Murray se retirará luego de Wimbledon
El tenista ruso Karen Khachanov, número 11 del ránking mundial, disputará el Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó, según anunció este viernes la organización del torneo, que se disputará del 22 al 28 de abril en las instalaciones del RCT Barcelona.
A sus 22 años, Khachanov es ya un asiduo del Godó, que ha disputado en tres ocasiones, con los cuartos de final de 2017 como mejor resultado.
Y es que el expupilo de Galo Blanco se ha criado tenísticamente en la capital catalana y es además jugador del RCT Barcelona, por lo que disputará una vez más un torneo en el que se siente como en casa, aunque esta vez ya instalado en la élite del tenis mundial.
Ha sido en el 2018 que acaba de final cuando Khachanov explotó todo su potencial, pasando del puesto 45 del circuito profesional al 11 que defiende en estos momentos.
La pesadumbre generalizada y el respeto que están expresando los británicos ante el retiro de Andy Murray contrasta con la barrera emocional que caracterizó la relación entre el jugador y la afición de su propio país durante muchos años.
Cascarrabias, malhumorado, petulante, frío. Esa era la imagen que tenía Murray, quien anunció que problemas físicos lo obligarían a dejar de jugar este año. También fue visto como un abanderado de la igualdad, ejemplo de cómo sacarle el máximo jugo al talento que posee uno. Entre lágrimas, Murray dijo el viernes que una lesión de vieja data en la cadera hacía que su vida en el tenis fuese una “batalla” diaria. Las mismas lágrimas asomaron en la cancha central cuando perdió ante Roger Federer la final de Wimbledon del 2012 e hicieron que finalmente se metiese en el corazón de la gente.
Después vinieron tres títulos de Grand Slam, dos medallas olímpicas y la primera Copa Davis ganada por Gran Bretaña en 79 años.
“Sentí que representaba a toda la nación”, declaró Murray en el 2012, “y que no pude hacerlo”.
Irónicamente, esa admisión probablemente fue más valorada por el público de lo que hubiera sido el título.
En un instante, Murray fue humanizado. Y tras revelar su frustración, fue aceptado por todo el país, no solo los aficionados al tenis, que respetaron su talento desde que se hizo profesional en el 2005.
A partir de ese momento, la popularidad de Murray aumentó enormemente y pasó a ser un fenómeno deportivo en Gran Bretaña. Un mes después ganó la medalla olímpica de oro, en Wimbledon, y el mismo año se llevó su primer título grande, el US Open.