En la diana
Primer Tiro
En la entrega anterior se trató el tema del análisis que debe hacerse para la definición e identificación de las prioridades de la inversión pública en educación. La esencia del planteamiento analítico es la cuantificación de los costos y los beneficios sociales asociados a cada requerimiento de inversión, y ordenar las prioridades de las mismas en función de la relación entre ambos resultados. El cálculo de la inversión requerida por cada proyecto es un procedimiento operativo simple que no demanda de análisis especial. Sin embargo, en el caso de los beneficios se requiere de otro tipo de análisis. La aplicación del costo de oportunidad demanda que los costos sociales en que se incurre en el caso de no realizar la inversión se imputen como ingresos de la misma. Mientras mayores sean los costos de no realizar la inversión, mayores serán sus beneficios sociales representados por los costos ahorrados. Una vez hecha estas aclaraciones, es necesario pasar a corregir una deficiencia de precisión teórica del segundo Tiro, y un serio error cuantitativo del tercero, ambos correspondientes a la entrega anterior. Segundo Tiro
Antes del 2012 la primera prioridad de la inversión pública en sector de la educación era la destinada al aumento de la inclusión y la cobertura del sistema. Con cientos de miles de niños y niñas fuera del sistema, la construcción de aulas produce beneficios indirectos en tres dimensiones: Reduce la pobreza a través del aumento de los ingresos privados de las personas que reciben el servicio educativo público, aumenta el bienestar social general a través del aumento del capital social, y aumenta el ingreso disponible de los hogares a través de la reducción de sus gastos privados en educación. Una vez los alumnos llegan a las aulas, hay que asegurar que permanezcan en ellas. Un aumento del 70% en la cantidad de aulas reduce la rentabilidad social marginal de nuevas inversiones en ese renglón, y es en esas circunstancias en las que la nueva prioridad sería la inversión en la reducción de la repitencia y la deserción, la que además de aumentar el nivel general de escolaridad, produce beneficios directos a través de la reducción del gasto público por alumno. Tercer Tiro
La rentabilidad social de la inversión pública está determinada por los beneficios directos e indirectos que produce. La tasa de repitencia y deserción promedio es de 9%, la que aplicada a una población de alumnos de 1,950,000 equivale a 175,500 estudiantes que abandonan las aulas o repiten de grado. Según el presupuesto vigente del MINERD, el costo por alumno es de RD$ 78,341.2, lo cual significa que la repitencia y la deserción tienen un costo de RD$ 13,748.8 millones. Una inversión adicional de capacitación del magisterio, en materiales educativos y equipamiento de aulas de RD$ 2,500.0 millones podría reducir la tasa repitencia y deserción al 4% en un período de dos años, lo que reduciría su costo en RD$ 7,638.2 millones. Si el monto ahorrado anualmente se capitaliza a una tasa del 12% y el resultado se compara con la inversión, entonces se concluye que por cada peso invertido en disminuir la repitencia y la deserción se obtienen veintiséis de beneficios, lo que coloca a dicha inversión en una posición de altísima prioridad en la escala de inversión pública, tanto dentro como fuera del sistema educativo.