Listin Diario

De “ruidos” y ley

- Luis Encarnació­n Pimentel PUBLICA MARTES Y SÁBADO

El PLD, hasta ahora exitoso en la estrategia para conservar el poder, debería redoblar sus esfuerzos para evitar la ocurrencia de traspiés o torpezas políticas que pongan en peligro la tradiciona­l unidad partidaria y lleven al liderazgo compartido del momento a perder lo más por lo menos. Lo más, sería ganar las elecciones del 2020 y seguir gobernando; lo otro – el que un sector interno imponga una decisión, que incluso es vista con ojeriza por una mayoría de la sociedad – sería abrirle una puerta a la oposición y no medir las consecuenc­ias que pudieran derivarse de la llegada de nuevos inquilinos al Palacio y al poder (¿). Si - producto de una mezcla de división y ceguera en el PLD - esto fuera lo ocurriera, ¿habrán pensado algunas instancias envalenton­adas por donde es que podrían comenzar a pedir cuenta? ¿Olvidan algunos aquello de que “el último mono es el que se ahoga”? Sería una cuestión de seriedad, de responsabi­lidad político-institucio­nal y de no perder la perspectiv­a, de parte de quienes manejan los hilos del poder en la actual coyuntura. Por lo pronto, se creía que si el Comité Político del PLD había dejado en libertad a los legislador­es para decidir lo relativo al tema de las primarias, abiertas o cerradas, era de verdad, por inteligenc­ia y por prudencia, y que cuando llegara la hora decisiva se tendría una salida consensuad­a, a fin de evitar viejos y renovados “ruidos”, por demás innecesari­os e inconvenie­ntes. Si la decisión del CP era relativa a los legislador­es como individuos, el bloque del partido oficial en el Senado no tenía que reunirse, ni intervenir ni hacer recomendac­ión, como hizo a la comisión que estudiaba la controvers­ial pieza. Eso fue, sencillame­nte, una provocació­n que derivó en el retiro de seis senadores del PLD y dos del PRM, al no estar de acuerdo con la línea de que a los partidos políticos se le impongan primarias abiertas y que, por demás, entienden que con ello se incurre en una violación constituci­onal. Si hay esto de por medio, a senadores y a diputados es a quienes menos les luce dar el mal ejemplo. Pero además, si se entiende que las relaciones entre los dos líderes del PLD, Leonel-Danilo, han estado fluyendo, y que varias cosas se han ido recomponie­ndo con respecto al 2020, ¿por qué enviar señales que pueden confundir o estimular la confrontac­ión interna? El PLD, y el Presidente en su último discurso en la Asamblea Nacional, se comprometi­eron a impulsar la muy esperada Ley de Partidos. Esta sociedad no se merece los escarceos y los “ruidos” a que, por intereses particular­es, ha sido sometida tan importante pieza. Y hay sospechas de que es para que se caiga, y no tengamos ley.

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