De impuestos y deberes
En este país nos hemos ‘acostumbrado’ a que lo ilegal, lo irregular, la violación a la ley es la ‘norma de costumbre’ y que los que cumplen a cabalidad con sus deberes ciudadanos, son del grupo de ‘los pendejos’. Y eso tiene que cambiar.
La DGII, por ejemplo, lleva una semana publicando anuncios ‘recordando’ que el 2 de abril vence el plazo de las personas físicas para presentar y pagar la declaración jurada anual del Impuesto sobre la Renta, correspondiente al 2017. Un ‘recordatorio’ de una obligación que algunos finjen desconocer, como esperando, quizá, una ‘prórroga’, una ‘negociación’ y/o hasta un ‘olvido’ que les permita obviar su responsabilidad.
Con frecuencia nos quejamos de que los impuestos que pagamos no se ‘revierten’ en los servicios públicos indispensables. Cierto. Como también es muy cierto que los niveles de evasión y trichumanerías para evadir el pago, impide que lo que se recauda de los que pagamos, apenas alcance para la demanda real de gastos públicos en carreteras, hospitales, seguridad, educación, la burocracia del Estado, etc.
Este es un país donde el incumplimiento tributario y la evasión tienen carácter deportivo masivamente practicado que tratar de cambiar esa cultura desde una institución recaudadora pareciera una odisea, ya que aquí una gran parte no paga, sino que hay que cobrarles.
Magín Díaz, un ingeniero macroeconomista con más de quince años de servicios al Estado desde distintas posiciones técnicas, y con un cerebro programado para lograr resultados sin trasfondo político, ha proclamado el propósito de generar una revolución en la DGII para enfrentar el monstruo de la evasión, osadía que ha disparado las alarmas de evasores consuetudinarios y de poderes, intestinos y externos, que les sostienen. Ningún director de la DGII pasa desapercibido, especialmente por grandes contribuyentes, algunos de los cuales hacen filas en las puertas del despacho en busca de reuniones, conversaciones, diligencias para resolver ‘problemas’ en los que no necesariamente, hay intenciones malsanas, fuera de la ley.
Magín está sentado sobre un fogón de llamas, que resiste con coraje y con apoyo del presidente Danilo Medina, lo que le permite una postura de independencia para ejecutar los procesos bajo el marco que la ley le manda, que es la fuerza que le garantiza poder esquivar los dardos envenenados que van sobre él constantemente.
Muchos de los intentos de evasión de la ley y las normas impositivas provenien, precisamente, desde litorales de poder del propio Estado, de gentes que apañan a insaciables que no tienen miramientos para procurar condiciones especiales y privilegios, en desmedro de los que cumplen con su deber tributario. Son poderosos que abogan por sí mismos y por vinculados, situados fuera de su entorno. De gente que tiene sobre sus hombros historiales tributarios altamente cuestionados.
A Magín le aflorarán canas, no por la edad sino por la presión cotidiana que significa tratar de dirigir correcta, justa y equitativamente, bajo el marco de la ley, la dirección tributaria de la nación.