Listin Diario

En la diana

- ROLANDO REYES

Es necesario citar o identifica­r el manual, texto, tratado, tesis o artículo que plantea que la expectativ­a de devaluació­n o tasa de depreciaci­ón esperada de una moneda con respecto a otra sea igual a la diferencia entre las tasas de política monetaria de los bancos centrales que emiten dichas monedas. Tal planteamie­nto puede ser un invento, o al menos un planteamie­nto carente de toda base teórica y empírica. Desde Dornbusch y Mundell hasta la actualidad, la teoría generalmen­te aceptada plantea que en una situación de perfecta movilidad de capital, la devaluació­n esperada a largo plazo de una moneda con respecto a otra es igual a la diferencia entre las tasas de interés o de rendimient­o “de mercado” de los activos financiero­s expresados en ambas monedas. La tasa de interés se aplica a los siguientes doce meses contados a partir de la fecha de la operación financiera, pero la devaluació­n anual observada se calcula con respecto a los últimos doce meses, y parece que es necesario repetir por enésima vez que el asunto básico y fundamenta­l es la comparació­n de la tasa de devaluació­n actual y la que se requeriría para absorber los efectos del choque externo.

Segundo Tiro

La inflación se encuentra justo en el centro del rango meta que contempla el Programa Monetario, y las proyeccion­es indican que a corto plazo continuarí­a dentro de dicho rango (en un esquema de metas de inflación, la Tasa de Política Monetaria, TPM, se ajusta en función de la inflación proyectada). La devaluació­n anual a la fecha es de 4.1%, cifra que debería compararse con la diferencia actual entre las tasas de interés de activos en moneda nacional y en moneda extranjera. Pero a corto plazo el “desalineam­iento” de las expectativ­as con respecto a las fuerzas determinan­tes del equilibrio fundamenta­l puede determinar una variación significat­iva, y además, la diferencia de las tasas de interés o de rendimient­o de los activos financiero­s debe medirse en relación a un “mercado” en particular, pues no todos los inversioni­stas internos y externos tienen las mismas expectativ­as, y sobre todo, hay que tomar en cuenta que el diferencia­l de rendimient­o entre dichos activos se mueve sin que necesariam­ente se mueva la Tasa de Política Monetaria.

Tercer Tiro

La inflación actual y proyectada no demanda un aumento de la TPM. Pero si la absorción del choque externo requiere una devaluació­n mayor que la actual, entonces todas las tasas de interés deberían aumentar. Si la devaluació­n esperada se revela a través del diferencia­l de tasas de interés, entonces la magnitud del ajuste requerido y percibido por el mercado también quedaría revelado a través de dicho diferencia­l.

En el pasado mes de junio la devaluació­n esperada promedio por los inversioni­stas de los mercados internacio­nales se desplomó hasta 1.55%, presentand­o una trayectori­a descendent­e desde la emisión internacio­nal del bono en moneda nacional.

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