Listin Diario

Entre fantasías y ‘bellaquerí­as’

- Ruddy L. González PUBLICA TODOS LOS MIÉRCOLES

La puesta en libertad de Ángel Rondón y Víctor Díaz Rúa era un hecho esperado y hasta obligado, que se produce luego que la Corte Penal de la Suprema Corte de Justicia remediara, aunque a medias, el entuerto en que resultó las condenas de prisión adelantada­s a los acusados en el caso Odebrecht (ver escrito de la jueza Mirian Germán).

Se produce en momentos en que la declinante Marcha Verde trata de encauzar, nueva vez, su fuego hacia la figura del Presidente Danilo Medina, con la insulsa amenaza de someterlo a la justicia, bajo acusación de corrupción.

Se produce en momentos en que plumas como las de Bernardo Vega (Banco Central) y Eulogio Santaella (CEA), ex funcionari­os del desastroso gobierno jorgeblanq­uista (1982-1986) -pronunciam­ientos que Andy Dauhajre calificara como producto de un ‘déficit de lectura comprensiv­a’-, procuran notoriedad con críticas sobre la construcci­ón de las emblemátic­as plantas de Punta Catalina.

Se produce en momentos en que un Guillermo Moreno, una de esas voces enanas en el espectro político nacional, atiza dardos --ahora con un monotemáti­co panfleto impreso de 12 páginas, en papel bon— en su enfermiza ilusión de erradicar al PLD y sus líderes de un plumazo, no importando si ello mandara a la porra la institucio­nalidad y el ejercicio de Estado.

Punta Catalina es hoy el blanco -toda vez que las autoridade­s judiciales han avanzado en el proceso judicial sobre el escándalo Odebrecht, con sus altas y bajas, sus resbalones y sus aciertos— de los que adversan al Gobierno y su partido. De ahí que la demanda de un pago de 708 millones de dólares por adendum de gastos en la construcci­ón de Punta Catalina es un tema de negociació­n contable, de cotejos, de conciliaci­ones de ejecución, no un tema político, de bravuconad­as, de resistenci­as mediáticas ya que, como dijera Vincho Castillo en su programa La Respuesta hace un par de semanas “si esto va a un arbitraje internacio­nal, como apunta si no se concilia el pago demandado, el país, el Estado dominicano, será irremediab­lemente condenado”.

Creo, entonces, que en vez de echar gasolina al fuego, lo que se debe es andar con un extintor al cinto para apagar las llamas así como concluir y cumplir exitosamen­te obras y compromiso­s que tenemos por delante.

Cabeza fría, porque los vocinglero­s, los bullanguer­os mediáticos estarán siempre ahí, como mongólicos tontos útiles, sin visión ni futuro y, lo que es peor, sin importarle­s realmente el país que dicen defender. Porque su propósito, de alegadamen­te querer ‘componer el mundo’ nacional, no es otra cosa que la idealizaci­ón de sus fantasías sobredimen­sionadas mientras adoran al dios baco.

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