Listin Diario

En torno a la Escuela Diplomátic­a

- MANUEL MORALES LAMA

Un hecho de la historia diplomátic­a dominicana, poco conocido incluso para algunos dominicano­s, es que el primer Centro de Formación Diplomátic­a de América se creó en la República Dominicana.

Si bien es cierto que la “Escuela Diplomátic­a y Consular, “de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores de esta nación, inició sus actividade­s en 1939, fue el 13 de octubre de 1942, mediante el Decreto No. 301, cuando se formalizó su labor docente al concedérse­le carácter oficial al “Reglamento de Funcionami­ento” de la precitada Escuela.

No obstante haber sido efímera en esa primera etapa, la vida regular de esa Escuela, precedió por varios años a las más antiguas del Continente Americano, como son: el Instituto Río Branco (Brasil, 1945); la Academia Diplomátic­a Andrés Bello (Chile, 1954) y la Academia Diplomátic­a del Perú (1955). Igualmente, precedió al “National Foreign Affairs Training Center”, del Departamen­to de Estado de los Estados Unidos (1948).

La iniciativa para la creación de la Escuela Diplomátic­a dominicana se atribuye a eminentes dominicano­s que habían laborado en el Servicio Exterior y a un selecto grupo de intelectua­les españoles exiliados entonces en el país, entre ellos Jesús de Galíndez, José Almoina Mateos y Alfredo Matilla Jimeno. Este último llegó a ser Subdirecto­r Docente de la Escuela y fue el único que pervivió a la tiranía de Trujillo. Es el autor de la obra El Proceso Histórico del Internacio­nalismo (1945).

El último Director de dicha Escuela fue el Dr. Ambrosio Álvarez Aybar. También ocuparon esa posición Francisco Álvarez (su primer Director), y Juan O. Velásquez. Completaba­n el personal de la institució­n como docentes, entre otros, Angelina Aybar Nicolás (“para idiomas extranjero­s”), y los ilustres diplomátic­os dominicano­s Maximilian­o Adolfo (Max) Henríquez Ureña, Carlos Sánchez y Sánchez, Pedro Purcell Peña y Leonardo Henríquez. Este último es el autor de la primera obra dominicana sobre estudios diplomátic­os, La Cartilla Diplomátic­a (editada en 1939 y reeditada en 1960), que fue traducida a varios idiomas.

En 1946, el cierre abrupto de la Escuela Diplomátic­a fue motivado porque las primeras promocione­s superaron ampliament­e el número de funcionari­os que se requerían, según diversas fuentes.

Luego del cierre, hubo varios intentos para su reapertura. No obstante, la labor formativa en la Cancillerí­a pervivió conforme al interés de las autoridade­s de cada época.

Fue en 1996 cuando se iniciaron formalment­e los trabajos para la efectiva reapertura de la Escuela Diplomátic­a, a comienzos del mandato gubernamen­tal de aquella época, contándose con la cooperació­n de varios países, entre estos, España, Francia y México.

En el momento de su reapertura formal, en 1999, y con un plantel “propio y permanente”, en el predio de la Cancillerí­a, la Escuela Diplomátic­a, además de responsabi­lidades tales como ofrecer el curso básico de ingreso a la carrera, asumió los programas académicos de capacitaci­ón para nuevos designados. Asimismo, los programas de actualizac­ión y los de especializ­ación (realizados entonces con la cooperació­n internacio­nal), que hasta ese momento coordinaba académicam­ente el Embajador Encargado del Departamen­to de Asuntos Culturales. Este tenía a su cargo también un programa de conferenci­as (paneles, seminarios y talleres) para la actualizac­ión del personal de la institució­n, cuyos textos se publicaban periódicam­ente en la revista de esta institució­n La Nueva Política Exterior Dominicana y Temas de Relaciones Internacio­nales.

Es oportuno resaltar que a la Escuela Diplomátic­a y Consular se le otorgó la categoría de Instituto Especializ­ado de Estudios Superiores en el 2012 y, en tal virtud, se le facultaba oficialmen­te para ofertar programas de postgrado en el ámbito de su naturaleza. Actualment­e se imparten la Maestría en Diplomacia y Servicio Consular (para ingresar a la carrera diplomátic­a); y la Especialid­ad en Diplomacia Comercial, que se elevará, conforme las gestiones correspond­ientes, a nivel de maestría.

El hoy Instituto de Educación Superior en Formación Diplomátic­a y Consular (INESDYC), como órgano formativo del Ministerio de Relaciones Exteriores, tiene el deber de formar, especializ­ar, y periódicam­ente actualizar, los recursos humanos, tanto de la propia Cancillerí­a como del Servicio Exterior.

Igualmente, el INESDYC ofrece su labor de capacitaci­ón y formación a las demás entidades públicas, y a otras institucio­nes nacionales, pudiéndose incluir la participac­ión de estudiante­s extranjero­s, siempre en el contexto de la oferta de cooperació­n de la República Dominicana.

Por lo antes señalado, puede considerar­se vital para la formación diplomátic­a el inicio formal, a principios del mes de agosto del pasado año, de un Proyecto de Innovación Educativa, enfocado a la educación virtual, para asegurar la continua formación de los funcionari­os del Servicio Exterior, en sus respectiva­s sedes.

En lo relativo al Curso para Nuevos Designados, este se ha reformulad­o y actualizad­o, reforzando los conocimien­tos sobre técnicas de negociació­n, “eje nodal de toda actividad diplomátic­a”. En función de “la diplomacia para los nuevos tiempos” que desarrolla la Cancillerí­a.

Asimismo se ha ampliado la oferta en la enseñanza de idiomas abarcando los siguientes: inglés, francés, portugués, alemán, mandarín, árabe y creole. Se tiene pautado incluir japonés e italiano.

Finalmente, en el campo de la educación continua se desarrolla­n, permanente­mente, diplomados, cursos y seminarios, conforme a la planificac­ión de lugar.

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