CORREDOR BIOLÓGICO
La iniciativa de conservación entre Cuba, Haití, República Dominicana y Puerto Rico está de aniversario.
El Caribe insular es unos de los sitios más megadiversos del mundo, extraordinario tanto por el número total de especies de la flora y la fauna, como por la proporción de éstas que solamente habitan en esta región. Muchos de sus ecosistemas y especies, son incluso propios de cada isla; pero también hay elementos compartidos entre ellas, como los bosques húmedos, los manglares y los arrecifes de coral, por solo citar algunos ejemplos.
La diversidad excepcional de sus ecosistemas y las presiones que reciben, lo convierten también en uno de los siete puntos con mayor concentración de biodiversidad amenazada del planeta. Destaca, además, porque gran parte de su fauna es de naturaleza diminuta, y exhibe algunas de los animales más pequeños del mundo.
A este panorama se suma un factor de extraordinaria importancia: la conectividad que existe entre las islas del Caribe insular y entre estas y la América continental, que garantiza el funcionamiento de los ecosistemas y que, al mismo tiempo, exige una visión integrada de conservación de estos espacios y la cooperación a escala regional.
Con el fin de asegurar esta visión integrada de conservación, el 7 de julio del año 2007 los ministros de Medio Ambiente de Cuba, Haití y República Dominicana firmaron un acuerdo de cooperación del cual nació una iniciativa de conservación regional: el Corredor Biológico en el Caribe (CBC), a la cual se incorporó Puerto Rico en 2016.
Desde su gestación y nacimiento, el CBC ha contado también con el apoyo y el acompañamiento de ONU Medio Ambiente.
Alternativas de vida sustentables
El proyecto concibe a la conservación de la naturaleza como condición necesaria para lograr un modelo de desarrollo sostenible que mejore la calidad de vida de las poblaciones que viven en su espacio geográfico. Para ello trata de resolver las causas que generan las malas prácticas en el uso de los recursos asociados a la biodiversidad mediante la búsqueda de alternativas de vida sustentables, más que aplicando medidas de prohibición.
En este empeño dedica esfuerzos a la educación y a la creación de capacidades para que las instituciones y personas puedan desarrollar nuevas opciones de vida que generen beneficios con equidad y enfoque de género.
Luego de sus primeras acciones, entre 2011 y 2015 el CBC entra en una nueva etapa con la implementación de un proyecto con el apoyo de ONU Ambiente y el financiamiento de la Unión Europea. Esto permitió fortalecer el la concepción del Corredor, establecer su primera delimitación, así como el desarrollo de proyectos de mitigación de amenazas a la conservación de la naturaleza, a los que se les llamó “proyectos piloto”. La idea era aprender cómo seleccionar áreas de alta importancia para la biodiversidad y tratar de resolver algunas de las presiones que se generaban sobre la flora y la fauna de esos lugares.
Estos proyectos permitieron a los países de la iniciativa evaluar qué tipos de acciones eran posibles y factibles en las diez áreas escogidas. Se probaron opciones energéticas y opciones productivas como la apicultura y la artesanía, pero siempre basadas en la reforestación de aquellas especies forestales que eran objeto de uso por las comunidades rurales.