+06 PASEAR AL PERRO ES UN NUEVO DILEMA EN IRÁN
(( Medios
Aunque según el Islam el perro es un animal impuro, empezaba a ser habitual ver en ciertas zonas de Teherán a ciudadanos paseando a sus mascotas por la calle, una costumbre a la que las autoridades quieren ahora poner freno.
El jefe de la Policía de Teherán, el general Hosein Rahimí, anunció esta semana que han obtenido permiso de la Fiscalía de la capital para “tomar medidas contra las personas que paseen a sus perros en lugares públicos como los parques”.
Rahimí justificó, en declaraciones a los medios oficiales, que los perros han causado miedo a algunos viadantes y que los espacios públicos “no son el lugar” para estos animales.
Tampoco van a permitir el transporte de perros en los coches, según el jefe de la Policía de Teherán, quien subrayó que van a vigilar y actuar “seriamente” para impedir que se infrinjan estas normas.
El perro, el mejor amigo del hombre para algunos y un animal impuro para otros, siempre ha sido visto con malos ojos por las autoridades de Irán, al igual que ocurre en otros países islámicos de la región.
Se trata de un “nayes esencial” para el islam, es decir, algo sucio cuyo contacto deja al musulmán en un estado de impureza que le impide cumplir con sus ritos religiosos.
Principalmente el sudor, la saliva y el pelo de los perros son los que “ensucian” a las personas y provocan que la oración “no sea válida”, en opinión del líder supremo de Irán, Ali Jameneí.
El fallecido ayatolá Ruholá Jomeiní, fundador de la República Islámica, dijo incluso en los años 80 que si la tierra pisada o meada por un perro se usa después para la construcción, ese edificio ya no es puro.
Por ello, aunque no había leyes precisas que lo prohibieran, tradicionalmente no era común tener un perro como mascota en Irán y, menos, pasearlo en espacios públicos.
Es el caso de Maral, una arquitecta de Teherán que solo saca a su perro Nabat, de cinco años y de la raza Shih Tzu, al patio y a la terraza de su casa para evitar conflictos.
“Por miedo, no lo llevo a la calle porque creo que a algunos vecinos pueden molestarle o incluso la policía me lo puede quitar alegando que no tengo derecho a pasearlo”, se lamentó a Efe Maral.
Esta joven de 30 años explicó que hasta ahora no había una ley que lo prohibiera, pero como en la práctica podías tener problemas ella nunca quiso “arriesgar la vida de Nabat”.
Con el reciente anuncio de la Policía, Maral consideró que la situación va a empeorar y que las restricciones van a ser aplicadas de “modo más duro”.
Los dueños de perros en Teherán son en su mayoría de clase media y alta del norte de la capital, que en los últimos años han seguido la moda de Occidente, de tener mascotas.
Uno de ellos, un informático de nombre Behrang, comentó a Efe que, desde hace cuatro años saca a pasear todas las noches a su perro de raza Tigre a la calle o a un parque cercano a su casa.