Se cierran los caminos para la reelección
Existe toda una orquestación mediática, desarrollada en las últimas semanas con mucha habilidad, con el objetivo de hacerle creer a la opinión pública y al pueblo dominicano, que el controversial tema de una posible nueva repostulación del presidente Danilo Medina se reduce a una lucha interna del PLD entre liderazgos de Medina y del presidente de ese partido, Dr. Leonel Fernández.
La realidad es muy distinta a lo que tendrá en juego el país en las próximas semanas. Coincidiendo con esa innegable pugna interna en el PLD, existe un tema muy superior que es el institucional y el constitucional y que está directamente relacionado a la democracia de República Dominicana. Una nueva posible reelección de Danilo Medina significaría en la práctica, reelección indefinida en el país y la instauración de una dictadura personal, sin límites en el tiempo, tipo la de Daniel Ortega, Nicolás Maduro y la proyectada por Evo Morales, en Bolivia.
Lo que estará en juego en las próximas semanas es una lucha por la democracia y contra la posible instauración de una dictadura, en la cual participarían, no sólo el Dr. Leonel Fernández, presidente del PLD, sino Luis Abinader, principal candidato de la oposición, todos los demás partidos opositores, la sociedad civil, las iglesias y todas las fuerzas vivas de la nación.
Con el contexto internacional de crisis regional en Venezuela, Nicaragua y Bolivia, que el presidente Medina, le salga al país con que quiere perpetuarse en el poder a través de cualquier subterfugio legal, o comprando descaradamente una reforma en el Congreso, decretaría de inmediato su aislamiento internacional. Es más que previsible que, si el presidente Medina toma la decisión equivocada de emular a Daniel Ortega, a Maduro o a Evo Morales, el presidente de su partido PLD, no tendría otra alternativa que denunciarlo ante la OEA, junto con Luis Abinader y los principales sectores de la vida nacional.
El contexto internacional actual no puede ser peor para los planes reeleccionistas de perpetuar a Danilo Medina. El gobierno luce trasconejado y atrapado con el tema de Venezuela, manteniendo una posición ambivalente. Hizo compromisos con China y con Venezuela y otros países que fueron claves para que RD obtuviera un puesto en el Consejo Nacional de Seguridad de la ONU, que hoy preside temporalmente.
En el artículo anterior planteé que el presidente Medina estaba bajo presión y estrés. Él mismo acaba de dar unas declaraciones en las que dijo a una comunidad fronteriza, que estaba agotado de trabajo, al grado de que las cosas que acuerda hacer en las comunidades, cuando llega al Palacio se les olvidan. Todo esto coincide con un proceso interno dentro del PLD, en el cual el danilismo luce alicaído y desorientado. Hay mucho descontento dentro de los precandidatos presidenciales que el propio presidente Medina alentó a lanzarse. Se sienten traicionados, porque saben que se trató de una estratagema para ganar tiempo y porque nunca hubo intención de fomentar relevos generacionales ni democráticos, como en su momento se les planteó.
El recorrido del Dr. Leonel Fernández por el Cibao, la semana pasada, demostró la fuerza de una avalancha gigantesca interna en su favor. Muchos cuadros del danilismo están cerrando filas con el proyecto del presidente del PLD. Para poner un solo ejemplo, el caso de San Francisco de Macorís, en que el principal dirigente del danilismo, que fue candidato a Alcalde en las pasadas elecciones, dio su apoyo público al Dr. Fernández.
El Palacio ha filtrado en las últimas horas que, la poderosa OTAN del PLD ha recomendado al presidente Medina no pronunciarse más sobre el tema de la reelección, sino dejarlo para julio. Los miembros del Comité Político del PLD, agrupados en la OTAN, saben mejor que nadie, que no se están dando las condiciones, ni internamente en el país ni en el contexto internacional, para salirles con que a Danilo hay que perpetuarlo. El mes de enero ha sido un mes de escándalos, en el que, lejos de recuperar la imagen del gobierno por más esfuerzos que se han hecho en ese sentido, ha resultado todo lo contrario. El declive y desgaste natural de casi siete años de poder, está impactando profundamente en los planes del proyecto reeleccionista, independientemente del poderoso misil de advertencia que hiciera uno de los hombres fundamentales del presidente, Gedeón Santos, de que no hay condiciones para intentar un tercer mandato consecutivo y que esto sería funesto para el país, para el PLD y para el propio presidente Medina.
A medida que pasan los días se va demostrando la inviabilidad de un nuevo proyecto de reelección; se cierran los caminos de ésta. Para suerte del país y del propio presidente Medina, aunque él no lo perciba así en este momento y se encuentre contrariado. El destino le está marcando el camino a seguir, que es el del respeto a la Constitución y el de convertirse en un ente de unidad nacional y de consenso, dentro y fuera de su partido PLD.