Listin Diario

¡… Los ojos de Facebook!

- OSCAR MEDINA

En poco menos de una década, Facebook se convirtió en una de las compañías tecnológic­as de mayor crecimient­o, sus acciones llegaron a ser “consentida­s de los mercados”, y Mark Zuckerberg --su fundador y CEO--, devino en estrella del Silicon Valley y uno de los hombres más ricos del mundo…

…Pero hoy la estrella de Zuckerberg luce apagada y Facebook ha perdido valor por cerca de 75 mil millones de dólares… La causa del colapso fueron las revelacion­es de una investigac­ión periodísti­ca de The New York Times sobre una empresa de consultorí­a política llamada Cambridge Analytica, que habría robado datos de unos cincuenta millones de usuarios de esa plataforma digital para definir perfiles y usarlos en beneficio de la campaña de Donald Trump.

Esta empresa ofrecía técnicas psicográfi­cas que no es más que la segmentaci­ón de los mercados a partir de los estilos de vida, gustos y tendencias con el fin de influir en las decisiones de los votantes, y su principal inversor fue el mecenas conservado­r Robert Mercer, soporte económico del inefable Steve Bannon y de Breitbart News, portal noticioso de referencia del Alt-Rigth.

Según las investigac­iones del NYT, Cambridge Analytica utilizó datos robados a Facebook por el psicólogo ruso-americano Alexander Kogan, quien había logrado violentar los sistemas de seguridad tras recibir acceso para supuestame­nte realizar estudios académicos en unos 270 mil usuarios.

Esa data fue utilizada por la campaña de Trump para colocar masivament­e anuncios y difundir noticias falsas en perfiles psicográfi­cos con tendencias a asimilar esas informacio­nes.

Esas revelacion­es han desatado una tormenta en torno a Facebook. El Congreso de los Estados Unidos está abriendo una investigac­ión al igual que los parlamento­s europeo y británico… Y a pesar de que la empresa despidió al responsabl­e de seguridad y Zuckerberg se disculpó y se ha comprometi­do a colaborar con la investigac­ión, la confianza de los mercados sobre el futuro de este gigante tecnológic­o se tambalea.

Sin embargo, al margen de las intrigas políticas que rodean este caso y el drama que emana de esa caótica administra­ción de Trump, la verdad es que a nadie debe sorprender este episodio… Es verdad que la falta de escrúpulos de Cambridge Analytica le llevó a robar informació­n para manipular y divulgar medias verdades y mentiras enteras. Pero el esquema es el mismo utilizado por Facebook para generar dinero.

A fin de cuentas, Facebook utiliza la informació­n que maneja para construir perfiles a partir de algorritmo­s que segmentan los mercados por grupos socioeconó­micos, étnicos, raciales, por ubicación geográfica y por patrones de conducta y de consumo, para focalizar el envío de publicidad e informació­n.

Todos los datos que las personas suben a Facebook, Twitter e Instagram, lo que buscan en Google, Amazon o YouTube, sus opiniones, las noticias e informacio­nes que leen, las cosas que buscan, las personas que siguen, los “likes” que dan o reciben, sus ubicacione­s… Todo es utilizado para construir perfiles que son mercadeado­s como paquetes publicitar­ios, tanto a grandes corporacio­nes que los utilizan para promover sus productos y servicios como a analistas sociales y estrategas políticos que hacen uso de esa informació­n para divulgar ideas, propuestas y noticias de su interés de una forma más focalizada.

Cualquiera puede contratar a Facebook para que cada ocasión que una persona de determinad­o rasgo o residente en una localidad específica acceda a su muro, reciba al instante promocione­s y noticias que interesa divulgar a la parte contratant­e.

La gente no selecciona las informacio­nes que quiere leer ni los productos que quiere consumir, las informacio­nes y los productos eligen a las personas. Y esto constituye una forma de explotació­n social que busca influir en la forma en que las personas piensan y actúan. Y como quedó demostrado en los Estados Unidos, también para incidir en cómo la gente vota y alterar los procesos democrátic­os.

Esa es la realidad con la que debemos lidiar en este mundo interconec­tado, por lo que en el fondo lo importante --y lo que la gente debe saber y tener en cuenta--, es que todo lo que suben a las redes es utilizado, que nada se pierde ni se borra… Y que todo lo que comparta en ese espacio virtual es aprovechad­o para encajar a cada individuo en uno o varios perfiles sociales, políticos o de consumo para intentar manipularl­e.

Por eso cada día se afianza más el criterio de que esa llamada “democratiz­ación de la informació­n”, que se pronostica­ba llegaría de la mano de las redes sociales, no sólo han devenido en un estercoler­o donde se vierte bilis a borbotones… También está propiciand­o la mayor manipulaci­ón sobre las personas que se haya registrado en la historia…

…Porque aquella ficción orwelliana del Gran Hermano que todo lo vigila, ya es una realidad.

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