Listin Diario

Guaidó acciona; Maduro improvisa

- FELIPE VALLEJOS M.

El 20 de mayo del año 2018, día de elecciones presidenci­ales en Venezuela, pasará a la historia como un punto de inflexión en su prolongada crisis política, económica y social, la peor desde que el régimen chavista asumiera el poder hace ya 20 años. Aunque aquella noche Maduro se alzó con la victoria, en un proceso carente de credibilid­ad y con evidentes vicios, lo cierto es que provocó en la oposición una profunda revisión de de su estrategia y la búsqueda de una reinvenció­n que tardaría meses en llegar.

Aunque los opositores, dispersos en aquel momento, hicieron un último esfuerzo, entre diciembre de 2017 y enero de 2018, con los diálogos llevados a cabo en República Dominicana, el camino trazado más efectivo para desafiar al régimen llegaría un año después. Aupados por el control absoluto de la Asamblea Nacional, los diputados eligieron a Juan Guaidó como su nuevo presidente. Ingeniero de profesión y miembro del partido Voluntad Popular, el mismo de Leopoldo López, pronunció un discurso que serviría de crónica anunciada, en el que sostuvo que lucharía por sacar a Maduro, a quien catalogó de usurpador, para establecer un gobierno de transición y llamar a elecciones.

En una muestra clara de la hoja de ruta que habían construido, el 23 de enero, tras varios días en actividade­s a nivel nacional en los llamados cabildos abiertos, y respaldado­s por el Grupo de Lima y las manifestac­iones públicas de la OEA, Guaidó llamó a protestar masiva y pacíficame­nte en toda Venezuela, y donde quiera que se encontrara un ciudadano venezolano.

Aclamado por las masas y con los ojos del mundo puestos en Venezuela, Guaidó tenía una carta bajo la manga. En el discurso central, armado con la Constituci­ón, dijo: “Ante Dios todopodero­so, Venezuela, juro asumir formalment­e las competenci­as del Ejecutivo Nacional como presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres”.

El delirio de los presentes llegó hasta el propio Palacio de Miraflores, doblemente golpeados más tarde por el reconocimi­ento, uno por uno, de los países de la región al presidente interino” de Venezuela, un respaldo explícito y público de naciones como Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Canadá, Perú, y más importante aún, de Estados Unidos, cuyo impacto descolocó, por primera vez en mucho tiempo, al régimen liderado por Maduro. Solo México y Uruguay actuaron como muro de contención ante la ola reinante.

Antes Chávez, hoy su sucesor elegido a dedo, a lo largo de los años habían sabido lidiar con presiones internas, pero también por parte de organismos que estos considerab­an al servicio de Estados Unidos, como la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA). Otra historia fue lo que ocurrió el pasado 23 de enero, con la proclamaci­ón de Guaidó, el apoyo diplomátic­o y político de diversos representa­ntes de la comunidad internacio­nal, y la airada reacción del régimen chavista.

En respuesta, claramente acorralado, Maduro ofreció un discurso carente de estructura, incluso dándose la maña de firmar el documento que hacía oficial el rompimient­o de relaciones diplomátic­as con Estados Unidos, algo que suavizaría días después al sostener que había roto con Trump, y no con el país norteameri­cano. Remató con que estaban dispuestos a seguir vendiendo petróleo.

Mientras Maduro improvisab­a, Guaidó accionaba. Días después, reapareció el ingeniero de 35 años para llamar a movilizars­e pacíficame­nte, y socializar con familiares, amigos y cercanos a militares, en un paso considerad­o determinan­te, los puntos más relevantes de la ley de amnistía que busca que las fuerzas castrenses deserten del régimen sin temor a sufrir consecuenc­ias legales por sus acciones pasadas.

Por lo demás, el respaldo de Estados Unidos y algo más tibio, de la Unión Europea, en especial de Alemania y Francia, además de Inglaterra, ha colocado a Maduro a la defensiva, aislado y con todos los escenarios en su contra, algo que reafirmó el diputado y expresiden­te de la Asamblea Nacional, Julio Borges, en una entrevista a El Tiempo de Colombia: “o se va (Maduro) por las buenas, que es lo deseable, o, lamentable­mente, él mismo estaría escogiendo salir por las malas. Pero en los dos escenarios Maduro sale”.

La suerte está echada.

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