El dolor no pasa, tú aprendes a vivir con él
Para muchos el 10 de enero, que es mañana, tal vez sea un día común y corriente. Para mí y mis hermanos no es así. Es la fecha del nacimiento de nuestra inolvidable madre, quien hace 21 años que falleció, y como diría una canción muy popular: ‘Parece que fue ayer...’. Como pueden leer, es mucho el tiempo que ha pasado desde su partida. Sin embargo, mientras más años pasan más confirmo que el dolor ante la pérdida de un ser querido no pasa, simplemente, aprendes a vivir con él. No hay un día que no la piense, que no la extrañe, que no la necesite. Aunque sí, hay unos más que otros, que el corazón se me arruga de tanto anhelar su existencia. Lo mismo me pasa con mi padre, quien el 12 de febrero también cumpliría años, y que cuatro días antes de esa fecha hará 10 años de aquella triste partida. Muchas cosas han pasado desde que no están con nosotros, y a mí lo único que se me ocurre para lidiar con esta pena, que no sé porqué, hoy es más profunda que nunca, es trasladarme a una ciudad fabulosa donde pueda sentir su respiración, donde pueda abrazarlos, donde pueda escuchar su voz, donde mis hermanos y yo podamos despojarnos del triste término ‘huérfanos’. Llegué allí convencida de que en este lugar nosotros, los 14 hermanos, junto a nuestros padres podremos disfrutar de los éxitos obtenidos en la familia y llorar por los infortunios ocurridos. Disfrutamos de un cumpleaños común para los dos, celebrado en una fecha intermedia y con la participación de todos los miembros de nuestra familia. Los felicitamos con el entusiasmo que nos caracteriza ante una celebración. Verlos gozar a ambos de las docenas de nietos y bisnietos que ahora tienen fue de mucho agrado, pero la nostalgia, como siempre de intrusa, me trajo a la realidad a restregarme en la cara que ya no están. Que mañana solo recordaremos el natalicio de nuestra madre, y que pronto haremos lo mismo con el de nuestro padre. Se ha encargado además, de traer a nuestra mente a todos los integrantes que ahora no están, porque han viajado primero a ese lugar donde nuestros progenitores aguardan por nosotros para volver a reunirnos cuando Dios lo disponga. En esto estamos claros, pero mientras eso ocurre, debo aceptar que el dolor no pasa, simplemente aprendes a vivir con él. ¡Feliz cumple mami!