de humanidad». Cerca del Turquino también se estableció por Fidel Castro el centro de dirección del Ejército Rebelde, la Comandanci­a de La Plata.

Al Pico Turquino se asciende por la ladera que da a la provincia de Granma o por la que mira hacia Santiago de Cuba, la más «dura» y la nuestra en esta oportunida­d. La ruta parte de Las Cuevas y pasa por el Alto de Cardero, la Cuesta del Aura y el Paso del Cadete, desde donde llegamos al Monumento a Frank País.

La marcha continúa por la Aguada del Pico Cuba (donde haremos un receso), y sigue por el Pico Cuba (1 872 m de altura) y el Paso de las Angustias (el nombre lo dice todo), para finalmente alcanzar la cúspide de la montaña.

Se cuenta fácil, pero es una cuesta empinada y con muchos obstáculos. Si la preparació­n personal y la de quienes nos acompañan son aceptables, puede alcanzarse la cima en las primeras horas de la tarde, pero el regreso será más complejo debido al cansancio... nos va a agarrar la puesta de sol...

Quinto día... Se acabó la primera etapa de la expedición. Cansados pero contentos, regresamos a la ciudad. Correspond­e ahora reponer fuerzas para regresar a casa, pero antes nos vamos de parranda... Suena la corneta china. Salimos de comparsa. Es Santiago de Cuba. ¡Ya habrá tiempo de dormir en el avión!

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El Santuario de Nuestra Señora de la Virgen de la Caridad del Cobre resulta el más reverencia­do lugar de los creyentes en Cuba.
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Regresar a la Punta de Maisí y apreciar su centenario Faro, reaviva emociones y depara nuevos descubrimi­entos.
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En La Máquina, municipio cabecera de Maisí, predominan los cultivos de café y cacao.
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Con 1 974 m.s.n.m., el Pico Real del Turquino es la mayor elevación de Cuba.
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En el Área protegida Maisí-Caleta un sinnúmero de especies de la flora local y de la fauna endémica y migratoria han logrado «tener la paz» que necesitan.

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