“Prestamistas” del Señor

PUBLICA LOS MARTES

Antes que todo, mis mejores deseos para este año que recién inicia, y que espero sea de mucha paz para el mundo. Hoy retomo mis fábulas con un tema que hace un tiempo vengo prestándole suma atención. Es sobre los favores que a veces creemos hacemos a los demás. Según lo que he reflexionado, y por experiencias vividas, he notado que no lo hacemos nosotros. Lo hace el Todopoderoso tomándonos como instrumento suyo. Todo un honor cuando nos elige, tanto por la satisfacción que se siente de ayudar al prójimo, como por su recompensa divina.

Es por esto que digo que somos “prestamistas” del Señor. Así como lo leen. Nos utiliza para ayudar a quienes necesitan de Él, y hace que seamos nosotros quienes vayamos en auxilio de ellos. De este modo, guardando la distancia, “mata dos pájaros de un solo tiro” como decimos popularmente: nos permite purificar nuestra alma y le extiende la mano a quién clama por su bondad y misericordia. Cierre sus ojos y transpórtese a esa ciudad fabulosa donde usted de alguna forma ayudó a alguien en su necesidad, y verá que luego de eso algo bueno llegó de retorno. Con lo material, por ejemplo, note que si da 100 pesos no tarda en recibir 200. Cuando saca ropa para regalar a alguien que la necesite, observe que de algún modo usted también recibe alguna pieza. Si da comida, sucede lo mismo, porque Dios nos multiplica lo que “le prestamos”.

De ahí la importancia de dejarnos utilizar por su grandeza para que otros vean cumplidas sus peticiones al Altísimo, y nosotros recompesadas nuestras acciones. Los invito a que en este año 2019 nos dejemos llevar por esa corriente divina que nos conduce a hacer el bien sin mirar a quién. ¡Vamos a prestarle al Señor lo que desee! El retorno del préstamo puede ser nuestra propia salvación.

Él es un Dios de amor y solo quiere que seamos su instrumento para concretar su obra. Hay otras personas a las que utiliza para dar respuesta a las peticiones suyas, deje que le responda a otros a través de usted. Es fácil. Solo déjese llevar por sus designios y verá qué placer se siente cuando nos convertimos en “prestamistas” del Señor.