OTEANDO Ni se esconde ni se raja
Hoy día ser político o ejercer la función pública exige un grado de responsabilidad que trasciende la zona de confort. La mejor actitud que debe observar un funcionario o político cualquiera que se considere honesto es la de responder con la debida rapidez cualquier cuestionamiento que sobre su accionar se produzca, poniéndose a recaudo de los malintencionados agentes del rumor capcioso que sacan partido de la especulación y el engaño opositor.
La razón fundamental por la que muchos políticos y funcionarios se ven acogotados por la maledicencia de sus opositores es que cuando los acusan de algo se esconden, huyen y esperan el último momento para empezar a defenderse, conducta que da pie a que la población asuma perceptivamente que las imputaciones son reales, por aquello de que “el que calla otorga”.
En varios de mis últimos artículos he denunciado el estado de angustia que vive la oposición política dominicana, derivada de su falta de estrategia adecuada para construir mayoría ante el gigante PLD. ¡No salen del ámbito de los desaciertos!
La oposición busca ahora, de manera desesperada, temas en los que, intentado pescar en río revuelto, pudiera hacer sonar al Presidente de la República como “presunto implicado”. ¡Les ha dado brega el intento, porque donde no hay, no hay! Y punto.
Y es así como toda la población ha podido ver cómo se han enfilado, de manera infructuosa, los cañones opositores hacia uno de los hombres más cercanos al Presidente y cuyas funciones lo ubican en “el centro de la bisagra” en todo lo concerniente al desempeño de la casa de gobierno, como lo es el Ministro Administrativo de la Presidencia.
Para tales fines, los desesperados, como suelo llamarles, han probado toda suerte de receta. Primero se valieron de un pobre agrónomo que quería y necesitaba sonar –pensando que eso le daría acceso a una secretaría general partidaria- y lo pusieron a decir disparates respecto de un sistema de importación que está instituido sin brechas para las bellaquerías, como lo es el de las importaciones de ajo. A ese intento el ministro en cuestión le salió al frente con responsabilidad y todo el mundo sabe en lo que paró.
Luego intentaron resucitar el muerto del expediente de pago de publicidad a dos empresas. Nuevamente el señor Ministro Administrativo de la Presidencia salió al frente, porque nada tiene que esconder, y les proveyó todos los datos requeridos.
Su último intento con este funcionario ha sido a propósito de una simple carta enviada por él al Ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Lic. Gonzalo Castillo, en la que le anuncia la creación de la “Oficina de Asuntos con la República Popular China”, iniciativa que, desde mi perspectiva, no tiene otro interés que el de manejar con la mayor definición institucional posible los asuntos concernientes a un tema tan cardinal como el futuro de las relaciones diplomáticas apenas iniciadas, pero que la “oposición” quisiera hacer ver como espuria.
La anunciada oficina es un espacio virtual, carece de espacio físico y en ella están concernidos otros funcionarios dentro de los que está, por ejemplo, Juan Ariel Jiménez, viceministro de la Presidencia. Considero que siendo el Presidente el jefe de la política exterior conforme se desprende del artículo 128, numeral 3, literal “b” de nuestra Constitución, nada más normal que la preocupación del Ministro Administrativo porque todo vaya en orden. Pero si quieren pueden seguir, ya que respuestas tendrán siempre, porque el Ministro ha demostrado que ni se esconde ni se raja.