A recuperar el campo
La evaluación de los daños apenas comienza. En cualquier caso el desolador panorama en el nordeste y noroeste y el Cibao Central es una oportunidad para probar las fuerzas y medir la asistencia de que es capaz la autoridad nacional ante un panorama tan estresado para los agricultores y ganaderos. Sus activos son menos sólidos y están menos provisionados. Que los huracanes Irma y María solo afectaran las bandas Nordeste y Este del país parece lo más aceptable para decir que hemos salido más o menos bien a juzgar por la costosa recuperación que significa para los demás islas del Caribe el paso de estos fenómenos meteorológicos. Sin embargo, esta valoración no garantiza que los sectores productivos, principalmente el agropecuario, pueda estar solvente y resista la prueba de volver a los niveles de producción en corto tiempo. El sector atraviesa por dificultades de rentabilidad y competitividad propia de la baja productividad. Tenemos el índice más bajo de la región de ALC; arrastramos una baja en el gasto público agropecuario y, además, la calidad del mismo es considerada mala. Sobre esto habrá que hacer algunas observaciones que aconsejan no insistir solo en que el crédito “abundante” es la panacea, dejando la falsa evidencia de que mayor producción es más productividad. Pero el interés de esta opinión no es entrar en aspectos tan complejos como revertir esas cifras. La pieza fuerte de todo lo que expresamos aquí es crear las condiciones de recuperación a la mayor brevedad. El mensaje unánime es de que ahora toca trabajar por el bien del sector y del país que será la clave del éxito. Sí se sabe que cientos o quizás miles de agricultores y productores pecuarios han quedado en situación precaria para iniciar el desescombro, la recomposición de sus parcelas, de la infraestructura parcelaria; el sector es una empresa frágil de por sí, y, lo peor, no es fiable para que se pueda prometer seguridad total de abastecimiento de los mercados en tiempo prudente, precisamente por la aperiodicidad de un clima tan inestable como el que tenemos que enfrentar. Pero tan ardua como ésta será la de devolver a los productores el ánimo y la confianza en seguir adelante. Entonces de manera contundente las autoridades nacionales deben proporcionar un apoyo masivo en la apertura de una cartera de crédito lo más blando posible a renglones como el bananero, vegetales orientales, arroz; raíces y tubérculos; plátanos... La reparación de daños para una vuelta a la normalidad necesita de menos eslogan y más programas en aquellas tareas que comprenden al Gobierno. Está por verse con qué decisión y rapidez se adoptan las medidas más prioritarias; y sobre todo, cuál es la reacción del Ministerio de Obras Públicas ya maltrecho, sin el apoyo logístico que significaban las Ayudantías, de tan útil recordación, pero que no parece aflorar en la dirección del Ministerio que festeja su actuación entonando la malintencionada apelación a combatir males ajenos a su incumbencia.
¡Mano a la obra!, pues la ejecución de estos compromisos toca al Gabinete gubernamental, para cuyo aceleramiento tienen asegurado el placet del presidente Danilo Medina como se puede apreciar.