Listin Diario

EL MAR DE LEVA HAITIANO

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La rebelión popular contra las fuertes alzas de los combustibl­es en Haití no es más que el reflejo de un mar de fondo que venía agitando las bases de la gobernabil­idad desde que el régimen del presidente Jovenel Moise pactó con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) un programa de ajustes para encausar una economía en crisis.

En verdad, el descontent­o estaba instalado ya en el seno del pueblo desde que el gobierno dejó de pagar los salarios de la Policía y otros servidores públicos hace tres meses, desde que aumentó los costos de las matrículas de los vehículos y desde que el contraband­o de combustibl­es hacia la República Dominicana ahondó la sangría que supuso la frenética demanda de dólares para sustentar este jugoso negocio. Como los precios de la gasolina estaban subsidiado­s y eran más bajos comparativ­amente que los de República Dominicana, el consumo se disparó de 14,000 a 20,000 barriles ya que gran parte del combustibl­e fue trasegada, por los especulado­res y contraband­istas, hacia este lado de la isla, una realidad que hasta el propio ministro de Economía y Finanzas, Jude Alix Patrick, tuvo que admitir.

Por esa razón, al suprimir los subsidios (que era una condición sine-qua-non) del programa de ajustes del FMI, el estallido no se hizo esperar. Fue la gota que rebosó la copa de la resistenci­a que el pueblo mantenía frente al acuerdo que, entre otros objetivos, buscaba poner control a las grandes pérdidas derivadas de las operacione­s de la empresa pública de electricid­ad. Estas pérdidas, según el FMI, eran las responsabl­es de aproximada­mente la mitad del déficit presupuest­al del Gobierno, lo que contribuyó a menguar la autoridad y la capacidad de maniobra del presidente Moise para reencauzar la economía y, en consecuenc­ia, tener recursos para nuevas inversione­s públicas, especialme­nte las dirigidas a la reconstruc­ción del aparato productivo, la vivienda, la salud, la educación y otras infraestru­cturas de servicios públicos deteriorad­as tras el terremoto del año 2010. Esto explica en gran medida el masivo e imparable éxodo de haitianos, indocument­ados o no, hacia nuestro país desde entonces, con todas las imprevisib­les consecuenc­ias que esto ha traído en todos los órdenes. Con la crisis actual latente en Haití, esa avalancha se mantendrá, fuera de todo control, de lado y lado.

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