VIVENCIAS
AJuan Francisco Puello Herrera
los trastornos o perturbación patológica de las facultades mentales se le denomina demencia o locura. La locura, en otro contexto es vista como una “acción impudente, insensata o poco razonable que realiza una persona de forma irreflexiva o temeraria”.
A los fines de lo que pretendo exponer me agrada la definición de insanity (locura) que da el diccionario en inglés tomada de una frase de Albert Einsten: Doing the same over and expecting a different result (Hacerlo todo igual una y otra vez y esperar un resultado diferente).
Es perfectiblemente aplicable el término insanity en la República Dominicana respecto a todos los órdenes que inciden en la vida social y que abarca el ámbito político, económico, educativo, deportivo y hasta religioso.
Cuando se observa en nuestro medio, gente que se presume está dotada de una inteligencia promedio y que en lugar de pensar con el cerebro lo hace con la mirada fija en lo que va a recibir a cambio, nos encontramos en una encrucijada de difícil solución.
Nuestro conglomerado social habita en dos países diametralmente opuestos, el de la locura y el del buen juicio, dividido con unos linderos inciertos que hace imposible conocer a ciencia cierta en cuál lado de los países uno se encuentra ubicado.
Ejemplos de esta insanity la vemos sin que sea limitativo, en el ordenamiento del transporte público, en la educación ciudadana, en los proyectos sociales, en la educación escolar, en la falta de una adecuada estructura gubernamental.
La insanity nos ha perseguido desde siempre en estos predios, porque hay gente que haciendo todo igual una y otra vez increíblemente espera un resultado diferente.