NUEVO AÑO PARA ESTAR PRESENTE Y SENTIR COMPASIÓN
Reflexionar en temporadas de descanso o vacaciones, puede convertirse en el impulso para nuevas metas, inspiraciones y motivación.
momento; concientizarse sobre lo que pasa por su mente.
2. Escuchar activamente. Colocar el cuerpo en la dirección del interlocutor/a, escuchar, no interrumpir, hacer preguntas cuando haya una pausa.
3. Atender a los sentidos. ¿Qué escucha? ¿Qué observa? ¿Qué huele? ¿Qué siente?
4. Respirar profundamente.
En su libro Cultívate, la escritora y empresaria norteamericana Lara Casey anota: “La vida que quiero cultivar es una vida en la que escucho intencionalmente, algo que puedo hacer porque no estoy apresurada – ni estoy apresurando a los demás. Puedo escuchar y ver más de las bendiciones que ya están justo en frente de mí”.
Si cada ser se compromete a tratarse a si mismo y a los demás con más compasión, paciencia y respeto, impacta a cada persona a su alrededor, y colabora con transformar la sociedad en un lugar con más igualdad, más oportunidades, y con ciudadanos y ciudadanas más saludables.
A veces, entre este y otro quehacer, se nos olvida que al final del día, somos seres humanos. Que al final de la jornada, la mejor inversión y el mejor acto de fe que se puede hacer es amarse y amar a los demás. El amor y la atención que brindamos será nuestro legado.
Este día, y los que vienen, propongámonos una tarea: estar dispuestos y dispuestas a ser vulnerables, a estar aquí y a amar plenamente. A dar, escuchar, ayudar. Está comprobado que la compasión es contagiosa; lo menos que puede pasar es que desatemos la mejor epidemia en la historia de la humanidad.