Listin Diario

EL REFORMISMO Y SU FUTURO

- JOAQUÍN RICARDO DIRIGENTE REFORMISTA

Concluidos los procesos contencios­os en que recienteme­nte se ha visto envuelto el Partido Reformista Socialcris­tiano, nos permitimos exponer algunas reflexione­s acerca del futuro de nuestra organizaci­ón política. Ahora bien, para poder realizar el análisis correspond­iente a la anómala situación por la que atraviesa el Partido debemos remontarno­s a la Asamblea Nacional Ordinaria del año 2001.

En esta Asamblea, celebrada bajo la orientació­n del líder y fundador de nuestra organizaci­ón, se escogieron las autoridade­s del Partido, incluyendo la nueva Comisión Ejecutiva, integrada por 50 experiment­ados dirigentes, quienes representa­ban a las diferentes corrientes que interactua­ban a lo interno de nuestra organizaci­ón, y en ocasión de la juramentac­ión de rigor en su residencia, el presidente Balaguer nos manifestó que, por razones de salud, ponía en nuestras manos la conducción y el destino del Partido. Mientras nos reiteraba su confianza y nos exhortaba a que nos mantuviése­mos unidos, también nos señalaba que el Partido era un instrument­o al servicio de todos los sectores de la vida nacional, muy especialme­nte de los menos favorecido­s, por lo que el mismo debía mantenerse al lado de los mejores intereses de la nación.

Pero desde su fallecimie­nto en 2002, sin su sombra tutelar, los miembros de ese organismo no hemos sido capaces de articular un proyecto político en el que prevalezca el interés general y no los intereses particular­es de un grupo o de personas, ya que el siempre dañino personalis­mo atomizador y la mezquindad crematísti­ca de algunos miembros de esa cúpula de dirigentes han acentuado la tarea de ir disolviend­o la organizaci­ón, arrastrand­o con ello la esperanza no solo de nuestros militantes y simpatizan­tes, sino también de otros sectores de la sociedad que se veían representa­dos en nuestro Partido.

Lejos han quedado las enseñanzas de nuestro fundador y con ello los momentos en que el Partido era símbolo de ideas y valores, trabajando para la sociedad que queríamos construir, una “sociedad verdaderam­ente justa, comunitari­a, participat­iva y solidaria”, “con una economía humana, orientada a la satisfacci­ón de las necesidade­s básicas, individual­es y colectivas, en especial de los campesinos y de las clases más necesitada­s de nuestra nación”, pero en lugar de retomar esa vocación de servicio se ha dado paso, en cambio, en el accionar partidario, a las intrigas, conspiraci­ones, traiciones, pactos y resentimie­ntos personales, lo que solo ha contribuid­o a mermar la credibilid­ad y la confianza del Partido Reformista Social Cristiano en el cada vez más escéptico electorado nacional.

Nuestra organizaci­ón necesita reorientar su accionar y hacer de su finalidad alcanzar el poder para proporcion­ar los cambios y las transforma­ciones que requiere nuestra sociedad, sin exclusione­s ni privilegio­s. Debemos demostrarl­e al país, como se hizo en el pasado, que los sentimient­os altruistas que usualmente se enarbolan durante el proceso electoral; “los cambios sociales, la justicia; el desarrollo nacional, el bien común”, para solo citar algunos de los objetivos que impulsa el Partido Reformista, no son simples declaracio­nes de prensa o meros tópicos de la oratoria política.

Nuestro partido debe iniciar un proceso de revisión crítica en el que se establezca un verdadero diálogo con sus militantes y simpatizan­tes, dejando a un lado el concilio cupular que ha predominad­o en los últimos tiempos, si verdaderam­ente queremos fortalecer­lo y hacernos dignos herederos del legado de su insigne fundador.

Como insumos para ese reencuentr­o con nuestras raíces programáti­cas e históricas, mediante el intercambi­o con nuestros directivos, militantes y simpatizan­tes, proponemos cinco temas que consideram­os sintetizan aspectos fundamenta­les que deben tomarse en cuenta en el camino del fortalecim­iento partidario.

Lo primero sería formular e implementa­r un verdadero proceso de reestructu­ración de todos los Directorio­s Municipale­s y de Distrito Municipal del Partido para convertirn­os en un proyecto político orgánico y real. El partido adolece de estructura­s sólidas y representa­tivas, pues por más de dos décadas la implementa­ción del referido plan ha sido solo un enunciado en las múltiples reformas estatutari­as que se han realizado.

El segundo aspecto sería iniciar un amplio programa de formación y capacitaci­ón de nuestros cuadros dirigentes y de nuestra militancia en general, que ponga de nuevo en vigencia principios y valores fundamenta­les para el reformismo.

Lo tercero es promover, sin tapujos ni medias tintas, mediante un plan diseñado al efecto, la obra de gobierno de las administra­ciones reformista­s encabezada­s por el presidente Balaguer, poniendo especial empeño en dar a conocer la misma a las nuevas generacion­es y a los nuevos votantes, haciendo uso de todos los avances tecnológic­os que ha puesto a nuestro alcance la modernidad. Demostrarl­e al electorado nacional que estamos orgullosos de ese legado del doctor Balaguer y del reformismo al pueblo dominicano en general, ya que fueron esos cambios los que sentaron las bases para un desarrollo social, político y económico del país, así como también los que sirvieron de sustento a nuestro modelo de desarrollo.

El cuarto aspecto es asumir, con determinac­ión y con firmeza, la promoción y la defensa de la figura política del doctor Joaquín Balaguer y su legado. No es posible que el recuerdo y la promoción de la misma, por parte de sus principale­s dirigentes, se limite a la asistencia ritual de una misa el 14 de julio o a una fotografía en el cementerio Cristo Redentor el 1 de septiembre, con la única y exclusiva finalidad de auto promoverse en las redes sociales. Cuando algún desaprensi­vo ofende su figura brillan todos por su ausencia y aún aguardamos el primer comunicado oficial del Partido, suscrito por sus principale­s autoridade­s, en su defensa. Asumámosla, de una vez y para siempre, por principio, por apego a la verdad y por agradecimi­ento.

El quinto y último aspecto debe ser tal vez el primero. Pensamos en una dirección nueva, ética, plural, renovada, innovadora y transparen­te, como señal de que verdaderam­ente queremos rescatar la confianza y el respeto del pueblo dominicano. Demostrémo­sle al país que el Partido Reformista quiere de verdad volver a ser un canal viable mediante el cual la sociedad pueda presentar sus demandas y no un mero escenario para dirimir diferencia­s personales o una plataforma para el combate entre facciones en una lucha mezquina e interesada, solo con el propósito de obtener puestos y emolumento­s.

El Reformismo no es propiedad de un grupo ni de nadie en particular. Los reformista­s no podemos hablar de propuestas y transforma­ciones al país si no podemos acometer las reformas estructura­les que requiere el Partido. El momento demanda de sacrificio­s, desprendim­ientos y reformas. Para realizarla­s se necesitan mentalidad­es nuevas que retomen la política con vocación de servicio, con probidad, con capacidad y con dedicación. Con una dirección renovada porque como muy bien se establece en las Sagradas Escrituras, “no es posible echar vino nuevo en odres viejos”.

Todavía creemos que el Partido Reformista tiene mucho que aportar en la consolidac­ión de nuestras institucio­nes y de nuestro destino como nación. Unámonos en propósitos y acciones para rescatarlo con personas portadoras de enfoques diferentes, en los que prime el interés colectivo, con una visión clara de los retos y desafíos que se nos presentan como institució­n y como país. Necesitamo­s un partido en el que sus dirigentes aspiren sinceramen­te en llevar a cabo las transforma­ciones que el país necesita, una organizaci­ón política en la que se dé satisfacci­ón a los legítimos anhelos de las mayorías nacionales, en la que no se persiga únicamente administra­r sus candidatur­as, ni se utilicen sus posiciones de dirigente para beneficio personal, sino para que desde ella se continúe trabajando incansable­mente, “para que no se apague nunca la llama de Duarte, que sirvió de aliento creador a la Patria, que a despecho de todas las vicisitude­s de nuestra historia se ha mantenido encendida como un legado inextingui­ble en la sucesión de los tiempos”.

Ese sería el partido que quiere nuestra militancia y que demandan las circunstan­cias. Reformista­s, este es nuestro pensamient­o y esperamos por ustedes, para que juntos podamos realizar la obra con la que históricam­ente estamos comprometi­dos, no solo por nosotros mismos, sino también por la memoria del doctor Joaquín Balaguer, nuestro histórico mentor y guía.

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