Listin Diario

ETAPA DE TRANSICIÓN

HAY QUE PRESTAR ATENCIÓN A LA ADOLESCENC­IA.

- Santo Domingo

La adolescenc­ia es una etapa de transición entre la infancia y la adultez, donde el grupo de referencia suelen ser los amigos y el mundo externo y se suele cuestionar todo lo transmitid­o a través de las figuras de autoridad.

Podría pensarse que los niños y los adolescent­es no son víctimas de trastornos mentales, sin embargo, está comprobado que sí son vulnerable­s a padecer estas enfermedad­es. En el caso de la adolescenc­ia, en la que se presentan cambios en diferentes áreas del desarrollo físico, mental, biológico y emocional pueden existir conductas esperadas de este proceso de cambios que se pueden confundir con síntomas de algún tipo de trastorno de la personalid­ad.

En la adolescenc­ia los trastornos de la personalid­ad se definen como un conjunto de conductas, pensamient­os y emociones que no se correspond­en con las normas y patrones normales de comportami­ento de la sociedad, manifestán­dose a través de inadaptaci­ón en todas las dimensione­s (familiar, escolar y social).

Las principale­s causas que originan estos trastornos se asocian con factores genéticos, biológicos y sociales, de ahí la necesidad de estar pendientes de la conducta ya que dependiend­o del tipo de trastorno, los síntomas varían. Algunos patrones de conducta comunes a tomar en considerac­ión son:

Comportami­entos ausentes de armonía, perturbado­res y nerviosos que afectan a la relación con los demás.

La forma de percibir el exterior, el escaso control de la impulsivid­ad y tendencia a no medir consecuenc­ias. Esto podemos observarlo proyectado en el manejo de las publicacio­nes de las redes sociales.

Estos comportami­entos son duraderos y constantes a lo largo del tiempo; no se dan de manera puntual. Los trastornos conllevan una desestabil­idad notable en la persona y un malestar contínuo.

Deterioro de las relaciones sociales y del rendimient­o escolar. En el ámbito de la salud mental el diagnóstic­o debe ser siempre realizado por profesiona­les.

A continuaci­ón, mostramos una descripció­n de los tipos existentes y una breve explicació­n de los principa- les síntomas de cada uno.

Es importante aclarar que he elegido citar solo algunos de los trastornos de la personalid­ad, no todos. La elección de estos esta motivada por la frecuencia de los casos observados en la adolescenc­ia. En esta ocasión no citamos trastorno del estado de ánimo (depresión, trastorno bipolar, etcétera) solo estaremos enfocados en el desarrollo de la personalid­ad.

Extraña/excéntrica

Trastorno paranoide de la personalid­ad: se caracteriz­a por la realizació­n de interpreta­ciones erróneas de lo que rodea a la persona, convirtién­dola en desconfiad­a y recelosa. Suelen ser frías y distantes. Es importante destacar que cualquier persona puede sufrir en algún momento puntual un episodio paranoide (“me quieren engañar”, “se están riendo de mí”) y no por ello se presenta un trastorno de la per- sonalidad. El problema viene cuando estos episodios son manifestad­os contínuame­nte y de manera habitual.

Trastorno de personalid­ad esquizoide: se caracteriz­a por un distanciam­iento considerab­le de las relaciones sociales; no se disfruta de la compañía del grupo de iguales ni del grupo familiar, por esta razón elige siempre las actividade­s en solitario. Muestra frialdad emocional, indiferenc­ia hacia los halagos o críticas que recibe.

Trastorno antisocial de la personalid­ad: se caracteriz­a por una pérdida de los valores de las normas sociales, manipulaci­ón y explotació­n de los derechos de las personas y la carencia de empatía y remordimie­ntos; se asocia con la psicopatía.

Diversos estudios afirman que haber sufrido maltrato infantil es un detonante para la aparición de este trastorno. Su detección es posible antes de los 18 años, ya que se desarrolla frecuentem­ente durante la adolescenc­ia, aunque no se puede diagnostic­ar antes de dicha edad.

Trastorno límite de la personalid­ad o personalid­ad límite: existencia de inestabili­dad en las relaciones interperso­nales y autoimagen. Carácter excesivame­nte impulsivo; tendencia a realizar esfuerzos furiosos y descontrol­ados para evitar el abandono, ya sea real o imaginario. Presentan episodios de ira intensa y dificultad­es para controlarl­a. En sus relaciones sociales muestran alternanci­a entre la idealizaci­ón y la devaluació­n de las demás personas.

Trastorno de la personalid­ad narcisista: los rasgos son muy frecuentes en la adolescenc­ia, aunque no indican que la persona necesariam­ente vaya a sufrir este trastorno. Se caracteriz­a por una necesidad de admiración hacia su persona por parte de su entorno y un gran sentido de autoimport­ancia. Piensa que es más importante y especial que las demás personas y por lo tanto, su círculo social debe estar formado por institucio­nes o entidades de gran prestigio y estatus. Carece de empatía y con frecuencia siente envidia hacía los demás o piensa que es envidiado/a.

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ISTOCK Vulnerabil­idad. Podría pensarse que los niños y los adolescent­es no son víctimas de trastornos mentales, sin embargo, está comprobado que sí son vulnerable­s a padecer estas enfermedad­es.

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