Error eliminar válvulas de presión
Quiero pensar que el movimiento social Marcha Verde no fue una moda, pero sus gajos políticos se van marchitando. La presencia de la gente en las actividades de protesta se reduce y cada vez luce más pálida su influencia en los medios. Hay motivos para pensar que no es hemorragia popular debido a la ausencia de temas “contagiantes” sino una anemia de recursos que le resta fuerza operativa.
El gobierno presionó para que los sustentadores económicos de la Mar- cha Verde cortaran el apoyo y allí mismo se decretó una asfixia paulatina que se va cumpliendo sin que se aprecie la causa de el decrecimiento de la protesta callejera. El movimiento tuvo su alza en los errores gubernamentales, sobre todo de falta de acción contra la corrupción, pero al tiempo que los escándalos salen del escenario, así mismo se apagan las candilejas.
Y no es que falten fallas en las operaciones gubernamentales, sino que hay una lógica operacional. En política lo espontáneo tiene corta vida porque todos los elementos de la competencia entre humanos, que siempre están al asecho, tienden a yugular los organismos que, como la Marcha Verde, opera con asiento colectivo. Moverse para protestar es vida pasajera y de un solo tema. La Macha Verde, se dijo desde el principio, no pretendía convertirse en movimiento político o partido con metas electorales. Eso mismo atrofia su crecimiento. La indignación popular es como espuma de las bebidas gaseosas porque son espectaculares en sus inicios, pero con la misma velocidad desaparecen las burbujas. La carencia de una estructura organizativa con metas y ambiciones genera la proliferación de muchos compañeros de ruta. Esta movilización popular se montó sobre una referencia a la defensa del ecosistema al usar un color ético. Tal parecía que buscarían el mantenimiento de la salud social. La afirmación de su directiva de no tener vínculos con partidos acrecentó su masa temporal, pero al mismo tiempo la Marcha Verde fue usada por agentes políticos adversos al gobierno para abultar la protesta popular, pero también evitando el crecimiento del posible competidor.
La democracia requiere de organismos como los verdes porque son válvula de escape al disgusto popular, liquidarla muestra del miedo oficialista a la crítica. Los agentes gubernamentales son intolerantes y soberbios. Siempre están a un tris de la represión. Los verdes agonizan. La estocada gubernamental eliminó su fuente de energía. Es un error callar la protesta.