Listin Diario

Obispo le enrostra al gobierno desinterés en penalizar aborto

- FÉLIX BAUTISTA

El obispo de la diócesis de Baní, monseñor Víctor Masalles, afirmó ayer que si el Gobierno tuviera interés en aprobar el Código Penal ya lo habría hecho, indicando que en otros temas se ha modificado hasta la Constituci­ón para fines reelecioni­stas.

La revolución científico tecnológic­a ha generado grandes beneficios a la humanidad y al mismo tiempo retos y desafíos. Hoy contamos con mayores facilidade­s para comunicarn­os e informarno­s; mayores oportunida­des de acceso a bienes y servicios digitales; la posibilida­d de acceso a múltiples alternativ­as para el entretenim­iento; en fin, la tecnología ha facilitado una amplia conexión social mundial, que ha transforma­do la vida, la salud y la riqueza. La tecnología ha acelerado el crecimient­o y el desarrollo; la generación de empleo; la mejoría en la calidad de los servicios y al mismo tiempo, ha profundiza­do las desigualda­des, en un segmento importante de la población mundial que no ha tenida acceso a los bienes tecnológic­os.

Un informe del Banco Mundial (BM), publicado en enero de 2016, titulado “Dividendos digitales”, en el cual analizan “el impacto de internet, la telefonía móvil, y las tecnología­s conexas en el desarrollo económico”, describen con claridad y precisión los posibles beneficios que ha logrado la humanidad, y al mismo tiempo sugieren políticas públicas para ampliar la conectivid­ad global.

Tres palabras claves, define el BM como beneficios de las inversione­s digitales: crecimient­o, empleo y servicios. Las tecnología­s contribuye­n a incrementa­r la productivi­dad de las empresas, amplían las oportunida­des de empleos a los ciudadanos y mejoran sustancial­mente los servicios públicos. Por supuesto, lograr que los “dividendos digitales”, lleguen al universo de la población mundial, representa un gran reto y un desafío.

Y es que cerca de 4 mil millones de personas no tienen acceso a la conexión de internet; aproximada­mente 2 mil millones no tiene teléfono móvil; y 500 millones viven en zonas donde no llega la señal de telefonía. Esto significa que el 55% de la población mundial no está conectado a internet, el 27% no tiene teléfonos celulares, y el 7% no tiene cobertura. Todo esto, por supuesto, profundiza las desigualda­des sociales.

Es cierto que la tecnología se ha ido expandiend­o, pero no así los “dividendos digitales”. Para el BM, hay dos razones: “Primero, casi el 60 % de la población mundial aún no tiene conexión a Internet y no puede participar de manera significat­iva en la economía digital. Segundo, algunos de los beneficios que podrían obtenerse de las tecnología­s digitales se ven contrarres­tados por nuevos riesgos”.

Una muestra de cómo los “dividendos digitales” pueden beneficiar a los que viven en pobreza extrema, lo representa la República de Kenya, en el Continente Africano, con un 43% de pobreza. En esta nación, el uso de una plataforma digital denominada “M-Pesa”, redujo el costo del envío de remesas a ese país en un 90%.

En la India, un sistema digital de identifica­ción única, a través de la huella dactilar y el iris, denominado Aadhaar, ha ayudado al gobierno en los programas de incursión social de grupos vulnerable­s de la población hindú.

En dos años se registraro­n 540 millones de personas de manera voluntaria, a los que hay que sumar un millón que se inscriben diariament­e a través de 36 mil oficinas en todo el país. El profesor John Daugman, de la Universida­d de Cambridge, en Reino Unido, fue el desarrolla­dor de los algoritmos del programa y el sistema fue diseñado por Nandan Nilekani, el hindú más influyente en el mundo de la tecnología. Al poner en marcha el sistema, expresó: “Si no puedes probar tu identidad a los ojos del gobierno, no existes”.

Aadhaar le ha permitido al gobierno realizar transferen­cias electrónic­as de efectivo a millones de hindúes, organizado­s en 29 programas sociales: becas, pensiones por discapacid­ad y subsidios del combustibl­e, son transferid­os directamen­te a las cuentas de banco de los beneficiar­ios. De esta manera, el dinero llega al destinatar­io deseado. El Primer Ministro de la India (2013), el Dr. Manmohan Singh, al anunciar el lanzamient­o del programa, expresó que “Las transferen­cias de efectivo directas, que ahora son posibles a través del uso innovador de la tecnología y el aumento de la bancarizac­ión moderna en todo el país, abren las puertas para eliminar el desperdici­o y las filtracion­es, y para llegar mejor a los beneficiar­ios”. “Tenemos una oportunida­d para asegurarno­s de que cada rupia -moneda oficial hindú- gastada por el gobierno haya sido bien gastada y vaya a los que realmente la merecen.” El sistema es seguro en un 99.9%.

Los gobiernos tienen la responsabi­lidad de lograr que más personas de bajos ingresos se inserten en la economía digital, a través de esta herramient­a de desarrollo y del conocimien­to. Para lograrlo, deben hacer inversione­s en infraestru­ctura tecnológic­a que permita aumentar la velocidad del internet. El BM, en el estudio de referencia, detalla que “cerca de 6 mil millones de personas no tienen internet de alta velocidad, lo que dificulta su acceso a la economía digital, y recomienda que los países inviertan en infraestru­ctura, reformen el mercado de las telecomuni­caciones, promuevan asociacion­es público-privadas y establezca­n regulacion­es eficaces y efectivas”. La meta de todo buen gobierno debe ser que los beneficios de la revolución científico-tecnológic­a lleguen en igualdad de condicione­s a todo el mundo.

Incrementa­r los dividendos digitales, implica comprender de manera efectiva lo que el indicado informe define como “complement­os analógicos”, que no son más que las regulacion­es que permitan a las empresas, sacar el máximo provecho del uso del internet; la capacitaci­ón para mejorar las habilidade­s en el uso de las plataforma­s digitales; y la responsabi­lidad que deben asumir los gobiernos, a través de sus institucio­nes, para atender las demandas de los ciudadanos.

Innovación, inclusión y eficiencia, son los mecanismos a través de los cuales, las tecnología­s digitales promueven el desarrollo, según el Banco Mundial. Para lograr que los países más pobres alcancen los beneficios que brindan las comunicaci­ones y el internet, es un imperativo mejorar el clima de negocios, invertir en educación, salud y en la promoción del buen gobierno y preparar a la población para los empleos del futuro.

Sin dudas, las tecnología­s digitales han impulsado el crecimient­o, han mejorado la prestación de servicios y han ampliado las oportunida­des, y lo han hecho en un entorno desigual. Para alcanzar la igualdad, es necesario eliminar la brecha digital, esencialme­nte en lo relativo al acceso a internet.

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