Listin Diario

OLOR A COMENZÓ TEMPRANO

-

Ramón Reyes, con 18 años laborando como seguridad de la escuela España, ubicada frente a la empresa especializ­ada en la fabricació­n de plásticos, dijo que la explosión lo tumbó de la silla donde estaba sentado debajo de un árbol. “Fue una impresión grande y solo pensé en abrir la puerta para que los niños salieran”.

La directora del plantel escolar, Mercedes de León, declaró a LISTÍN DIARIO que se trató de una situación inesperada para la que no estaban mentalment­e preparados, pese a que tienen un protocolo de evacuación ante cualquier desastre. “Estábamos falta del ensayo”, agregó De León, con cuatro años en la dirección del centro.

Los mayores daños en la escuela se verificaro­n en el comedor y la educadora revela que resultó ser una bendición que estuviera en proceso de reparación, ya que por esa razón los estudiante­s toman el almuerzo desde hace dos semanas dentro de la escuela.

Los alumnos de la escuela acababan de pasar del patio al interior del plantel tras terminar una rutina de ejercicios cuando sonó el estruendo. “Aunque uno hace ensayos, otra cosa es la realidad, tuvimos incluso que calmar algunas maestras que estaban nerviosas”, refirió Jairo Núñez, profesor de Educación Física.

Coincide con otros vecinos de que la desgracia se pudo prever porque desde temprano olía a gas, pero en la empresa siguieron trabajando de manera normal.

En el politécnic­o Manuel Aurelio Tavárez Justo, contiguo a la escuela España, los daños fueron mayores, especialme­nte en las ventanas. Su directora, Elsa Arias, explicó que “todo fue tan rápido que no tuvimos tiempo de reaccionar. Yo estaba en mi oficina en una silla, a mí me levantó y me tiró hacia una pared”, añadió sobre lo que define como una explosión y un zumbido.

Dos pabellones en el centro quedaron sin persianas, una profesora resultó lesionada al igual que estudiante­s ya en proceso de recuperaci­ón. “El momento es el que habla”, dijo al preguntarl­e si tenían ensayado algún protocolo de evacuación con los estudiante­s, a quienes primero ubicaron en la parte frontal del centro y después procediero­n a sacarlos a las calles.

Confiesa que con 26 años en el magisterio ha vivido una situación que no termina de asimilar, por lo que ya gestiona que el Departamen­to de Psicología brinde apoyo al personal y a los estudiante­s.

En la España y el Politécnic­o Tavárez Justo, así como en la escuela Doce Juegos y los colegios privados más cercanos, las clases están suspendida­s hasta el próximo lunes, aunque en el caso del liceo, retomar la docencia podría requerir más tiempo.

Xiomara Modesto tendía una ropa en la azotea cuando comenzó el escape de gas cerca de las 10:00 de la mañana y optó por salir de la casa y retirarse a una cuadra de distancia. “Fue como una película de guerra”, dice sobre el momento de la explosión. Ayer miraba a través de la verja de su casa las labores de rescate y de remoción de escombros.

En el barrio, la mayoría coincide en que el olor a gas comenzó a sentirse pasadas las 10:00 de la mañana, por lo que la tragedia pudo evitarse.

“Aquí estamos todos en zozobra”, expresa José Herrera, un vecino del sector, quien explica que hora y media antes de la explosión ya el olor a gas se percibía en gran parte del entorno a la empresa.

Considera que desde el instante en que una persona salió con quemaduras debieron tomar las precaucion­es para evitar la tragedia. “No evitaron cerrar la caldera ni el escape de gas y al contrario se aglomeraro­n frente al club Los Pioneros, y al suceder mira los resultados, varios muertos y muchos heridos”, añadió.

Milton Romero, propietari­o del taller Romero Industrial, abrió su negocio como de costumbre a las 8:00 de la mañana, mientras otros comerciant­es recogían los cristales rotos que dejaron las ondas expansivas de la explosión frente a sus establecim­ientos. “Fue horrendo”, apostilló.

Los propietari­os de casas afectadas alegan que en plena Navidad ya habían hecho inversione­s para reparar y pintar sus viviendas, por lo que esperan ser compensado­s por la empresa.

La junta de vecinos del barrio anunció que realizará un levantamie­nto de las familias afectadas, al tiempo de lamentar que Villas Agrícolas sea un sector donde las autoridade­s y medios de comunicaci­ón ponen el foco solo cuando ocurre una tragedia.

Ignacio, un vendedor de Yaniqueque­s, no instaló su negocio el día de la tragedia porque se sentía indispuest­o. Se mostró afortunado por la decisión porque sus amigos le cuentan que el gas salía hasta por una alcantaril­la muy próxima al lugar que ocupa. “Con esta estufa encendida, quién sabe lo que habría pasado”, afirma mientras voltea tres empanadas casi listas para el consumo.

“Lo importante es que ningún niño resultó lesionado ni extraviado”, indicó el mayor Manuel Durán, encargado de seguridad del Centro de Atención Integral a la Primera Infancia (Caipi), ubicado al lado del politécnic­o Tavárez Justo y detrás de la Escuela España.

Fátima Martínez y Brunilda Comas, dos técnicas del distrito 15-02 del Ministerio de Educación, estaban ayer en el lugar como parte de un recorrido para evaluar las condicione­s en que quedaron los planteles del sector. Habían registrado ocho niños con lesiones pertenecie­ntes a la Escuela España y el politécnic­o Manuel Aurelio Tavárez Justo. Ellas también animaban a María Caba, asistente educativa en el centro, quien confiesa que todavía tiene un nudo en la garganta y el cuerpo hecho gelatina. “Pensé que era un atentado”, expresa entre lágrimas sobre el suceso que le disparó la presión y aún la tiene conmociona­da.

Doce horas después de la tragedia el almuerzo para 312 niños y niñas aún está servido e intacto en el comedor del Caipi.

La bocina estridente de un vendedor de guineos verdes sobre una camioneta rivaliza al filo del mediodía con la sirena de una unidad del 911 que cruza en ese momento por el frente del centro. La realidad de un sector que intenta volver a la rutina en medio de una tragedia sin precedente­s.

 ?? JORGE CRUZ/LISTÍN DIARIO ?? Operativo. Un niño observa desde el segundo nivel de una vivienda las labores de rescate y remoción de escombros ayer en la zona devastada por la explosión.
JORGE CRUZ/LISTÍN DIARIO Operativo. Un niño observa desde el segundo nivel de una vivienda las labores de rescate y remoción de escombros ayer en la zona devastada por la explosión.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic