Confusa posición del PRM
Vi al nuevo presidente del Partido Revolucionario Moderno (PRM) debutar en el juego de la selva política dominicana guiado por la reiteración de una confusa decisión que no despeja el horizonte electoral que la bruma de la degradación arropa a golpes asestados en el coxis, una acción que ha pretendido despertar los instintos de primate que dormitan como información genética en la diminuta pieza ósea, sin sospechar que en los golpeados abundan los cerebros crecidos a fuerza del trabajo que fue estructurando el pensamiento lógico.
La provocación se expresó en varios escenarios. El Senado de la República sería uno de ellos. Allí el músculo estatal, expresado en mayoría numérica aplastó, bajo el calculo de que reventaría al consenso de la sociedad, mostrando hasta las vísceras del aplastamiento para provocar pánico y retirada, propósito que no logró, en razón de que en el otro terreno de batalla, la Cámara de Diputados, entendido como inmenso lodazal en el que el dinero del pueblo podría ser utilizado para comprar levantadas de manos, ausencias por compromisos familiares de último momento o inoportunas enfermedades muy oportunas para los fines aviesos, la cuenta falló. El inexplicable (o muy entendible) miedo a descender de la copa o el “cogollito” fue armando, en paralelo al plan congresual, un “bollo” judicial completamente instrumental para lo que se requirió del espectáculo que el escándalo de Odebrecht facilitaría para que los mayores responsables de éste se convirtieran en persecutores de los que por su poder de decisión pudieran convertirse en obstáculo para el “objetivo estratégico” de la reelección, que cabalgaría sobre las primarias abiertas, poniendo a la grupa a los partidos maniatados a sogas cortas colocadas al cuello de dirigentes clave de estas formaciones. Encartar primero en envolturas de flashes y tomas de cámaras; de esposas, sirenas, transmisión en vivo, caravanas de detenidos, fuerzas policiales remedando a Hollywood en gestos peliculeros, y “desencartar” luego a una parte de manera provisional, como forma de mantener la amenaza de mover el piso a los amarrados por el cuello, muestran un nivel de degeneración política que solo encuentra caldo de cultivo en la falta de propuestas de que adolecen las formaciones políticas que están operando al margen de las ideologías, que son las bases conceptuales para el debate serio y la elaboración de programas.
La confusa reiteración de la propuesta de que las primarias contempladas en el proyecto de ley de partidos sean cerradas y simultáneas para el PRM, pero con libertad de elección para las demás organizaciones y decisión de las cúpulas, deja resquicios para maniobras de compras para las primarias abiertas, rechazadas por el consenso de la sociedad expresado en la casi totalidad de los partidos y todas las iglesias, organizaciones empresariales, sindicales y de la sociedad civil que entienden que esta modalidad atenta contra el sistema de partidos.
Está claramente debatido que los militantes son los que construyen y sostienen a los partidos y que eliminarlos como ocurriría si se asumen las primarias abiertas, sería atentar contra la existencia de las formaciones políticas, que son el sostén del sistema democrático, en tanto constituyen instrumentos mediadores entre los ciudadanos y el Estado. Siendo así, quebrar el orden democrático es generar inestabilidad política, social y económica, lo que se traduce en falta de inversión, pobre desempeño empresarial, desempleo, pobreza; más desigualdad, delincuencia y caos.