Ustedes rechazaron al Santo...
Tercer domingo de Pascua, y en la lectura del libro de los Hechos, en el cap. 3, Pedro dijo a la gente: “El Dios de nuestros padres ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazaron al Santo, al justo, y pidieron el indulto de un asesino, mataron al autor de la vida, pero, Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.
Sin embargo, hermanos, sé que lo hicieron por ignorancia, y sus autoridades, lo mismo, pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que el Mesías tenía que padecer.” En el Evangelio vemos como Jesús se apareció en el Camino a los de Emaús, y como lo reconocieron al partir el pan. Cuando estaban hablando de estas cosas, Jesús se presenta en medio de ellos y le pide de comer. Ellos llenos de miedo por la sorpresa, creían haber visto un fantasma. “¿Por qué se alarman? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies; soy yo en persona. Pálpenme y dense cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veo que yo tengo”. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: “¿Tienen ahí algo para comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. ÉL lo tomó y comió delante de ellos, y les dijo: “Esto es lo que les decía mientras estaba con ustedes; que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse”. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados… Ustedes son testigos de esto”. Durante todo este tiempo debemos de estar alegres, porque el saber que el Señor Jesús vive dentro de nuestros corazones ahora y siempre nos debe producir una gran alegría, y demostrárselo a los demás con nuestro comportamiento. Este pasaje es muy sumamente importante para todos nosotros los cristianos. Nosotros creemos en algo, si la persona que nos lo expresa, es de nuestra mayor confianza, si no, no creemos. Por eso creemos en las personas que estuvieron presentes en esos momentos cuando Jesús estuvo en la Tierra. Y estuvieron presentes después de su resurrección. Y dieron su vida por Él. Durante toda esta semana leeremos los pasajes donde sus discípulos comparten con Él hasta que sube a los cielos. Fueron muchos los días, comiendo, observando sus actuaciones, encargándoles su misión, etcétera. No nos defraudó. Está vivo y ¡Creo! ¡Aleluya!