Plan y aventura
En el día de ayer tendría lugar –ya no en la casa del influyente ministro, sino en la que tiene en la Romana un hijo de un empresario muy, muy cercano al jefe de Estado– el gran encuentro estratégico de un sector danilista con miras a “cuadrar” un plan-aventura de alianza reeleccionista a serle presentado (¿?) al expresidente Leonel Fernández, pese al primer grito de guerra de éste, de que: “No hay marcha atrás”, y el más reciente, emulando a Juan Sánchez Ramírez en la batalla de Palo Hincado, de: “Pena de la vida al tambor que toque retirada y pena de la vida al oficial que lo mandare a tocar, aún fuere yo mismo”. En el interín, vimos a un Hipólito Mejía con Nuria muy campechano y conectando con la gente, como es característico; con muchos ciudadanos diciéndole que podrían votar por él, no asegurando que lo harían (se da por hecho que en el PRM el candidato sería Luis Abinader). El hombre, que desde el poder nos falló y le falló al país con la palabra empeñada, volvió a considerar que fue una metida de pata suya embarcarse en un fallido proyecto reeleccionista, que dividió su partido y lo sacó del poder hasta el día de hoy, y que sería traumático si el presidente Medina se decidiera por algo parecido. Sabiendo que es hombre sin rencor, y recordando a Peña, “yo lo perdoné”. Nos ‘pechamos’, tras mucho sin vernos, en casa de mi inolvidable amigo Hatuey y hace poco en Cuesta, y nos pusimos a hablar de mis aguacates en Ocoa. Entiende Hipólito –quizás por falta de un poco de roce con Obama y con Pepe Mojica– que un ego personal sin sentido es lo que lleva a los presidentes a buscar reelegirse y querer perpetuarse en el poder. El antecesor de Donald Trump en Estados Unidos, por ejemplo, llegó a decir: “De hecho, creo que soy un buen Presidente. Creo que si me presentara de nuevo volvería a ganar”, bromeó. “Pero no puedo… La ley es la ley… y ninguna persona está por encima de la ley, ni siquiera el Presidente”. Y dijo algo más: “Cuando un líder trata de cambiar las reglas en medio del juego solo para permanecer en el cargo, corre el riesgo de inestabilidad y conflictos”…Cualquier parecido con la situación interna actual del PLD gobernante, que más riesgosa y peligrosa no puede ser, es pura coincidencia. ¡Que el que tenga oídos para oír, que oiga! ción arribara al suelo patrio. La organización enfrentó la intervención norteamericana de 1965 reclamando la vuelta a constitucionalidad fracturada en 1963 y participó activamente en la contienda.
Fue al PRD que le tocó asumir la lucha de masas, el acompañamiento y los reclamos cotidianos por el respeto a las libertades públicas en los turbulentos años de finales de la década del 1960, donde muchas veces el precio de la disidencia era la muerte. De su interior han salido la gran mayoría de todas las agrupaciones y líderes del escenario político nacional, incluyendo el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de su fundador Juan Bosch, y fue el primer partido en afiliarse a una corriente ideológica internacional (La Internacional Socialista).
Dentro de muchos capítulos gloriosos de la historia de la democracia política dominicana, el PRD, que volvió al poder en 1978, a solo 60 días del gobierno de Antonio Guzmán, promulgó una ley de amnistía que posibilitó el retorno de cientos de exiliados políticos, así como la despolitización de los cuerpos castrenses.
Hoy, a 80 años de una vida no exenta de errores y fuertes traumas, el “buey que más jala”, “el del jacho”, reencontrado en una exitosa alianza política con el PLD, muestra desde el gobierno su vocación de servicio, mientras táctica, sistemática y consistentemente fortalece sus músculos para futuras jornadas.
@duvernaycesar