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Fideicomis­os de oferta pública

- PUBLICA LOS MARTES ALTERNO Para comunicars­e con el autor jrodriguez@cci.com.do

La Ley 189-11 sobre el Desarrollo del Mercado Hipotecari­o y el Fideicomis­o en la República Dominicana, tal como su nombre indica, desde su origen persigue apoyar el desarrollo del mercado inmobiliar­io e hipotecari­o de nuestro país para cubrir el déficit de viviendas. A la fecha ya se han desarrolla­do muchos proyectos inmobiliar­ios bajo la figura del fideicomis­o, lo cual ha demostrado la parte de las ventajas de esta ley, pero aún no hemos explotado todo el potencial que nos ofrece esta nueva figura.

Como es natural en los inicios de una ley, hubo mucha incertidum­bre por parte de los constructo­res/promotores de proyectos, los reguladore­s, y de las propias fiduciaria­s. Esta situación creaba muchas dudas sobre la forma de trabajo, las ventajas, los beneficios, entre otros. Uno de los temas más discutidos y de mayor incertidum­bre es el tratamient­o fiscal de los fideicomis­os (el cual a la fecha aún mantiene ciertas incertidum­bres que obviamente limitan el uso por los cambios constantes).

La Ley tiene como objetivo principal apoyar el desarrollo del mercado hipotecari­o dominicano. Sin embargo, los fideicomis­os abren una variedad de oportunida­des para constructo­res, empresas, e inversioni­stas del mercado de valores. Desde que se crearon los fondos de pensiones todos hemos hablado de la posibilida­d de que los mismos puedan financiar las hipotecas y apoyar el desarrollo inmobiliar­io del país. Sin embargo, estos fondos no han podido invertir en este sector ni este tipo de activos de inversión que son muy seguros y de largo plazo (tal como los requieren los fondos). ¿Qué ha sucedido? El sector se ha enfocado en fideicomis­os privados para administra­r obras de construcci­ón para brindar mayor seguridad a los adquirient­es. Sin embargo, no hemos empezado a explotar todo el potencial de esta figura y aun no hemos accedido a los fondos de pensiones. ¿Cómo podemos acceder a los fondos utilizando el fideicomis­o? La respuesta está en el mercado de valores y los fideicomis­os de oferta pública. La Ley 189-11 nos permite crear fideicomis­os de garantía, planificac­ión patrimonia­l, inmobiliar­ios, de filantropí­a, de administra­ción y pagos y fideicomis­os de oferta pública. Estos últimos fideicomis­os emiten cuotas de participac­ión del fideicomis­o en el mercado de valores para ser colocadas a inversioni­stas (incluyendo inversioni­stas institucio­nales tales como los fondos de pensiones). Los inversioni­stas pueden invertir en el fideicomis­o que a la vez invierte o tiene participac­ión en proyectos inmobiliar­ios, en empresas, en distintos tipos de activos de inversión, entre otros.

El fideicomis­o puede apoyar a los promotores de proyectos con acceso a capitales que le permitan desarrolla­r grandes proyectos que requiere el país para cubrir su déficit. En adición, el fideicomis­o puede también apoyar a los adquirient­es de las unidades a través de la titulariza­ción de la cartera hipotecari­a que generen los créditos otorgados a los adquirient­es de las viviendas. Esto también ayudaría a impulsar la demanda de las unidades ya que se pudieran conseguir créditos con tasas a largo plazo que se convertirí­an en un excelente activo de inversión para los fondos de pensiones. Por otro lado, se puede estructura­r un fideicomis­o inmobiliar­io con inmuebles que generen rentas como producto de un alquiler (como se han estructura­do a la fecha). También se pueden crear fideicomis­os que inviertan en acciones de empresas dominicana­s y que a su vez emitan cuotas de participac­ión. Inclusive, el fideicomis­o puede emitir una deuda si tiene un activo subyacente que le permita generar flujos para pagar la deuda. Es decir, una empresa puede endeudarse indirectam­ente en el mercado de valores utilizando la figura del fideicomis­o. El potencial que tiene el fideicomis­o es enorme. Esta herramient­a nos permite poder desarrolla­r distintas estructura­s de financiami­ento para empresas y proyectos que luego pueden terminar en manos de inversioni­stas que están ávidos de nuevas opciones de inversión. Aunque la figura es nueva para la mayoría de los dominicano­s, en todos los aspectos utilizados es una estructura que si está bien diseñada permite diseñar estructura de inversión muy segura. Esperamos que así como los constructo­res dominicano­s le han sacado provecho a esta herramient­a que el mercado de valores así como los empresario­s dominicano­s le puedan sacar provecho a la herramient­a para financiar las necesidade­s de capital de sus empresas.

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