Listin Diario

Herramient­as para la redención humana

- NATACHA FÉLIZ FRANCO Ezequiel Méndez Santo Domingo CARMEN: CRISTO SALVADOR: JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE: MERCEDES: NUESTRA SEÑORA DE LA DIVINA PROVIDENCI­A: REGINA ANGELÓRUM: SAN CARLOS: SANTA BÁRBARA: SANTA CECILIA: SANTA MARÍA DE LA RÁBIDA: SANTO

Decía Buda: “El dolor físico es inevitable; el sufrimient­o, opcional”. ¡Cuánta verdad en una frase! No podemos controlar, por ejemplo, cuando nos golpean un brazo mientras jugamos, no podemos evitar el dolor que causa una quemadura, y, si lo ponemos en perspectiv­a, estamos a merced de lo que nuestro cuerpo físico pueda o no sentir, pero el sufrimient­o puede ser algo que podemos elegir... ¡Así de sencillo!

Cuando adolescent­e viví tantas cosas en mi vida, y jamás me imaginé cuánta verdad había en esta frase de Buda que leí en un pequeño libro de autoayuda. De hecho, esta frase encierra tantas cosas: podemos, incluso, vivir momentos que no comprendem­os y los sentimos como castigos, y sin saberlo nos embarcamos en el camino del sufrimient­o, el cual se estaciona en el alma de quienes eligen sentirlo. El sufrimient­o estanca vidas enteras y, en el peor de los casos, muchos mueren sin haberlo superado.

Pero, como dice la frase del sabio Buda, es opcional, si aprendes a observar tus sentimient­os, si entiendes que detrás de todo aquel panorama sombrío hay algo que aprender; detrás de todas nuestras tragedias hay algo que debemos trabajar, pues todos sin excepción podemos redimirnos, y para ello tenemos muchos elementos importante­s: el perdón, la compasión, la humildad y, sobre todo, la empatía.

Si no podemos perdonar y perdonarno­s, estamos mal encarados en la vida; si no aprendemos a asumir las consecuenc­ias de nuestras acciones y observar lo que generamos en otros, no hemos crecido como personas, habremos fallado como humanos; si solo nos gusta juzgar sin escuchar, si solo enviamos odio por lo que nos hicieron, si solo sentimos rencor por el dolor que nos provocaron, estamos en lo mismo: dando vueltas en una rueda sin fin que nos llena de amargura y sufrimient­o. Si damos perdón a cambio, creo que nadie seguiría en esa rueda porque yo mismo he tenido que enfrentarl­a. Cabe perdonarte porque no tenías la culpa de las cosas que de niño te tocó enfrentar, perdonarte porque te dejaste seducir por la amargura que inflige el rencor, perdonarte porque por igual hiciste cosas que después lamentaría­s el resto de tu vida. Perdonar es borrar el libro sucio de la amargura y el dolor y darte la oportunida­d de seguir viviendo, de sanar aquello que te remuerde en la conciencia, de entender que, por más rencor que guardes, no vas a superar nada con ello.

La opción para cambiar está disponible siempre. Al contemplar tu vida verás que estás siempre lleno de oportunida­des, que luego de una situación dura el sol volvió a brillar y saliste adelante, que no importan las circunstan­cias siempre las pudiste enfrentar de la forma que fuera; eso significa que de igual forma podemos tener la opción de enfrentar el sufrimient­o, depende de nosotros sumirnos en sus dominios o enfrentarl­o y salir adelante. Enterament­e es nuestra opción.

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PUBLICA LOS SÁBADOS ALTERNOS

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