TODOS CONTRA EL NARCOTRÁFICO
La Cepal ha hablado. Todos los discursos de la demagogia oficial ruedan por el suelo, convertidos en añicos.
Desde hace varios años, bien acompañados por la voz redimida de Stiglitz, la Cepal advierte el amenazante deterioro, que corroe el modelo de desarrollo inclusivo y sustentable que las Naciones Unidas propugnan.
La bibliografía está ahí, documentos sobrios, basados en investigaciones sesudas, que han ido rastreando las huellas, cada vez más evidentes en quintiles y percentiles estadísticos, de esa tremenda injusticia social que representa la falta de igualdad, entre naciones, cuya causa es la globalización versión neoliberal, y hacia lo interno de los países, resultando menos directo, pero igualmente abominable, del Neoliberalismo que malea las conciencias despojándolas de los valores, mutándolos en precios, yenes, dólares, euros, y hasta nuestros depreciados pesitos latinoamericanos.
En mi biblioteca, manoseados y muchos comentados en sus márgenes, esos estudios me permiten con dolor y vergüenza, dar seguimiento a la caída en picada de la República Dominicana en los más bajos niveles de América Latina en cuanto a la igualdad que preconiza la Cepal.
Para aumentar mi desazón, otros datos validados también por la Cepal, subrayan culpas y enseñan claramente las equivocaciones cometidas:
¡República Dominicana, tiene un crecimiento económico de cerca de un 6%!
Al sumar ambos datos, que acepto por la credibilidad de la Cepal, envían un terrible mensaje; no es que no podemos nivelar las diferencias abismales entre los dominicanos y dominicanas, es que no se quiere, porque los que administran la economía son los que concentran en la cima de la pirámide socioeconómica el beneficio de ese crecimiento.
La igualdad no se proclama como lema, ni se iza como pancarta en campaña. Es un logro, un suceso que se produce, como parte de un proceso de desarrollo que asume el modelo de inclusión, solidario y sostenible para alcanzar niveles de satisfactores que garanticen la igualdad.
Para impulsar este proceso, se necesita un Estado competente, que coordine actores sociales en torno a proyectos de largo alcance, integrando la complejidad de las políticas, la industrial, la macroeconómica, la liberal, la social y la ambiental y cómo no, también la educativa.
Estos dominios diferentes y complejos son los elementos de las propuestas que la Cepal, que no ceja en su propósito de mejorar la vida colectiva de la gente, conforme ofrece en sus documentos mas recientes, entre ellos, “Pactos por la igualdad, hacia un futuro sostenible”.
No sé, porque no soy economista; ni pertenezco a la clase gobernante, ni a la dominante, si estas propuestas se hojean, se debaten en serio en nuestro país.
Desde el 2012, hasta ahora, Cepal analiza a profundidad la desigualdad en América Latina, sus causas estructurales, su avance al compás del dominio creciente del Neoliberalismo.
Como una hada madrina sabia y previsora de la indagación extrae consejos, propuestas, soluciones; insiste en afirmar que la igualdad es la meta; un modelo de desarrollo integral el camino, y la política, sí, la POLÍTICA, el instrumento.
Una de las propuestas remite al clásico contrato social de Rousseau, presentado ahora por Cepal en la forma de PACTOS.
De acuerdo a sus protagonistas, y al objeto o proceso, Cepal plantea a nuestros estados y a nuestras sociedades PACTOS, como medios para unir voluntades y avanzar hacia la igualdad.
Los enumero, copiándolos de los documentos publicados por Cepal en 2016.
1) Pacto para una fiscalidad con vocación de igualdad.
2) Pacto para la inversión, la política, industrias y el financiamiento inclusivo.
3) Pacto para la igualdad en el mundo del trabajo.
4) Pacto para un mayor bienestar social y mejores servicios públicos.
5) Pacto para la sostenibilidad ambiental.
6) Pacto para la gobernanza de los recursos naturales.
7) Pacto de la comunidad internacional por el desarrollo y la cooperación.
Respetuosa de la soberanía de los estados, de sus historias, de sus realidades, Cepal admite que hayan otros pactos diferentes, siempre que los sujetos los contraigan con la firme voluntad de cumplirlos.
Atrevida, mi oficio de política me impulsa a plantear al final de este artículo, un gran PACTO para que nuestro país se decida a enfrentar este impío dúo de crecimiento y desigualdad.
Un pacto entre los partidos de oposición que aun creemos en modelos de desarrollo con rostro humano, que construya estadios de igualdad para todos, y que en ese pacto sea aliada protagónica la sociedad civil para sostener e impulsar un programa que pueda ser tomado como referente por la Cepal, en sus próximos, siempre acertados y oportunos proyectos.