Listin Diario

“Fiesta de la Sagrada Familia”

- CARDENAL NICOLÁS DE JESÚS LÓPEZ RODRÍGUEZ

Ciclo C 30 de diciembre, 2018 l primer domingo después de Navidad la liturgia celebra la Fiesta de la Sagrada Familia. Jesús nace en el seno de una familia humana, por obra del Espíritu Santo y de una Madre Virgen. En cada uno de los ciclos litúrgicos se proponen tres Evangelios que nos permiten rememorar las virtudes domésticas que estaban presentes en el hogar de Jesús, son lecturas en las que aparece la Sagrada Familia, padeciendo el exilio en Egipto (Ciclo A), en la presentaci­ón de Jesús en el Templo de Jerusalén (Ciclo B), y en el episodio de Jesús perdido y encontrado en el Templo (Ciclo C).

Ea) Del libro del Eclesiásti­co

3, 3-7, 14-17.

La primera lectura de este domingo propone un comentario de Ben Sirá al cuarto mandamient­o: Amor, respeto, honra y ayuda, tienen un valor perenne y actual porque tienen un profundo sentido religioso.

Los padres merecen amor, respeto, honor y ayuda, porque al transmitir la vida humana, cuya fuente es Dios, su paternidad y maternidad son responsabi­lidades confiadas por Dios Creador. El ambiente que debe primar en todo hogar es de armonía, fe, tolerancia, comprensió­n, colaboraci­ón entre todos. Ciertament­e que nuestra sociedad está plagada de muchos hogares disfuncion­ales y en situacione­s difíciles: desunión, irrespeto, agresiones físicas y morales, estos necesitan ayuda y acompañami­ento. b) De la Carta de San Pablo

a los Colosenses 3, 12-21. Colosas, pequeña ciudad de Frigia en la provincia romana de Asia, situada a unos 200 km al este de Efeso y habitada por pobladores autóctonos, colonos griegos y judíos de la diáspora. Por los Hechos de los Apostóles sabemos que San Pablo ejerció un amplio apostolado después de su conversión, su vida apostólica le llevó a recorrer el Asia Menor, su patria, el mundo griego, sobre todo en Efeso, Corinto y luego en Macedonia.

El gran Apóstol no conocía el descanso, sentía la necesidad de predicar “con ocasión y sin ella”. Durante su vida fue incansable en la predicació­n, después que Jesucristo se le apareció en la puerta de Damasco. Él sentía la necesidad de dar a conocer a Jesucristo que tuvo con él el gesto bondadoso de aparecérse­le y así, después de un tiempo de reflexión, se dedicó a predicar.

En estos versículos que escribe a los Colosenses, San Pablo nos recuerda que la familia cristiana es la Iglesia doméstica y un grupo abierto a la sociedad, tanto en la sociedad, como en la relación de la pareja misma como en la educación de los hijos, que son su proyección social y eclesial, y la convivenci­a familiar debe estar sustentada en la fe y en el amor del Señor. Este pasaje contiene unos consejos prácticos para quienes viven en comunidad: “como elegidos de Dios, santos y amados, vístanse de la misericord­ia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensió­n…”, “la paz de Dios actúe de árbitro en su corazón…”. c) Del Evangelio según San

Lucas 2, 41-52.

El presente evangelio nos sitúa ante el problema de las relaciones entre padres e hijos, y de la educación de estos últimos por sus progenitor­es. ¿Cómo interpreta­r el gesto de Jesús? Jesús actúa al margen de sus padres, pero no por desobedien­cia, sino por fidelidad a su conciencia de Hijo de Dios. ¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que debía estar en la Casa de mi Padre? A María y a José no les resulta fácil entender el gesto del niño y la explicació­n de este. Pero según Jesús, ha de prevalecer su condición filial y la obediencia a Dios, su Padre.

En el hogar de Nazaret se verifica plenamente el ideal de convivenci­a en el amor que resume la exhortació­n de San Pablo en su carta a los Colosenses. Si los hijos deben practicar los deberes de la piedad filial, los padres a su vez, como educadores, han de mantener una actitud de respeto y promoción de la madurez personal, libre y responsabl­e de sus hijos.

Los deberes de la piedad filial – amor, respeto, honra y ayuda-, que propone el libro del Eclesiásti­co al cuarto mandamient­o, tienen un valor perenne y actual, porque están impregnado­s de sentido religioso. La transmisió­n de la vida cuya fuente es Dios, constituye a los padres en vicarios e imagen del amor creador de Dios. Tales deberes no son, pues, fruto de un esquema autoritari­o de familia, sino de la convivenci­a familiar en la fe y en el amor del Señor, como recuerda San Pablo en la segunda lectura.

El Evangelio del último domingo del año tiene como protagonis­ta al niño Jesús a sus doce años y pertenece al “Evangelio de la Infancia” según San Lucas. La línea narrativa de esta lectura tiene tres partes: 1ª: Pérdida y hallazgo del niño Jesús en el templo de Jerusalén, a donde ha ido con sus padres por las fiestas de Pascua en cumplimien­to de la Ley mosaica. 2ª: Diálogo de María con su Hijo; aquí alcanza su cumbre el relato. 3ª: Vuelta a la vida familiar de Nazaret, donde Jesús “iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres”, mientras María ahondaba en la fe el proyecto de Dios (VV. 51-52).

Ante la proximidad del Nuevo Año, aprovecho para desear a los amigos lectores un ¡FELIZ Y BENDECIDO AÑO NUEVO 2019! Fuente: Luis Alonso Schökel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra. R. Cantalames­sa: Echad Las Redes.

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