El valor del mes de julio
Cada vez recordamos -en el mes- el valor de la Iglesia para ese mes. Para este mes de julio, el valor que anuncio es la transmisión de la fe. Este tema es sumamente interesante, y al hablar de transmisión de la fe, agreguemos en sentido más amplio transmisión de los valores, de los cuales la fe hace parte.
¡Qué importante es, sobre todo en la familia, transmitir! Se piensa en la herencia material, física: “Quiero dejarles algo a mis hijos”, decía papá, y así dicen los padres, y pensaban económicamente.
Sin embargo, la herencia más importante es la transmisión de los valores, entre ellos la fe: en qué tú crees, en qué tú tienes seguridad, y es la fe en Dios. ¿Tú la tienes? Transmítesela a tus hijos, como parte de la herencia que tú como padre o madre quieres dejarles a tus hijos.
Todos los padres ansían eso y la humanidad es eso; el que no piensa en transmitir lo que ha recibido, está fuera de la historia de la humanidad. La humanidad es transmisión; nosotros tenemos esta tecnología tan avanzada, porque una generación le ha entregado a otra lo bueno que ha adquirido; tenemos esos avances médicos porque una generación ha entregado a otra los avances médicos que ha adquirido. Piénsese así en todas las profesiones y en la familia: transmitir la fe, los propios valores que nos hacen bien.
Es lo que decía San Pablo: “Lo que recibí del Señor, eso les transmito y les entrego”. Lo que yo recibí es bueno, pues lo entrego a los demás como un aporte a las generaciones.
Por eso, el valor de la transmisión de la fe y de otros valores, hace parte de una vida con propósito, con ideales.