El valor del periodismo responsable
Los medios impresos que han cultivado, por años, un periodismo profesional responsable, han sido los grandes soportes en la construcción de las sociedades democráticas y civilizadas al servir de plataforma al libre ejercicio de la expresión de las ideas.
No existe otra opción igual que se le equipare porque la prensa independiente, como tal, ejercida en cualquier medio de audiencias masivas, como la radio, la televisión y ahora los sitios digitales, es la base sobre la cual se ha erigido lo que conocemos como opinión pública. Constituye la fuente desde la cual se nutren los ciudadanos para estar cabalmente informados de lo que sucede a su alrededor y más allá y de las ideas que aportan los pensadores, los líderes, los profesionales y analistas, para el correcto entendimiento y discernimiento de tales aconteceres.
La prensa independiente, profesional y responsable, ha sido el escudo para el mantenimiento de uno de los más sagrados atributos del ser humano: la libertad de pensamiento y expresión de las opiniones, insumos fundamentales de todo estado de conciencia que guíe el proceder y las decisiones de los ciudadanos.
Ese rol lo ha cumplido en disímiles circunstancias. Galvanizando, por ejemplo, un estado de opinión pública en defensa de las libertades y la plena democracia, o estimulando acciones colectivas para lograr el bien común en sociedades amenazadas por guerras, por epidemias, por hambrunas, por la corrupción generalizada o por la quiebra de la institucionalidad y la soberanía.
Desde cualquier plataforma que sirva a la comunicación y a la socialización de los seres humanos, esta responsabilidad tiene que estar siempre viva y presente, indoblegable, para que la humanidad no pierda su brújula, o para que las mejores ideas y pensamientos de los hombres libres no caigan en los vacíos de las banalidades, las ficciones o las falsas noticias. Aun cuando las formas modernas de la comunicación social impliquen una transición entre los modelos tradicionales hacia la esfera digital, los impresos pueden seguir jugando un papel como sólidas fuentes de la verdad, ofreciendo respuestas a los muchos porqués de las cosas que matizan nuestra cotidianidad.
Con un trabajo de profundidad y de alta visión, con un buen manejo de los antecedentes y los contextos de los hechos relevantes que constituyen noticia, el periodismo profesional puede preservar las credenciales de la confiabilidad y la credibilidad que todavía no tienen las redes sociales para que no perezcan o se debiliten los fundamentos de una opinión pública capaz, libre y decisiva, lo opuesto a la Torre de Babel.