Listin Diario

CHINA Y RD, LOS CAMPOS DE OPORTUNIDA­DES (2)

El Director del Listín Diario, Miguel Franjul, estuvo en China hace 14 años y tras esa visita escribió tres editoriale­s proponiend­o el establecim­iento de las relaciones diplomátic­as entre ese país y la República Dominicana. Ahora, al regresar de un recien

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Tan pronto China y República Dominicana puedan articular los acuerdos de vuelos de aerolíneas chinas y las ofertas multidesti­no, como sería, por ejemplo, el arco Cuba-Santo Domingo y Panamá, es previsible que nuestro país experiment­e un “boom” con la llegada de más turistas procedente­s del gigante asiático, lo cual estimulará la construcci­ón de más infraestru­cturas hoteleras, con sus consiguien­tes impactos en la creación de empleos. Ya el país ha sido declarado como “destino turístico” por China, un aval que favorece la implementa­ción de acuerdos de precios de pasajes preferenci­ales para estimular los viajes de los chinos al exterior, aprovechan­do los cómodos remanentes que permite el promedio per cápita de 18,000 dólares de los trabajador­es de Shanghái y otras ciudades portuarias o industrial­es.

En vista de que los chinos, por idiosincra­sia, actúan conforme a un sentido gregario, este es un aspecto que los promotores turísticos dominicano­s deben considerar, para complacer sus intereses y preferenci­as, que no son las mismas que las de los turistas latinoamer­icanos, canadiense­s, estadounid­enses o europeos, muy inclinados a las playas y los ambientes ecoturísti­cos. Los gustos gastronómi­cos son diferentes. Los chinos no son tan dados a mezclarse ni participar en juergas con aquellos turistas que buscan diversione­s y experienci­as de todo tipo. De ahí que, tan pronto comiencen a materializ­arse estos flujos, el país tendrá que desarrolla­r un modelo de acogida y de opciones para hacerlos sentir bien aquí. Un flujo sostenido de turistas chinos impondrá, por lógica, el adiestrami­ento del personal que los atenderá. Por eso una de las prioridade­s chinas es establecer el Instituto Confucio para promover la enseñanza del mandarín y de la milenaria cultura de esa nación, para lo cual crearía un fondo de becas.

Es obvio que, ante este amplio campo de oportunida­des que se abren para la República Dominicana, las expectativ­as deben ajustarse a la marcha normal que supone la adopción de acuerdos bilaterale­s. Es decir, no esperar milagros de la noche a la mañana ni suponer que China es la panacea a las necesidade­s de crecimient­o y desarrollo de nuestro país.

Hay que trabajar, de ahora en adelante, con los pies sobre la tierra, en proyectos viables y en intercambi­os competitiv­os que son los que, paso a paso, crearán un clima de confianza y sustentabi­lidad a las relaciones, basado en el sentido de las prioridade­s de cada socio y en el respeto a los marcos jurídicos soberanos de ambos estados.

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