Listin Diario

MERCEDES, VIRTUOSO INSTRUCTOR

Tiene un campamento de Grandes Ligas en el Estadio José Canó, de SPM

- William Aish SAN PEDRO DE MACORIS

El ex-jugador gana fama y dinero mejorando la ofensiva de muchos peloteros.

(+) Por sus manos han pasado luminarias como Sammy Sosa, Robinsón Canó, Albert Pujols, Edwin Encarnació­n, Jean Segura, Marcell Ozuna, Yasiel Puig, Manny Ramírez, entre otros.

Sentado en una silla improvisad­a hecha a base de gomas viejas el entrenador de bateo Luís Mercedes observa de cerca a Robinson Canó, Jean Segura, Marcell Ozuna y otros jugadores con el fin de que sus alumnos lleguen “listos” a los Campos de Entrenamie­ntos del béisbol de Grandes Ligas.

Es un día normal para Mercedes que sin papel y lápiz solo con el que Dios puede hacer los movimiento­s de sus pupilos, que lo visitan en un estadio en las afueras de San Pedro de Macorís, que lleva el nombre de José Canó, donde acoge a un pecado número de peloteros entre las 10 de la mañana y dos de la tarde de lunes a viernes.

La historia de este virtuoso ex pelotero de Grandes Ligas y de boca en boca en el primer lugar, cuando se convirtió en un año cuando Edwin Encarnació­n llegó a sus manos, convirtién­dose en uno de los hombres más temidos del béisbol.

Mercedes inició sus andanzas como entrenador personal por el 1998, cuando Sammy Sosa lo contrató para que lo ayude a llevar la pelota hacia el lado derecho del estadio. Como resultado, el llamado “Bambino del Caribe” sacó la pelota 66 veces en esa temporada, hecho que llenó de orgullo al nuevo entrenador de ese entonces.

El único pago que Mercedes le pidió a Sosa fue el de la voz para que su fama se propague. Sosa pagó en dinero los servicios de Mercedes, más no hizo la encomienda.

Luego, un novato de 20 años llamado Robinson Canó se acercó a Mercedes y la historia cambió por completo. El jugador de los Marineros de Seattle recomendó la sabiduría de Mercedes ante varios jugadores que le decían sobre su estilo de hacer swing y lo fácil que bateaba la pelota.

“Sosa me pagó, me distingue con su amistad. Esa llamada siempre llega en cuando, pero no en la voz “, dijo Mercedes, quien aclaró que” la agradezco una Sosa que pensara en mi cuando me llevó a la UCE un recibo mis tácticas de cómo mover la pelota hacia el lado derecho del juego, ese año pegó 66, muchos de ellos por la banda derecha. El trabajo se hizo, los resultaros se vieron”.

Cuenta con el nombre de “mi hijo / a / mi hijo / a”, cuando José Canó, mi primo lejano me buscó para ayudarme con mi hijo Robinson, hablamos de 15 años atrás. El pupilo solo tenía 20 años, tenía que trabajar duro, viajar a Nueva Jersey, porque ahí vivía y practicaba con Canó”.

Y la historia está ahí. 15 años después Canó se perfila como un jugador que puede llegar al Salón de la Fama de Cooperstow­n, por sus grandes números.

“No te puedo decir que tú eres el que hizo algo, quien lo hace es Dios. Dios pone el don, yo solo lo sigo “, narra Mercedes, quien profesa la religión pentecosta­l.

“A Robinson se le acercaron muchas personas y él les dijo sobre mí. Fue así como llegó Edwin Encarnació­n, quien ya tiene siete años a mi lado. Que el bate muy arriba, al igual que la pierna izquierda la subía mucho, yo le cambié todo. Miren los resultados “, comenta Mercedes con orgullo.

“De esa manera llegó Pujols (Albert), a través de Robinson. Recuerdo que cuando llegó a ti dije un Robinson que decía que era un problema de Pujols si era uno de los mejores bateadores del negocio “, dijo. Comentó entre risas que asesoró a Pujols en varios aspectos y que este año cada año vuelve en su tiempo libre. De hecho, Pujols le envía videos por whatsapp.

La misma historia contó sobre Marcell Ozuna, de quien dijo que también cambió el swing, y los resultados están ahí. “Es una de mis mayores transforma­ciones”.

Ozuna tuvo su mejor año en las Mayores. Bateó 312, sacó la pelota del parque en 37 ocasiones, remolcó 124, con 30 batazos de dobles dígitos. “Yo le oro a Dios y él es quien me dice qué debo hacer. Dios fue quien me regaló ese don Los hombres son irrevocabl­es, los talentos se pueden ingresar, pero los niños no, hasta que tú partes de esta tierra “, confesó Mercedes.

Agregó que “Ozuna tenía varios años conmigo, pero para la temporada pasada, los cambios en su mecánica y el swing y miren los resultados”.

“Lo mismo pasó con Jean

Yo le oro a Dios y él es quien me dice qué debo hacer. Dios fue quien me regaló ese don Los hombres son irrevocabl­es, los talentos se pueden ingresar, pero los niños no, hasta que tú partes de esta tierra.” Luís Mercedes, instructor de bateo.

Segura hace un par de temporadas que me llamó preocupado y le dije que iba a poner su caso en manos de Dios. Le oré, Dios me dio la solución al problema de él, vió vídeos, lo llamé y mejoré “, acotó Mercedes sobre el nativo de San Juan de la Maguana.

La oración, antes de las prácticas

Jeepetas y carros de lujo se aparcan en un improvisad­o estacionam­iento. Guantes, ganchos, uniformes y bates en mano. Todos en contacto con la forma en que las prácticas, pero hasta que no llega el líder no se inicia la faena.

La jornada de cada día inicia cuando llega Robinson Canó, quién fue el que llevó a sus amigos a dónde Mercedes y quien junto al entrenador de bateo hacen una cita de oración a cada sesión de práctica.

“Oramos antes de cada práctica. Ponemos a manos de Dios si algún pelotero está en la agencia libre, si tiene algún problema, “cuenta Mercedes”, “A quién se le vio orar por la madre de uno de los asistentes a su práctica”. “Dios me dio la virtud, por eso damos gracias. Cada problema lo pongo en manos de Dios y él me ayuda a resolverlo, no es inventado esto”.

Los que han pasado

Mercedes no solo tiene un Canó, Encarnació­n, Pujols, Segura, su fama a trascendid­o fuera del país. Hace un par de temporadas en el venezolano Francisco Cervelli. El año pasado vino al país Yasiel Puig y, hace dos semanas lo visitó Kennys Vargas. También Manny Ramírez en la postrimerí­a de su carrera buscó su asesoría.

Como anécdota de Manny, Mercedes dijo que cuando vino la primera vez con las Águilas dijo que quería su ayuda, que él había contratado a varios entrenador­es para que ayudara y que no dio “pastel con bola”.

“Cuando Manny me dijo que le comenté que era la edad. A lo que Manny se echó a reír. Le comenté que el pastel lo tenía muy alto y que los jóvenes con la velocidad de sus lanzamient­os sacaban fácil de sacar, porque ya no era un hombre de 40 años no reflejos no son los mismos “, rememoró.

“En un rato Manny sacó varias pelotas del parque y luego me dijo que quería volver a Grandes Ligas, a lo que le dije en tono de que no podía asegurar”, agregó.

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GLAUCO MOQUETE/LISTINDIAR­IO Jorge Polanco mientras agotaba una sesión de bateo en el estadio José Canó.
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Departiend­o. Luis Mercedes en momentos en que conversaba con Robinson Canó, a quien tiene trece años mejorándol­e el swing.

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