Piden recordar a Jesús rechazando injusticias
IGLESIA. CON MISAS Y PROCESIONES SE INICIÓ AYER LA SEMANA SANTA
(+) Cuatro de los evangelios más importantes coinciden en que la celebración del Domingo de Ramos celebra la entrada triunfal de Jesús de Nazaret a Jerusalén.
Con un llamado a vencer el pecado, la injusticia, desigualdad y violencia, se inició ayer la Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos, para recordar la entrada de Jesucristo a Jerusalén.
Bendiciendo los ramos, el padre Mario de la Cruz Campusano, de la iglesia Nuestra Señora de la Divina Providencia, llamó a la población a recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, dejando morir el odio, rencor, ingratitudes y resentimientos.
“Nosotros debemos morir también; morir a nuestras ingratitudes, pecados, el odio, los rencores, resentimientos, las desigualdades, injusticias, insensibilidad humana, y a tantas cosas que nos llevan a la muerte”, exhortó el sacerdote.
Consideró que el feminicidio es uno de los flagelos que más avergüenza a la nación, junto a la corrupción y la violencia. “La manera de vencerlos es aceptando al Señor en nuestro corazón, viviendo según su estilo de vida; él fue justo, leal, honesto y así debemos de ser”, manifestó. Los feligreses realizaron la procesión de las pal- mas por la calle Luis Amiama Tió, proclamando “Bendito el que viene en el nombre del Señor”, como gritaba la multitud que seguía al hijo de Dios, según el libro de Mateo. El padre De la Cruz dijo que en esta semana mayor, la población debe recordar el sacrificio de Jesucristo al morir en la cruz y hacer algún sacrificio por él y por los demás.
“Invitamos al pueblo a introducirse en esta Semana Santa donde se conmemora el gran misterio de nuestra salvación, la pasión, muerte y resurrección de Jesús”.
Con el Domingo de Ramos, se inicia la Semana Santa que culmina el Domingo de Resurrección.
Según el libro de Mateo, capítulo 21, los discípulos le buscaron un asna a Jesús y él se sentó encima para entrar a Jerusalén. “La mayoría de la multitud tendió sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino. Y las multitudes que iban delante de Él y las que iban detrás, gritaban:“¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito Aquel que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”.