¿CÓMO REFERIRSE AL PRESIDENTE?
Norma internacional. Corresponde el tratamiento de “excelencia” (excelentísimo señor, su excelencia, al presidente de la República y, por extensión, al vicepresidente.
Asimismo, se aplica al canciller (y en otros países a los demás ministros) y a los embajadores y ministros plenipotenciarios, cuando estos últimos sean jefes de misión diplomática.
Sin embargo, hay ocasiones en que lo adecuado es dirigirse a estas personalidades anteponiéndole a su cargo la palabra señor, por ejemplo, cuando un presidente se dirige en una audiencia a un embajador o a un ministro. Si en un mismo discurso o misiva debe hacerse referencia a un presidente de un país y a un embajador, se reservará el tratamiento de “excelentísimo señor” para el Jefe de Estado y a los embajadores se les denominará “su excelencia”. En algunos países existe una forma particular de tratar al presidente, como es el caso de los Estados Unidos, donde los ciudadanos le llaman “dear president”. México es otra de las excepciones curiosas, ya que allí a partir de la Revolución se comenzó a denominar al máximo mandatario “ciudadano presidente”. En República Dominicana, únicamente se usó este tratamiento en el mandato del presidente Salvador Jorge Blanco. A los mandatarios se les da el tratamiento que se acostumbra a usar internacionalmente, o sea, “excelentísimo señor” o bien “su excelencia. El título de generalísimo se concedió en España y República Dominicana al Jefe de Estado en la época de Francisco Franco y Rafael L. Trujillo, respectivamente. “honorable señor” se utiliza en nuestro país en ciertas ocasiones para referirse al Jefe de Estado, incluso a otros altos dignatarios. Sin embargo, este tratamiento, que corresponde a la categoría de cónsul, no sería el más apropiado para una instancia superior, desde un punto de vista estricto. “Honorable” se usa para referirse a las instituciones: honorable Cuerpo Diplomático, honorable Senado de la República, también honorable Embajada, entre otros.