¡La unidad reformista!
Los partidos políticos no son, ni deben ser nunca propiedad de nadie, son instrumentos de un sistema político que debe ir siendo adecuado a los tiempos y sus líderes permitiendo el necesario relevo generacional.
En nuestro país ninguno de los grandes líderes de las más importantes agrupaciones políticas nacionales formaron y auparon liderazgos de relevo, y la muerte los sorprendió dejando sin timonel la herencia política que sería garantía para la democracia dominicana.
El Partido Reformista, fundado y dirigido hasta su muerte por Joaquín Balaguer ha pasado por la dolorosa experiencia de la división y del innecesario enfrentamiento entre sus líderes que no han podido ponerse de acuerdo para juntos hacerlo fuerte en el presente y en el tiempo y ser opción real de poder.
Ahora una corriente a lo interno del Reformista encabezada por Johnny Jones, un incansable trabajador político, discípulo aventajado del líder, con visión política clara ha dado los pasos al frente para buscar la unidad e ir con visión de partido y de futuro a la renovación de la alta, baja y media dirección de un partido que tiene que reencontrarse o perecer, y eso no sería conveniente para nadie, y menos que nadie el sistema político nacional.
Hay que hablar de Quique Antún, de Lila Albuquerque, de los senadores de Higüey y San Pedro de Macorís, de Modesto Guzmán, de Alexandra Izquierdo y otros importantes dirigentes, sin dejar de lado por ejemplo a Bello Andino, Rincón Martínez, miembros destacados del grupo de cercanos del líder muerto.
Johnny Jones ha pedido la unidad reformista como salida necesaria para una agrupación que todavía tiene roles que jugar y donde cohabitan dominicanos probos, decentes y preparados que pueden y deben aportar mucho al país y su progreso y a la democracia de hoy y del futuro. Johnny Jones aspira a reuníficar su partido, lejos de robarle la esperanza es momento de que todos los reformistas de corazón y convicción entiendan que deben trillar juntos el camino, sin espinas de la unidad, para ser fuertes y dignos herederos de un liderazgo irrepetible como el de Joaquín Balaguer, fundador y líder quien merece que su legado político siga en el tiempo y cumpla con los postulados de sus fundadores.