¿… Fallo o falla?
Las tres audiencias maratónicas celebradas por la Segunda Sala Penal de la Suprema Corte presidida por Miriam Germán, constituyeron el gran pasatiempo de un fin de semana que se proyectaba aburrido, y si algo pudiera lamentarse es que no lo extendieran hasta el domingo que habría completado el más entretenido “weekend” de los últimos años. Aunque no aportó nada que no fuera discutido en las audiencias del juez Ortega Polanco, la nueva versión del espectáculo judicial se lució por la exhibición de los egos inflados de los abogados defensores que agotaron el 90 por ciento del tiempo de las tres audiencias para exhibir su erudición sobre un tema de dominio común en la sala de audiencias. Los cinco miembros de la Corte tampoco quedaron atrás, en particular la juez presidenta que no desaprovechó oportunidad que le dieran las cámaras para lucir una sonrisa de diva pícara en dominio siempre del escenario, aunque muchas veces perdió el control por lo menos para distribuir equitativamente los tiempos. A la doctora Germán también le faltó autoridad para llamar al orden a varios prevenidos que se pasaron de la raya con frases altisonantes y fuera de lugar, y también careció de firmeza para detener a varios representantes del ministerio público que en ocasiones rompieron impunemente la disciplina para pasarse de listos. El carácter de la doctora Germán, reconocido en los tribunales como riguroso en el respeto a la disciplina de las audiencias donde participa, esta vez se le notó discreto y reservado en la aplicación de las normas procedimentales, algo muy poco común en ella…
… Daba la impresión de que a la jueza Germán la abrumaban tantos talentos juntos --de un lado y de otro--, pero fundamentalmente en la barra de la defensa que literalmente se comió vivos a sus contrarios que representaban el ministerio público. Se lucieron Tony Delgado, Raful, Carlos Salcedo…
… El discurso de Temo
El discurso final de Temístocles Montás al echarse las palomas y cuando la jueza Germán había recogido sus bártulos y mallete en mano se disponía a recesar para regresar con el fallo que prometió para dos horas más tarde, tuvo un golpe de efecto favorable no sólo para su causa, sino a favor del resto de sus compañeros de prisión.
Fue oportuna la arenga del exministro y dirigente peledeísta al invocar las honras ganadas con el esfuerzo de la formación y de una vida pública que ha sobresalido por el respeto a los principios familiares y profesionales. “Esta justicia y este ministerio público tienen que limpiar mi nombre; por eso soy yo el más interesado en que todo esto quede debidamente esclarecido”, dijo Temo en un momento estelar del juicio justo cuando los magistrados se disponían a retirarse a deliberar. Los cinco magistrados se retiraron con ese mensaje dando vueltas en sus cabezas.
… Y el drama de Bautista
Otro momento dramático por lacrimógeno --dicen que hasta a varios de los jueces se les aguaron los ojos--, se produjo también casi al cierre de la audiencia cuando Andrés Bautista --voz quebrada-, se dirigió a la Corte tratando de recuperar la honra que dijo se le ha querido manchar después de 46 años de trabajo ininterrumpidos. Desmontó la acusación bajo un argumento de mucho peso: no era presidente del Senado cuando se aprobaron los préstamos para la construcción de varias obras de Odebrecht, pero además terminó su gestión como Senador en el año 2010, antes de aprobarse la mayoría de los préstamos que se cuestionan en el proceso.
¡Cuando los cinco jueces se fueron a deliberar, pocos dudaron que la coerción iba a cambiar…!