Retos para el sistema financiero
El reglamento de gestión de riesgos y el establecimiento de la matriz de riesgo de legitimación de capitales, son dos ejemplos de la transformación que impulsa la Superintendencia de Bancos y que trazan una ruta correcta hacia la adopción de las mejores prácticas. Dentro de los principales retos en pro de asegurar la estabilidad y seguridad del sistema financiero dominicano se encuentran:
Gestión del riesgo de liquidez: Es momento de avanzar a las mejores prácticas establecidas en Basilea III. Esto incorpora establecer un marco de Gobierno con sus políticas y estrategia de gestión, la incorporación del índice de cobertura de liquide (ICL), los modelos de pruebas de estrés, simulacros de crisis y los planes de contingencia.
Marco de riesgo operativo: Debe avanzarse al menos con el enfoque estándar promovido por Basilea II desde el 2004 y continuar la gestión del riesgo operativo a través de las metodologías de mapeo de proceso críticos y registro de incidentes.
Riesgo de crédito y la pérdida esperada: la regulación debe promover los incentivos para que las entidades desarrollen los modelos de pérdida esperada de sus carteras de crédito, no solo como parte de la estandarización hacia las Normas Internacionales de información financiera, sino como una mejor forma de reflejar los resultados esperados en los estados financieros.
Valor razonable y riesgos de mercado: Con el instructivo que promueve el uso del valor razonable, a implementarse a partir de 2020, se entiende que el primer paso previo a cualquier cálculo es categorizar las inversiones según los objetivos de negocio, para posteriormente valorarlas y finalmente reflejarlo en los estados financieros.
Riesgo estratégico y gobierno corporativo:. Debe incorporar la estrategia como parte fundamental para evaluar el funcionamiento de la estructura de gobierno. Ya la regulación ha avanzado en el establecimiento de perfiles de riesgo como descriptores en un momento del tiempo del nivel de riesgo. Pero, estos indicadores pueden ser sólo de monitoreo o propios de la gestión del área de riesgos sin necesidad de estar vinculados a los objetivos estratégicos.