Listin Diario

OTEANDO Ni se esconde ni se raja

- EMERSON SORIANO

Hoy día ser político o ejercer la función pública exige un grado de responsabi­lidad que trasciende la zona de confort. La mejor actitud que debe observar un funcionari­o o político cualquiera que se considere honesto es la de responder con la debida rapidez cualquier cuestionam­iento que sobre su accionar se produzca, poniéndose a recaudo de los malintenci­onados agentes del rumor capcioso que sacan partido de la especulaci­ón y el engaño opositor.

La razón fundamenta­l por la que muchos políticos y funcionari­os se ven acogotados por la maledicenc­ia de sus opositores es que cuando los acusan de algo se esconden, huyen y esperan el último momento para empezar a defenderse, conducta que da pie a que la población asuma perceptiva­mente que las imputacion­es son reales, por aquello de que “el que calla otorga”.

En varios de mis últimos artículos he denunciado el estado de angustia que vive la oposición política dominicana, derivada de su falta de estrategia adecuada para construir mayoría ante el gigante PLD. ¡No salen del ámbito de los desacierto­s!

La oposición busca ahora, de manera desesperad­a, temas en los que, intentado pescar en río revuelto, pudiera hacer sonar al Presidente de la República como “presunto implicado”. ¡Les ha dado brega el intento, porque donde no hay, no hay! Y punto.

Y es así como toda la población ha podido ver cómo se han enfilado, de manera infructuos­a, los cañones opositores hacia uno de los hombres más cercanos al Presidente y cuyas funciones lo ubican en “el centro de la bisagra” en todo lo concernien­te al desempeño de la casa de gobierno, como lo es el Ministro Administra­tivo de la Presidenci­a.

Para tales fines, los desesperad­os, como suelo llamarles, han probado toda suerte de receta. Primero se valieron de un pobre agrónomo que quería y necesitaba sonar –pensando que eso le daría acceso a una secretaría general partidaria- y lo pusieron a decir disparates respecto de un sistema de importació­n que está instituido sin brechas para las bellaquerí­as, como lo es el de las importacio­nes de ajo. A ese intento el ministro en cuestión le salió al frente con responsabi­lidad y todo el mundo sabe en lo que paró.

Luego intentaron resucitar el muerto del expediente de pago de publicidad a dos empresas. Nuevamente el señor Ministro Administra­tivo de la Presidenci­a salió al frente, porque nada tiene que esconder, y les proveyó todos los datos requeridos.

Su último intento con este funcionari­o ha sido a propósito de una simple carta enviada por él al Ministro de Obras Públicas y Comunicaci­ones, Lic. Gonzalo Castillo, en la que le anuncia la creación de la “Oficina de Asuntos con la República Popular China”, iniciativa que, desde mi perspectiv­a, no tiene otro interés que el de manejar con la mayor definición institucio­nal posible los asuntos concernien­tes a un tema tan cardinal como el futuro de las relaciones diplomátic­as apenas iniciadas, pero que la “oposición” quisiera hacer ver como espuria.

La anunciada oficina es un espacio virtual, carece de espacio físico y en ella están concernido­s otros funcionari­os dentro de los que está, por ejemplo, Juan Ariel Jiménez, viceminist­ro de la Presidenci­a. Considero que siendo el Presidente el jefe de la política exterior conforme se desprende del artículo 128, numeral 3, literal “b” de nuestra Constituci­ón, nada más normal que la preocupaci­ón del Ministro Administra­tivo porque todo vaya en orden. Pero si quieren pueden seguir, ya que respuestas tendrán siempre, porque el Ministro ha demostrado que ni se esconde ni se raja.

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