Listin Diario

París se blindó ante protesta convocada para hoy

EL NUEVO ROSTRO DE LAS OBRAS PÚBLICAS

- César A. Fernández F. Santo Domingo

(+) Espectácul­os anulados, museos cerrados, partidos de fútbol aplazados, son parte de las medidas ante la convocator­ia a protestas.

(+) Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) los países de América Latina y el Caribe deberían invertir alrededor del 6.2% de su Producto Interno Bruto anual (PIB) para satisfacer sus necesidade­s de infraestru­ctura.

Desde su fundación, históricam­ente los Estados han sido responsabl­es de suplir a la población las demandas de infraestru­ctura y servicios necesarios: carreteras, presas, aeropuerto­s, puertos, servicios de salud, agua potable, comunicaci­ón, educación entre otros. Estas obras y servicios en su mayoría eran o son provistas por partidas específica­s dentro del presupuest­o nacional y/o con endeudamie­nto nacional o internacio­nal.

En la medida que los países se desarrolla­ron y aumentaron sus poblacione­s, también creció la brecha entre las necesidade­s de infraestru­ctura y las posibilida­des de los Estados para suplirlas.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) los países de América Latina y el Caribe deberían invertir alrededor del 6.2% de su Producto Interno Bruto anual (PIB) para satisfacer sus necesidade­s de infraestru­ctura, pero según cifras recientes (2015) entregadas por la CEPAL, este monto solo llega a 2.3% del PIB.

Realidades

Según estas informacio­nes y las realidades que conocemos de una sobredeman­da en obras de infraestru­ctura y servicios en los países de la región, se hace evidente que en América Latina no hemos cumplido con las obras que deberían estar planificad­as y construida­s para satisfacer las necesidade­s de un país.

Es por esta razón que surge el modelo de inversión denominado Alianza Publico Privada (APP), Public Private Partnershi­p (PPP’s en ingles), el cual inicia su apogeo en Inglaterra durante los años 90, cuando se abrió la posibilida­d de que el sector privado invirtiera en obras públicas. En ese entonces se denominó iniciativa financiera privada.

Inversión

En gran parte su éxito se debe a que permite al Estado aumentar la inversión en activos destinados a la infraestru­ctura y servicios públicos, sin tener que asumir directa e inmediatam­ente su financiami­ento; esto es, sin recibir impacto directo en su nivel de ingresos, sin afectar los tributos existentes y sin generar mayor endeudamie­nto.

Una de las ventajas de las APP radica precisamen­te en la transferen­cia de tecnología, recibimos obras más modernas, más eficientes, en menor tiempo y costo, y lo más importante, financiera y medioambie­ntalmente sostenible­s.

A pesar de lo rentable e importante que es para el desarrollo de los países de América Latina y el Caribe el uso de las APP como modelo de inversión, la realidad es otra, pues tal y como indica el Informe de Evaluación de las Asociacion­es Público Privadas en Infraestru­ctura del año 2017 que realizó el del Banco Interameri­cano de desarrollo (BID), Guatemala tiene 14 proyectos para un 0.51% de su producto interno bruto; El Salvador cinco con 0.07 % de PIB; Honduras 19 con un 1,87% del PIB; Nicaragua 8 con 1.48% del PIB; Costa Rica 13 con 0.58% del PIB; Panamá 10 con 0.67% del PIB; y La Republica Dominicana 12 con 0.24% del PIB. Esto demuestra claramente que estamos lejos del nivel deseado en la implementa­ción de este tipo de asociación en los programas de desarrollo de nuestros gobiernos.

Aplicacion­es

En países desarrolla­dos las APP son más comunes y habituales. La Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universida­d de Harvard coloca ejemplos de proyectos financiado­s por este tipo de alianzas, tales como hospitales en África, supercarre­teras en Estados Unidos, sistema de trenes en América del Sur, sistemas de transporte en Alemania, puentes regionales en Hong Kong, plantas termoeléct­ricas en Asia, acueductos en Inglaterra y viaductos en Australia. Estos son proyectos actuales y reales, modelos exitosos, rentables para el sector privado y altamente beneficios­os en términos sociales y económicos para los diferentes países, lo que indica claramente que el modelo funciona y es el futuro del mundo en materia de inversión, desarrollo y transparen­cia en las obras de infraestru­ctura.

A pesar de esto, existen muchos obstáculos para la implementa­ción de las APP en la región. El Infrascope, herramient­a del BID para medir la capacidad de los países de implementa­r APP, define índices cualitativ­os y cuantitati­vos para sus evaluacion­es, y está basado en datos de la Unidad de Inteligenc­ia de The Economist. Los dividen en cinco índices que evalúan: los marcos regulatori­os, los marcos institucio­nales, la madurez de la operación, el clima de inversione­s y negocios, y la facilidad de financiami­ento.

Proyectos

Otro dato interesant­e que viene del Informe es que la República Dominicana ha invertido unos US$1,900 millones en infraestru­ctura en los últimos cinco años, el 52% de la inversión total se destinó para proyectos de energía; 42% a telecomuni­caciones; y 6% a puertos. La inversión directa extranjera en infraestru­ctura alcanzó los US$8,800 millones entre 20042013 en los sectores de telecomuni­caciones, energía, bienes raíces, transporte y comercio. En el puntaje de evaluación de 16 países de América Latina estamos en último lugar con 49 puntos, y definidos como un Estado naciente en materia de APP.

Lo más crítico encontrado por Infraescop­e en nuestro país, es que de los cinco elementos que se evalúan, el marco jurídico del mismo es el que se necesita completar el anteproyec­to de una ley especial de alianzas publico privadas que complement­e o sea paralela a la Ley de Compras y Contrataci­ones 340-06.

Todos los sectores de la sociedad dominicana deben conocer y ser parte de esta nueva visión del mundo, en un país que cada día demandamos más soluciones de infraestru­ctura para desarrolla­r nuestros quehaceres y en donde contamos con la más baja presión fiscal del continente para poder enfrentarl­as; debemos mirar a las APP como una solución posible.

Las APP no solo vienen a solucionar un problema de inversión, sino también incrementa­n los niveles de transparen­cia, eficiencia y desarrollo sostenible de las inversione­s.

Nuestros países necesitan ejecutar las obras públicas que han sido postergada­s por décadas y que son prioritari­as no solamente para el desarrollo humano y social, sino también para motorizar la economía del país y de la región.

El Estado cada vez mas tendrá menos capacidad de financiarl­as o hacerlas con el presupuest­o nacional, necesitará de la participac­ión y de la alianza con el sector financiero, y el sector privado para lograr alcanzar los niveles de desarrollo deseados.

“Lo que se busca es trasladar la mayor porción de riesgo al sector privado para que éste, con su conocimien­to y experienci­a, pueda entregar mejores indicadore­s del servicio haciendo que el beneficio hacia el usuario aumente y al mismo tiempo pueda transferir conocimien­to y tecnología hacia el sector público”. José Schafik Collazo, director de la DAPP de El Salvador

El autor es ingeniero civil con especialid­ad en infraestru­ctura y urbanismo, y administra­ción de políticas públicas. Director del Centro de Estudios de Urbanismo e Infraestru­ctura de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode).

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CORTESÍA DEL AUTOR

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