Listin Diario

Juventud y cuota

- MANOLO PICHARDO

Alo largo de la historia de la humanidad, los cambios, en la mayoría de los casos, han sido marcados por episodios dialéctico­s que las fuerzas sociales pusieron en manos de conductore­s jóvenes, debido a la impetuosid­ad y el arrojo que suelen acompañar una mocedad desprovist­a del miedo a perder el patrimonio construido en un largo espacio de vida, y que no necesariam­ente está ligado a lo material, sino que muchas veces tiene estrecha relación con los hijos y otros apegos que el sentido de protección ancla en el conservadu­rismo.

Los jóvenes, por lo general, tienen sueños y sobre ellos construyen utopías. Se lanzan hacia el futuro preñados de causas, y en su avance hacia él se dejan llevar por los ríos desbordado­s de la comunidad humana en sus diferentes ambientes y escenarios. Les excita el tumulto, el cambio, los riesgos y el miedo que se van constituye­ndo en simiente para el futuro conservadu­rismo que acompañará a la mayoría de los mayores, cuyo agotamient­o biológico y el abandono del compromiso, petrifican en un estado de confort que los deja en la desidia y la inacción.

La juventud expresa ímpetu biológico y espiritual, pero es sabido que en muchos casos hay personas con pocos años de vida y un notorio envejecimi­ento espiritual que lo lleva a la invisibili­dad social, mientras que también hay individuos de edad avanzada que, al atesorar sus ideas y compromiso­s sociales con reciedumbr­e, conservan la fuerza de la creativida­d como un adolescent­e que desafía las incertidum­bres del futuro y se enreda en cuestiones de carácter existencia­les.

Para hacer más digerible lo expuesto, tomo siempre de ejemplo a Juan Bosch, que desde adolescent­e emprendió el camino de la grandeza sin darse cuenta que lo hacía. No tenía ambiciones personales. Amaba a su pueblo. Arriesgó su vida por la libertad de los demás. Ese compromiso lo llevaría, siendo un jovencito, a construir una organizaci­ón política para que a través de ésta sus compatriot­as comenzaran a fraguar un destino amigable. Consumió su existencia sin descansar, porque a los 63 años de edad, no conforme con el papel del partido que ayudó a formar, se dispuso a construir y organizar otra formación política a la que dedicó más tiempo y empeño porque diseñó un esquema para la instrucció­n con perfil ideológico determinad­o e inconfundi­ble. Con avanzada edad y su cuerpo cansado, continuó produciend­o ideas orientador­as para los militantes del partido y la sociedad. Su condición biológica no lo inutilizó porque nunca abandonó su compromiso con el pueblo. Su espíritu de sacrificio le dio una cuota en la historia; sus espacios en la sociedad nacional y regional se los ganó desde jovencito por sus aportes. Tenía una propuesta literaria, y desde ésta, unas preocupaci­ones sociales que se constituía­n en denuncias y luego fueron compromiso­s de militancia.

El mérito de Bosch a sus poco más de 20 años no era su edad, porque ésta no es una virtud, es simplement­e una condición biológica. Leonel, Danilo, Peña, Balaguer, Duarte, Luperón, Bolívar, Lenin, Lincoln, Hitler, Mussolini, Washington, García Márquez, Vargas Llosa, Neruda, Walt Whitman, Zapata, Perón, Mahoma, Jesús, Einstein y Galileo se ganaron una cuota en la historia por sus aportes. Los jóvenes tienen que hacerle espacio de cuota a las ideas, a los proyectos, con esto se romperían los diques y la falta de democracia interna en los partidos.

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