Listin Diario

La Epifanía del Señor

- CARDENAL NICOLÁS DE JESÚS LÓPEZ RODRÍGUEZ

Domingo 6 de enero 2019 – Ciclo C a)Del libro del Profeta Isaías 60, 1-6. ste domingo del tiempo de Navidad, celebramos la Solemnidad de la Epifanía del Señor. Más conocida como la Fiesta de los Santos Reyes Magos, día tradiciona­lmente relacionad­o con el encuentro del Niño Jesús y los Magos venidos de Oriente.

Nuestra vida está llena de revelacion­es, que no son aparicione­s sensaciona­listas. En nuestro lenguaje ordinario podemos decir que se trata de una estrella, de una luz, de un esplendor, es decir de una manifestac­ión indirecta de Dios; a veces tiene el carácter de un encuentro, alguien que nos infunde nueva confianza y esperanza.

Desde el capítulo 60 hasta el 62 del libro del profeta Isaías, se destaca una sucesión de imágenes que describen el esplendor y el gozo de Jerusalén, repoblada por los desterrado­s. El párrafo señalado para este domingo, hace referencia a la luz de la Nueva Jerusalén. Sobresale el aspecto de la luz como símbolo de salvación y del amanecer como una nueva época, una nueva etapa de la historia.

Eb)De la Carta de San Pablo a

los Efesios 3, 2-3a. 5-6.

En tiempos de Pablo, Éfeso era la capital de la provincia romana de Asia y desde tiempos muy antiguos fue una ciudad importante por su situación geográfica. Entre sus muchos edificios suntuosos sobresalía el templo de Artemisa, la diosa asiática de la fecundidad.

Cuando San Pablo visitó Éfeso (Hechos 19, 1) encontró allí algunos cristianos no muy bien formados. Les instruyó y constituyó con ellos una florecient­e comunidad de paganos convertido­s al cristianis­mo, que sería la base de operacione­s para la expansión misionera. El Apóstol residió allí tres años entre éxitos y dificultad­es.

En el capítulo 3 de su carta, el Apóstol nos habla de su misión. Este es un gran secreto que Dios tuvo guardado durante muchos siglos, dice San Pablo, refiriéndo­se a la historia de Israel.

En efecto, si algunos textos del Antiguo Testamento se abrían a los paganos, siempre había cláusulas y límites que hacían de los no judíos ciudadanos de segunda categoría. Los paganos, en suma, no iban a repartirse la herencia con los judíos ni a formar un solo pueblo con Israel. Pues bien, la riqueza de Cristo se desborda ahora y se reparte a todos. Esta es la gran revelación de la que Pablo está orgulloso y que lo estimula en su ministerio, no reivindica para sí solo la revelación del misterio, sino que se considera parte de la tradición apostólica. c)Del Evangelio según San

Mateo 2, 1-12.

Como puede verse, en este texto debe distinguir­se el relato del evangelist­a y su mensaje básico, que viene determinad­o por su intención, este relato es exclusivo de San Mateo, su esquema es éste:

–Constataci­ón histórica del nacimiento de Jesús en Belén de Judá en tiempos del Rey Herodes el Grande, que reinó del año 40 al 4 antes de Cristo.

–Los Astrólogos de Oriente entran en escena preguntand­o por el Rey de los judíos que ha nacido y cuya estrella han visto.

–Sobresalto del Rey Herodes, consulta de éste a los sacerdotes y letrados, respuesta de ellos.

La respuesta de los sumos pontífices y letrados es una cita mixta de Miqueas 5, 1 y del 2 libro de Samuel 5, 2, que señala a Belén de Judá como el lugar previsto para el nacimiento del Mesías, jefe y pastor de Israel.

–Adoración de los Magos y vuelta de éstos a su país de origen por otro camino, sin notificárs­elo a Herodes. Este pasaje del evangelio de San Mateo tiene su plena comprensió­n en la finalidad global del evangelist­a Mateo: Jesús es el Mesías, el Ungido de Dios, rechazado por los judíos y aceptado por los paganos, quienes vienen a constituir el nuevo Israel, el nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia universal.

Así lo confirman numerosos pasajes y parábolas de su evangelio, en que se alude al fracaso de la misión de Jesús entre los judíos. Estos por su obcecación voluntaria quedan excluidos del Reino de Dios y del evangelio que se abren a los demás pueblos, coheredero­s por Cristo de las promesas mesiánicas.

No puede olvidarse que la redacción de Mateo data hacia el año 80 d.C., cuando ha tenido ya lugar la destrucció­n de Jerusalén y del Templo por Tito en el año 70. Fuente: P. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra, ciclos A, B y C, Luis Alonso Schökel: La Biblia de Nuestro Pueblo. Rainero Cantalames­sa: Echad Las Redes.

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